Buenos días
luz de mi realidad.
Te saludo en
una mañana esplendida.
El sol
ilumina con delicada brillantez.
Hoy un poco
más tarde, debido a trámites impostergables.
De regreso a
mi refugio, no pude resistir la tentación de estar unos minutos en la plaza cercana
al municipio.
Los
jardineros estaban colocando plantas de estación.
Los árboles
comenzaron a vestir sus ramas con tímidos follajes de brillante verdor.
Aves
tempraneras entonando sus melodías que llegan al corazón.
En uno de
los ejemplares, sobre una rama desvestida, encontré un hermoso y solitario
pájaro.
Cautivaban
sus plumas por el colorido.
Verde,
cuello blanco y el resto de color rojo.
No entendía
por qué estaba alejado de sus compañeros.
La soledad
conmovía.
Como si leyera
mis pensamientos uno de los cuidadores del predio dijo:
“”Está solo pues es el único que nació ciego, sus hermanos son normales”.
No respondí
a la información.
¿Acaso la
ceguera es anormal para ese señor anónimo.
Es no
vidente, ello no lo hace diferente.
Sus otros
sentidos están desarrollados.
Resulto más
inteligente que aquellos que tienen la capacidad de ver.
Observé, el suave aleteo, mientras se disponía a volar en búsqueda de agua para
saciar su sed.
Mediante el
olfato encontró semillas de flores, con la intención de alimentarse.
Finalizada
esa función, regreso al árbol de la rama desnuda y allí se quedó como si
estuviera en estado de alerta.
Mientras regresaba
a casa, miles de preguntas, formulaba mi mente.
Detesto a
las personas que hacen diferencias por las dificultades que puede tener otro de
cualquier reino.
No pierde
inteligencia ni sus otros dones por carecer de visión.
Quienes
hacen la distinción son algunos terráqueos
a la hora de calificar.
¿Por qué?
¿De
sucederles a ellos discriminarían, también?
Imiten al
pájaro ciego a la hora de emitir una opinión desacertada.
La falta de
un sentido no te hace distinto a quienes te rodean.
Discriminan
los ignorantes.
Solo el
destino sabe porque ese pájaro carece de una capacidad sensorial.
Recordé,
hace mucho tiempo había leído una poesía relatando la historia de un ave con
esas condiciones, aquí, la dejo para que puedas disfrutarla tanto como yo.
“EL PÁJARO
CIEGO
Autor:
Manuel González Prada
Era un
Pájaro de nieve:
Con su
inefable cantar,
Derramaba en
tristes pechos
Alegría sin
igual.
-«Pájaro, el
Inca murmura,
Tu canción
me atedia ya:
Siempre
cantas alegrías,
Nunca lloras
el pesar.
Lanza quejas
doloridas,
Porque sufro
negro afán,
Porque
siento una amargura
Melancólica
y mortal.
Canta
canciones que aumenten
Mi congoja
más y más,
Que yo gozo
en mi tristeza,
Que yo gozo
en mi penar».
Mas el
Pájaro de nieve,
Sordo al
mandato real,
Canta
siempre la ventura,
Pero
tristeza jamás.
II
Murmura un
viejo Cacique:
-«Rey, al
Pájaro cegad,
Y con
lánguida tristeza
Su canción
exhalará».
Ciego, el
Pájaro de nieve
Siente y
sufre pena tal,
Que, si fue
de blancas plumas,
Es de negras
plumas ya.
Canta dolor
y amarguras
Con tan
lúgubre cantar
Que, a su
voz, las fieras lloran
Y se quiebra
el pedernal.
Todos
cierran los oídos,
Todos huyen
y se van:
El oír los
tristes cantos
Es gemir y
agonizar.
La hija
tierna del Monarca
Oye el canto
sin igual,
Y solloza, y
se adormece,
Y no
despierta jamás.
Prorrumpe el
Inca, estallando
Con la voz
del huracán:
-«Pronto al
Pájaro la muerte,
Pronto al
Cacique cegad».”
Produce
desazón, en pleno siglo XXI, ciertos
personajes se guíen por premisas de la prehistoria.
Con más o
menos virtudes, todos somos iguales.
No existen
diferencia cuando tenemos corazón y no una roca en su lugar.
¿En el lugar
que es tu hábitat, has visto pájaros?
¿Cuándo
pasarás por mis sueños para contarme cómo son?
Oportunidad
para satisfacer mi deseo de darte un beso.
Pasan los
días y no puedo recuperar esa potestad que tenemos las madres.
¿Cómo me
piden resignación?
Ninguna
madre asumirá jamás la ausencia del hijo pródigo.
Es fácil
decirlo, nunca puede sanar semejante dolor.
Cada noche
te espero, para verte unos instantes para cristalizar mi mayor anhelo.
¿Por qué no
me enseñaron a vivir sin vos?
No es ésta
la realidad deseada para mí, ni para ninguna mujer que haya sido bendecida con
la llegada de un hijo.
¿Quién ha
osado pensar puedo seguir en el camino de las ausencias?
Nunca lo
hubiera querido, pasó y nadie me dijo por qué tu vida sería tan efímera.
Nadie que no
haya pasado estas instancias está facultado para emitir de manera ligera
opiniones sobre sentimientos desconocidos.
Es imposible
enfrentar esa adversidad.
El
sufrimiento desarma al más compuesto.
En mi caso
particular, no me atrevería a dar consejos, ni siquiera sugerencias sobre algo
tan inmenso como la partida precipitada del ser que más se ama en todas las
vidas.
Te amo
tesoro de mi existencia.
Poco y nada
tengo que realizar en suelo terrenal.
Trazando
paralelismos, si fuera como el pájaro diferente, te lloraría con lágrimas de
cristal como las que tiene la escarcha cuando dibuja sobre el césped algunas
estrellas.
Sos mi vida.
¿Por qué a
la hora de seleccionar no me llevaron a mí?
Tengo la
certeza hubieras transformado tu dolor
en compañía de la familia chiquita.
Pido ayuda
para llegar hacia vos prontamente.
No acepto
más dilaciones carentes de sentido.
El espacio
de una madre siempre está al lado del hijo que trajo a la vida, con el objetivo
cumpliera todos y cada uno de sus proyectos.
¿Podrás
recordarme si nos legamos a en entrar?
Hijo querido, siempre en estos contactos he de
pedirte, no olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=Es0W8gYDC6Y
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