Duele el alma al recordar que hoy se cumplen treinta y ochos meses de tu prematura partida.
La soledad es abrumadora.
No cesaré en mi búsqueda.
No importa si estoy despierta o dormida, sos el eje de mi vida.
¿Deseás conocer mi sueño en la víspera de este día tan aciago?
Llegué a la vera de nuestro mar.
Ese que visitamos en tantas ocasiones.
Allí tenés la oportunidad de demostrar tus dotes de eximio nadador.
Recibí un aviso que indicaba que a orillas de la playa, allí donde las olas mueren dejando su corona de espuma blanca, habían descendido del cielo varios ángeles.
La ilusión de encontrarte para darte un beso logró que saliera portando un viejo farol.
¿Podrás reconocerlo?
Es un regalo que recibimos del abuelo materno.
La luz mortecina desplegaba tu imaginación.
Viajábamos a mundos fantásticos.
Mundos donde todo era posible.
Si bien el cielo se mantenía despejado, no había destellos de luna.
Como diamantes brillaban las estrellas.
Desde la orilla no podía divisar el horizonte.
Leve la brisa nocturna traía suaves melodías.
¿Pudiste escucharlas?
¿Nuevamente compartimos los mismos sentimientos?
Al fijar la vista en un punto no lejano se divisaban seres alados.
Desesperada busqué la belleza de tu rostro amado.
¿Comprendés que necesito sumergirme en la belleza de tu mirada?
Entre las figuras que se mostraban con un aspecto poco usual, a simple vista se podía una potente luz en forma de prisma descendiendo del oscuro firmamento.
Mi emoción al divisarte no se puede adjetivar con palabras.
No necesitaba iluminarme con la farola.
Tu imagen amada estaba entre los ángeles.
No dudé en internarme en las aguas.
No podría decir si estaban demasiado frías.
Mi objetivo era acercarme, para fundirnos en un abrazo.
A medida que caminaba en las aguas tranquilas, para cumplir mi derrotero, algo me detuvo.
Las figuras angeladas comenzaron su ascenso a través del potente haz de luz quien comenzaba a perder fuerzas a medida que se producía el vuelo eterno de tantas figuras añoradas.
El sabor de las lágrimas produjo mi despertar ansioso como siempre.
¿Por qué cuando se está por llegar en estado onírico a cristalizar un anhelo, despertamos angustiados?
¿Comprndés que estuve muy cerca de concretar mi búsqueda?
¿Quién impide la concreción de la misma?
¿Hasta cuando el destino mostrará su tiranía?
¿No sabe que el amor de una madre y su hijo es eterno?
La espera sin sentido produce hartazgo.
Necesito imperiosamente estar a tu lado.
Tesoro de mi alma, hoy es un día más difícil que los otros.
A esta hora de la mañana tu débil corazón dijo basta.
Imposible no evocar ese momento cargado de angustia.
Mientras sigo esperando que llegue mi momento, no puedo evitar reiterar mi pedido, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=uQCVSHsZ-K0
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