Saturday, September 18, 2021

PELDAÑOS DE MADERA



Buenos días hijo querido.

Se repiten las mañanas diáfanas, preludio de la despedida del invierno.

Quiero compartirte un sueño.

Esperaba verte para darte el beso tan ansiado.

Así lo había pactado con tu voz.

Nos encontraríamos  en una escalera con peldaños de madera, descendiendo a un lago de aguas verde esmeralda.

Supe después que las algas otorgaban esa tonalidad, lo mismo que a dos cascadas bajando sobre las rocas y a la vez acariciándolas.

Impactante vista.

Un árbol, de largas ramas, encorvadas por el peso de sus flores, llegaba al primer escalón de una antigua escalera.

Los musgos habían teñido de color verde, algunos espacios de la noble madera.

Brisa suave, convocaba a una danza sensual, ese manto fragante de tono rosa pálido.

Pocas veces la belleza se aglutinaba en un lugar, denominado por quienes allí tenían sus casas de descanso, el árbol de os sueños.

¿Cómo habían hallado ese nombre tan original?

Allí me quedaría esperando arribaras a los míos.

Mientras estaba entregada a la tensa espera Helios iluminaba las caídas de agua, ahora eran verdes brillantes.

¿Estaba en suelo terreno?

La tranquilidad decía  se trataba de otro  enclave, cuyo nombre no podían develar, por mandato de los dioses.

¿Cuáles?

Gea y Zeus, los principales de la edad dorada de Atenas, dedicados a cuidar y preservar las maravillosas postales de la tierra.

¿Estaba sola?

“No mamá, estoy a tu lado como siempre.

No han dejado pueda corporizarme.

Solo podrás escuchar mi voz.

Deseo expresarte, el amor de un hijo crece en la misma dimensión que el tuyo.

Ese es el motivo por el que tu estado onírico te trajo aquí.

Conversaremos de todos los temas que desees.

No puedo revelarte si mi estado es  parecido al de ese sueño que tuviste hace un par de meses.

¿Bajamos al lago?

Desde aquí salen las embarcaciones ancladas en los amarraderos existentes en la casa de cada turista  o morador de las viviendas, construidas a la vera del Lago Esperanza.

Mantén la tuya, siempre estaré tan  cerca que no podrás imaginarlo.

Tengo por misión cuidarte.

Lograr tengas una vida confortable, aún, cuando no puedas verme tal como quisieras.

Estoy siempre.

Extiende tu mano para descender de forma segura  estará, asida a  la mía.

Desearía ser quien responda a todas tus preguntas.

Son demasiadas, no estoy capacitado para hacerlo.

Llegará el instante para estar juntos en la eternidad por siempre.

¿Observás aquel velero, lentamente se acerca a nosotros para que pueda abordarlo?

No llores mamá, debo regresar a mi hábitat.

Precisaba decirte cuanto  te quiero.

Prometo la próxima vez podremos quedarnos más tiempo.

No me gustaría despertar la ira de quienes esperan mi regreso.

Madre yo también te pido nunca olvides cuanto te quiere tu hijo.”

No esperaba este encuentro tan maravilloso.

La voz de mi hijo denotaba la tristeza de quien está preso de la soledad.

Decidí sentarme en uno de los peldaños de madera.

Hurgué en mi mente, en medio de un paisaje tan hermoso, necesito dejarle letras de un poema, por mi leído hace unos días:

 

“Silueta de paja

 

Autor: André Breton

 

 

 

A Max Ernst

 

 

 

Dame joyas de ahogadas

 

Dos pesebres

 

Una cola de caballo y una manía de modista

 

Después perdóname

 

No tengo tiempo de respirar

 

Soy un destino

 

La construcción solar me ha retenido hasta ahora

 

Y ahora sólo tengo que dejarme morir

 

Pide el baremo

 

Al trote con el puño cerrado sobre mi cabeza que suena

 

Un fanal en donde se abre una mirada amarilla

 

También se abre el sentimiento

 

Pero las princesas se agarran al aire puro

 

Tengo necesidad de orgullo

 

Y de algunas gotas comunes

 

Para calentar la marmita de las flores enmohecidas

 

Al pie de la escalera

 

Divino pensamiento en el cristal estrellado del cielo azul

 

La expresión de las bañistas es la muerte del lobo

 

Tenme por amiga

 

La amiga de los hogueras y los hurones

 

Te mira en dos veces

 

Lee tus penas

 

Mi remo de palisandro hace cantar tus cabellos

 

Un sonido palpable abandona la playa

 

Negra por la cólera de las sepias

 

Y roja junto a la banderola

 

 

 

Traducción de Manuel Álvarez Ortega”

 

Pocas veces encontré en un sueño tanto amor en las palabras de mi hijo.

Nuevamente al despertar, estaba sola.

Otra de mis entelequias, desear los sueños con él sean eternos.

No despertar a la realidad muchas veces adversa.

Jamás podré acostumbrarme a su ausencia.

Desearía detener las manecillas del reloj, con el propósito de anclarlas, en el tiempo que estábamos juntos.

Riendo o llorando.

Es un detalle, unidos  encontrábamos consuelo.

Nunca pensé no lo tendría más a mi lado.

No existen adjetivos para calificar la desazón unida a un dolor inmenso.

Nada se compara con la muerte del hijo amado, el mejor amigo de su madre.

¿Para qué vivo en contra de mi voluntad?

¿Creen cesaré la búsqueda?

Nunca.

Es el motor de mi vida sin policromía.

Cuando puede acude a mis llamados.

Sabe sin su presencia, la realidad es el peor de los castigos.

No existe ser o personaje que pueda separarnos.

Al partir la mitad del  mi alma se fue a su lado.

Así de enorme es nuestro amor.

Sé que el sueño que tanto me perturba, fue una muestra de la existencia que tiene ahora.

¿Por qué si nos necesitamos debemos estar  separados?

¿Cómo se miden las distancias crueles?

¿Qué hice mal para mantenerme de rehén en la tierra que no quiero?

¿Por qué nunca responden al abatimiento de una madre?

¿Vuestras esencias nunca serán buenas?

Hijo querido, te amo.

Fue placentero escuchar tu voz en mis suelos.

Es cierto, no pude verte.

Me regalaste tu voz serena y ello llega a conformarme.

Hijo lindo, en cada contacto, siempre he de pedirte, nunca olvides cuanto te quiere mamá.

 

https://www.youtube.com/watch?v=v-vFT8W_olM

 




 

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