Hola hijo
querido.
Te saludo en
una mañana hoy invernal.
Si bien
falta poco para la llegada de la primavera, después de muchos
días de lluvia apareció Helios con su cara dorada.
Nos habíamos
olvidado de su rostro sonriente para aquellos que así lo desean ver.
En el
interior de la casa, ubicada en la ladera de la montaña, la sacerdotisa se
prepara para comenzar el día.
En una tina
de piedra sobre el agua echará esencia de estrellas y flores silvestres para
sumergirse en ella.
Posterior a
un ligero desayuno, dedicará su tiempo a observar el mundo utilizando un globo terráqueo.
En el
hemisferio norte oriental, nada funciona bien.
El
terrorismo luego de veinte años, ha regresado con total impunidad.
Los niños
huérfanos, permanecen al cuidado de mayores que desde pequeños los enseñan a
empuñar un arma, para cuando lleguen a la pubertad, hayan aprendido a matar e
inmolarse por una causa que solo entienden, quienes no permiten otros piensen
diferente.
La
sacerdotisa elevará sus oraciones ante tanto desatino.
Cantará
elegías con la intención de que a ellos llegue el mismo duelo representado en
cada oración.
Esperará las
horas del amanecer europeo pata conversar con los líderes de cada región.
Pedirá
alojen en sus territorios a quienes no están de acuerdo con ese régimen.
La
sacerdotisa conoce a muchos personajes influyentes,
Ha llegado
la hora de ayudar.
No se puede
permitir, familias enteras queden destruidas, tampoco la subestimación a la
mujer a quien le han quitado el derecho
de hablar, arreglarse las manos pues puede perder sus dedos,
Convocará a
sus conocidos a rezar elegías con la
intención que el mundo occidental tome conciencia que quienes viven allá están
atravesando duelos eternos por la pérdida de sus seres queridos.
Pese a su
aspecto joven, la sacerdotisa es una mujer mayor.
En este
lugar del mundo que observa permanentemente.
Sin darse
cuenta ni pedirlo, encontró la juventud eterna.
Mirando al
mundo, solo desea ayudar.
Cuando tiene
tiempo suele caminar en soledad más de una hora para reflexionar.
No puede
quitar el dolor de su mente por el sufrimiento de los demás.
Son
necesarias muchas sacerdotisas para que el mundo pueda cambiar.
Es preciso,
otros ayuden no solo pensando sino con actitudes.
Nadie es
mejor al otro, solo diferente.
No es tan
difícil de comprender.
Estos
episodios desagradables y recurrentes, ocurren desde que nació el mundo.
Siempre el
ser parasitario quiere la posesión de aquello que pertenece a otro.
Por ello las
guerras sin fin.
Los poetas
no son ajenos a la adversidad de las circunstancias y mediante sus letras
intentan ayudar o ser paliativo de horas amargas, aquí te dejo una muestra
espero sea de tu agrado:
“ELEGÍA
Autor:Miguel
Hernández
Yo quiero
ser llorando el hortelano
de la tierra
que ocupas y estercolas,
compañero
del alma, tan temprano.
Alimentando
lluvias, caracolas
y órganos mi
dolor sin instrumento,
a las
desalentadas amapolas
daré tu
corazón por alimento.
Tanto dolor
se agrupa en mi costado,
que por
doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo
duro, un golpe helado,
un hachazo
invisible y homicida,
un empujón
brutal te ha derribado.
No hay
extensión más grande que mi herida,
lloro mi
desventura y sus conjuntos
y siento más
tu muerte que mi vida.
Ando sobre
rastrojos de difuntos,
y sin calor
de nadie y sin consuelo
voy de mi
corazón a mis asuntos.
Temprano
levantó la muerte el vuelo,
temprano
madrugó la madrugada,
temprano
estás rodando por el suelo.
No perdono a
la muerte enamorada,
no perdono a
la vida desatenta,
no perdono a
la tierra ni a la nada.
En mis manos
levanto una tormenta
de piedras,
rayos y hachas estridentes
sedienta de
catástrofes y hambrienta.
Quiero
escarbar la tierra con los dientes,
quiero
apartar la tierra parte a parte
a
dentelladas secas y calientes.
Quiero minar
la tierra hasta encontrarte
y besarte la
noble calavera
y
desamordazarte y regresarte.
Volverás a
mi huerto y a mi higuera:
por los
altos andamios de las flores
pajareará tu
alma colmenera
de
angelicales ceras y labores.
Volverás al
arrullo de las rejas
de los
enamorados labradores.
Alegrarás la
sombra de mis cejas,
y tu sangre
se irán a cada lado
disputando
tu novia y las abejas.
Tu corazón,
ya terciopelo ajado,
llama a un
campo de almendras espumosas
mi
avariciosa voz de enamorado.
A las aladas
almas de las rosas
del almendro
de nata te requiero,
que tenemos
que hablar de muchas cosas,
compañero
del alma, compañero.”
Hijo de mi
alma, es una locura, un padre permita en nombre vaya a saber de quién, cuando
deja la adolescencia, se inmole por esa causa.
Poco les
importa si las madres nunca más, volverán a ver a sus hijos.
Igual que yo
estarán inhibidas para darles un beso, como
solo nosotras lo sabemos hacer.
Preciso
darte un beso hijo querido.
Necesito
aparezcas en mis sueños para llegar al
objetivo final.
¿Cuánto
tiempo más deberé quedarme aquí?
¿Por qué no
respetan mis necesidades de madre?
¿Produce
gozo este castigo inmerecido?
No soy
originaria de este espacio plagado de toxicidad.
¿Han pensado
en la soledad de mi hijo en ese enclave
desconocido?
En mi sueño
estabas, solo.
No vi
ángeles impidiendo pasara a verlo.
Las
supuestas escaleras al cielo se terminan en alguna parte sin llevar a destino.
¿Cómo se
hace para creer?
¿Por qué mis
enigmas nunca tienen resolución?
Seguramente
no existe ninguna.
Por ello las
dilaciones sin sentido ni razón
Por ello la
locura de dejarme en un sitio devastador.
No es éste
mi lugar.
Querido hijo
te amo.
Deseo estar
con vos para siempre, desde ahora.
Las esperas
están invalidadas, por el amor maternal.
Hijo querido
en cada contacto, he de pedirte, nunca olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=4MkVwZaJCF4
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