Wednesday, August 02, 2006

HISTORIA DE DESENCUENTROS

Carolina mira las hojas del almanaque que había olvidado arrancar del mismo.
Son diez, mientras las mira con sus ojos inundados de lágrimas a su mente llegan los recuerdos, todas tienen su belleza y piensa guardarlas en un libro.
La primera es graciosa y llena de ternura, lo conoció a Ernesto a través de la red, las tres que le siguen se le parecen mucho, palabras de amor, sensaciones, visión de dos mundos diferentes pero compatibles a la hora de crear proyectos, compartir sentimientos.
En la quinta un viaje sin tiempo los separa temporalmente, ella viaja a destinos lejanos, no pierde el contacto y le cuenta todas sus experiencias de esos lugares tan nuevos que guardará para siempre en sus retinas.
Vuelos entre las nubes, cruce de mares que los unen porque en la otra parte de su mundo está ese ser solitario que pasea por la playa buscando respuestas a sus inquietudes, a sus desencantos, tal vez encontrándose con el amor de otros tiempos o como casi todos los hombres con otros amores que piensan destruir éste.
El almanaque dice que un nuevo año comenzó, con otras amistades que prometen un mundo que no existe y allí aparecen los celos, la desconfianza que intenta quebrar un amor eterno.
Hay espacios en blanco son aquellos que Ernesto ocupa con frivolidad, con otras promesas de amor distantes, irreales.
Se detiene en abril, primer encuentro frustrado porque está la sombra, esa que siempre molesta y nos impide ver la realidad, los días corren Carolina emprende un viaje sin destino otra vez , hasta que la encuentra a ella, esa mujer sin rostro acosándola, decide desandar el camino y regresa vacía, sin saber que el enemigo que acosa está preparando otra jugada siniestra, como una víbora esa mujer baila una danza encantada, prometiendo amor y magia, burla y desasosiego.
Se detiene en el mes de julio un hecho fortuito y despiadado levanta amenazante sus barreras, de esos que ocurren casi a diario y veces resultan increíbles.
Ernesto está invadido por sensaciones extrañas, quizás el juego lo llevó demasiado lejos y las palabras de la otra que aparece en esta escena le hacen ver cosas que no existen, con el ansia de retener un amor del pasado que nunca será igual porque los años pasan y nos dejan marcas imposibles de borrar. Las estrellas ya no titilan, la luna plateada juega a las escondidas, el mar es una gigantesca nube que todo lo ahoga, el sol ya no abriga escondió sus destellos.
¿Volver a empezar? Si. Pero para ello él deberá tomar su propio corazón y ponerlo en su mano, de él quitar suavemente todo lo que daña, la mentira, la falta de sinceridad, la ambición, todo aquello que opaca un amor eterno.
Carolina quiere que la vean tal cual es despojada de autoritarismos, sincera como lo ha sido desde el momento en que Dios le dijo: te invito a asomarte a la vida, es bella y merece ser vivida en plenitud, alejada de fantasmas. Guarda las hojas del almanaque y confiada espera una señal, que consigo traiga la belleza del amor y despeje el camino que hoy está lleno de piedras que le impiden llegar.

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