Buenos días
hijo querido.
Se repiten
las mañanas diáfanas, preludio de la despedida del invierno.
Quiero
compartirte un sueño.
Esperaba
verte para darte el beso tan ansiado.
Así lo había
pactado con tu voz.
Nos
encontraríamos en una escalera con
peldaños de madera, descendiendo a un lago de aguas verde esmeralda.
Supe después
que las algas otorgaban esa tonalidad, lo mismo que a dos cascadas bajando
sobre las rocas y a la vez acariciándolas.
Impactante
vista.
Un árbol, de
largas ramas, encorvadas por el peso de sus flores, llegaba al primer escalón
de una antigua escalera.
Los musgos
habían teñido de color verde, algunos espacios de la noble madera.
Brisa suave,
convocaba a una danza sensual, ese manto fragante de tono rosa pálido.
Pocas veces
la belleza se aglutinaba en un lugar, denominado por quienes allí tenían sus
casas de descanso, el árbol de os sueños.
¿Cómo habían
hallado ese nombre tan original?
Allí me
quedaría esperando arribaras a los míos.
Mientras
estaba entregada a la tensa espera Helios iluminaba las caídas de agua, ahora
eran verdes brillantes.
¿Estaba en
suelo terreno?
La
tranquilidad decía se trataba de
otro enclave, cuyo nombre no podían
develar, por mandato de los dioses.
¿Cuáles?
Gea y Zeus,
los principales de la edad dorada de Atenas, dedicados a cuidar y preservar las
maravillosas postales de la tierra.
¿Estaba
sola?
“No mamá,
estoy a tu lado como siempre.
No han
dejado pueda corporizarme.
Solo podrás
escuchar mi voz.
Deseo
expresarte, el amor de un hijo crece en la misma dimensión que el tuyo.
Ese es el
motivo por el que tu estado onírico te trajo aquí.
Conversaremos
de todos los temas que desees.
No puedo
revelarte si mi estado es parecido al de
ese sueño que tuviste hace un par de meses.
¿Bajamos al
lago?
Desde aquí
salen las embarcaciones ancladas en los amarraderos existentes en la casa de
cada turista o morador de las viviendas,
construidas a la vera del Lago Esperanza.
Mantén la
tuya, siempre estaré tan cerca que no
podrás imaginarlo.
Tengo por
misión cuidarte.
Lograr
tengas una vida confortable, aún, cuando no puedas verme tal como quisieras.
Estoy
siempre.
Extiende tu
mano para descender de forma segura
estará, asida a la mía.
Desearía ser
quien responda a todas tus preguntas.
Son
demasiadas, no estoy capacitado para hacerlo.
Llegará el
instante para estar juntos en la eternidad por siempre.
¿Observás
aquel velero, lentamente se acerca a nosotros para que pueda abordarlo?
No llores
mamá, debo regresar a mi hábitat.
Precisaba
decirte cuanto te quiero.
Prometo la
próxima vez podremos quedarnos más tiempo.
No me
gustaría despertar la ira de quienes esperan mi regreso.
Madre yo
también te pido nunca olvides cuanto te quiere tu hijo.”
No esperaba
este encuentro tan maravilloso.
La voz de mi
hijo denotaba la tristeza de quien está preso de la soledad.
Decidí
sentarme en uno de los peldaños de madera.
Hurgué en mi
mente, en medio de un paisaje tan hermoso, necesito dejarle letras de un poema,
por mi leído hace unos días:
“Silueta de
paja
Autor: André
Breton
A Max Ernst
Dame joyas
de ahogadas
Dos pesebres
Una cola de
caballo y una manía de modista
Después
perdóname
No tengo
tiempo de respirar
Soy un
destino
La
construcción solar me ha retenido hasta ahora
Y ahora sólo
tengo que dejarme morir
Pide el baremo
Al trote con
el puño cerrado sobre mi cabeza que suena
Un fanal en
donde se abre una mirada amarilla
También se
abre el sentimiento
Pero las
princesas se agarran al aire puro
Tengo
necesidad de orgullo
Y de algunas
gotas comunes
Para
calentar la marmita de las flores enmohecidas
Al pie de la
escalera
Divino
pensamiento en el cristal estrellado del cielo azul
La expresión
de las bañistas es la muerte del lobo
Tenme por
amiga
La amiga de
los hogueras y los hurones
Te mira en dos
veces
Lee tus
penas
Mi remo de
palisandro hace cantar tus cabellos
Un sonido
palpable abandona la playa
Negra por la
cólera de las sepias
Y roja junto
a la banderola
Traducción
de Manuel Álvarez Ortega”
Pocas veces
encontré en un sueño tanto amor en las palabras de mi hijo.
Nuevamente
al despertar, estaba sola.
Otra de mis
entelequias, desear los sueños con él sean eternos.
No despertar
a la realidad muchas veces adversa.
Jamás podré
acostumbrarme a su ausencia.
Desearía
detener las manecillas del reloj, con el propósito de anclarlas, en el tiempo
que estábamos juntos.
Riendo o
llorando.
Es un
detalle, unidos encontrábamos consuelo.
Nunca pensé
no lo tendría más a mi lado.
No existen
adjetivos para calificar la desazón unida a un dolor inmenso.
Nada se
compara con la muerte del hijo amado, el mejor amigo de su madre.
¿Para qué
vivo en contra de mi voluntad?
¿Creen
cesaré la búsqueda?
Nunca.
Es el motor
de mi vida sin policromía.
Cuando puede
acude a mis llamados.
Sabe sin su
presencia, la realidad es el peor de los castigos.
No existe
ser o personaje que pueda separarnos.
Al partir la
mitad del mi alma se fue a su lado.
Así de
enorme es nuestro amor.
Sé que el sueño
que tanto me perturba, fue una muestra de la existencia que tiene ahora.
¿Por qué si
nos necesitamos debemos estar separados?
¿Cómo se
miden las distancias crueles?
¿Qué hice
mal para mantenerme de rehén en la tierra que no quiero?
¿Por qué
nunca responden al abatimiento de una madre?
¿Vuestras
esencias nunca serán buenas?
Hijo querido,
te amo.
Fue
placentero escuchar tu voz en mis suelos.
Es cierto,
no pude verte.
Me regalaste
tu voz serena y ello llega a conformarme.
Hijo lindo,
en cada contacto, siempre he de pedirte, nunca olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=v-vFT8W_olM
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