Buenos días hijo de mi vida.
Te saludo en una mañana especial.
Hoy se cumplen setenta y ocho meses de tu partida
inadmisible.
No sé cómo he llegado hasta
este momento de i realidad.
La rechazo.
Una madre debe partir antes que su hijo amado.
En nuestro caso el horror se invirtió.
Ignoro la razón para seguir en este espacio donde no seseo
estar.
Imperiosamente deseo estar junto a vos en tu hábitat.
Todos los duelos se superan, el de un hijo jamás.
Mi mayor deseo es darte un beso y en el reencuentro confundirnos
en un abrazo eterno.
Quisiera verte ahora para mirar la transformación del tiempo
en tu cuerpo.
No puedo creer haber cumplido con tu voluntad, de incinerar
tus restos y te hayas convertido en un puñado de cenizas, que nunca pude ver,
dado que la urna que las contenía, tenía dos cerraduras.
Tu alma querida está junto
a las hilachas de la mía.
¿Cuál fue mi error para sortear ese instante dramático?
¿Por qué no te dieron una segunda oportunidad y así seguir
juntos hasta que me despidieras a mí?
Esta es otra disquisición que no puedo resolver.
En este tramo la realidad ha mostrado toda su crueldad.
Evito el llanto pues mis lágrimas te dañaban.
¿Cómo reprimirlas ante lo irreversible?
¿Por qué pasó?
_Hola mamá querida.
Sé es un día difícil para los dos.
También quiero verte, para darte un beso y ser parte de ese
abrazo eterno que muere en tus manos.
No poseo todas las respuestas, por lo tanto no puedo
contestar para mitigar tu angustia.
Estoy bien.
No aparezco en tus sueños con la frecuencia requerida. Estoy
a tu lado siempre.
Recordá los humanos sueñan pero no siempre recuerdan los
mismos.
Tus dilemas me duelen tanto como a vos.
El tiempo logrará mitigar un poco de tus angustias y agobios
absolutamente comprensibles.
Mami permite sea yo quien deje letras de poetas como las que
recibo a diario, las dejo en este enlace para que las leamos juntos.
“Carta a mi madre
Miguel Ángel Menéndez Reyes
Diciembre de 1926
Madrecita linda:
Todos mis cariños se dispersan,
y todos mis rosales se deshojan,
y todas las fragancias se me alejan.
Sólo me quedas tú, piadosa y blanca,
como nombre de amor entre mis quejas,
como hilo de agua en el desierto,
como rosa de luz entre la selva…
Eres igual a un árbol cuya fronda
llena de nidos nos protege y canta.
Madrecita linda:
Tus lágrimas se han vuelto gemas;
deja que las engarce yo
en el hilo de oro de un poema
y hacer así un collar para tu amor.
Infancia:
El delantal atado a tus caderas,
tus manos espumosas de jabón,
jabonando mi pecho de manera
que lavabas el propio corazón.
Corazón de muchacho pendenciero
que odiaba a cura y sacristán, y quiso
hacer de ellos aves de mal agüero
sin maternal permiso,
ganando seis azotes en el cuero.
¡Madrecita linda!…
¡Si te quiero mucho!…
¡No me pegues más!…
¡Muchachito lindo!…
¡Yo también te quiero!…
¡Déjame pegar!…
Y el diálogo a voces:
una de amenaza, otra de rogar,
terminaba siempre con beso y promesa
de eterna humildad.
¡Aroma de maíz recién molido!…
el humo de las viandas… ¡Mesa puesta!…
Mi madre tiene corazón de nido
y en él dormí, para soñar, la siesta.
Los pájaros, el agua, la lejía,
la ropa a componer, todo tenía
en su rutina gris una alegría…
Con el oro del sol que se ponía
troquelamos monedas deslumbrantes,
y en platino de luna que caía
montamos los diamantes
de tus mejores besos, madre mía,
dulce como la miel de los panales
y buena como el pan de cada día.
Tus manos eran hadas, nos vestían.
Tu plegaria era luz: nos alumbraba.
Y música tus besos: nos dormían
al calor del amor con que besaban.”
No sufras mamá.
Debes pensar en algún momento nos veremos nuevamente-
Antes de despedirme quiero pedirte estés tranquila, siempre
te recuerdo con todo el amor que supiste forjar en mí.
Mamá, por favor nunca olvides cuanto te quiere tu hijo_
No hijo de mi alma pese a la distancia que nos separa,
quiero sepas siempre estás junto a mí.
Mis deseos alguna vez cristalizarán.
Es difícil solo tener como comunicación estos contactos
mágicos que nos acercan más
Estás en mi refugio como siempre.
No puedo visualizarte pero sí sentirte a mi lado, en los
momentos de soledad.
Así me acompañara una multitud, siempre sentiré estoy rodeada por la soledad no
buscada.
Duele tu ausencia, duele el dolor.
Te amo más que siempre, verás en el rencuentro posible el
estallido de la felicidad de estar juntos por toda la eternidad.
¿Podrá concretarse esta entelequia?
Hijo querido, sos mi mejor obra, como es costumbre he de
pedirte por favor, nunca olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=4YnUPMB8cK4