Tuesday, October 09, 2018

LLUVIA Y LÁGRIMAS





En el ayer no lejano nos gustaba caminar bajo la lluvia.
Siempre has dicho que las pequeñas y cristalinas esferas de agua, son capaces de lavar el alma, sanarla.
La mía está plagada de cicatrices desde tu ausencia temprana.
Ignoro cuanto he caminado bajo una pertinaz llovizna.
¿Recordas nuestras caminatas bajo el agua?
Nos divertíamos como chicos cometiendo travesuras.
¿Por qué tu risa sonora cuando te preguntaba por el paraguas que habías llevado?
Riendo a carcajadas respondías “Seguro quedó colgado en el asiento del colectivo”
¿Está aún en tu memoria, un elegante paraguas de color gris que me regalaste?
No llegué a estrenarlo.
No solo era distinguido por su tono gris perla.
El largo mango de madera estaba trabajado.
Puedo decir que la pérdida fue en etapas, primero la funda, luego tu regalo.
Como siempre en estos episodios surge tu axioma preferido “Nada dura para siempre”
Es verdad.
Tampoco la vida que se esfuma en un instante.
El cansancio producto de la caminata logra que busque un sitio para descansar un momento.
No se trata de intentar protegerme de la lluvia.
Es mi deseo recrear momentos compartidos.
Fueron tanto que es imposible evitar el llanto casi desesperado.
¿Sabés que no me importa estar circulando por la calle? Tampoco el pensamiento de los pocos terrenales que cruzan mi sendero.
Necesito sosegar el latido del corazón.
No tengo miedo por una posible descompensación.
Mi deseo es llorar hasta que mis ojos se asemejen a dos cuencos secos.
Secos y áridos como la soledad que insiste en ser mi compañía.
No me produce ningún tipo de sentimientos.
En ocasiones le pediría me dejara tranquila.
¿Sabés cuando ello ocurre?
En los instantes divinos en que aparecen las luces del alba, con sus rosados bellísimos, antecediendo los primeros rayos de sol que asoman en el horizonte.
¿Por qué los designios del destino han impedido siga disfrutando de tu presencia?
¿Has visto llover en el cielo?
¿En qué momento podremos compartir tus nuevas vivencias?
Sé, no estás solo.
Abrieron los brazos para recibirte quienes te antecedieron en el camino.
Por ello te he pedido que ayudes a quien se fue a otros planos, a no sentir el peso de la falta de afectos.
Afectos que no han cambiado entre los terrenales.
Ella sabe se sufre la ausencia.
No tengo deseos de volver a mi refugio.
Desde el sitio en que estoy ubicada puedo contemplar la vida que inexorable transcurre.
Nadie se da cuenta.
Las lágrimas se mezclan con las gotas de lluvia.
Si ocurriera lo contrario, tampoco lo tendría en cuenta.
El llanto no se puede dominar cuando nace en las profundidades del alma herida.
¿Puedo pedirte no te pongas mal por mi llanto?
En este instante ha cesado la caída intempestiva de gotas.
Vuelvo a mi refugio, necesito pensar cuales serán las palabras que utilice mañana para establecer estas conexiones mágicas que nos unen mucho más allá de la eternidad y el tiempo.
Mi tesoro, sabes que te amo.
Conocés de esta espera que no resiste más análisis.
Mi cielo mientras os días transcurren, reitero mi pedido cotidiano, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.


https://www.youtube.com/watch?v=wRsn5zKCFKg

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