Thursday, November 06, 2014

NOCTURNO



Pese a la hora aún se puede observar claridad en el horizonte.
El día se niega a despedirse teme que tal vez sea el final sin avizorar que mañana montado a las luces del alba aparecerá nuevamente para que sigamos disfrutando cada día que nos regala la vida.
Aguzando el oído es posible escuchar el último trino de los pájaros antes de llegar al nido.
Acompasado el movimiento de las alas permite adivinar una noche de amor en el pequeño refugio construido en las ramas fuertes del árbol.
Aves que no tiene vértigo al recrear el amor en la morada elegida.
Suave la brisa otorga movimiento a las nubes empeñadas en opacar las primeras luces de las estrellas titilando en un cielo que no ha llegado a la negrura de la noche.
Eterna entre las ramas de las especies del lugar aparecerá recortada la cara de la luna.
Más allá pueden observarse los picos eternamente nevados de la precordillera sureña.
Giro la vista, difusas imágenes me recuerdan que allí vive el océano.
Esta noche estival se muestra tranquilo.
Ha decidido hacer honor a su nombre, la ausencia de viento impedirá que ruja como si fuera una fiera hambrienta.
Apenas se notan las crestas de las olas, espumosas coronas morirán en la playa dejando  vestigios de su efímera vida marcada en la arena.
Fascinada observo el paisaje de esta noche atípica.
Momentos fugaces de soledad que disfruto oyendo los sonidos de la naturaleza.
La noche siempre ha sido asociada con el misterio.
En estas horas es posible que alguna pareja dirija sus pasos a los refugios del bosque para dar rienda suelta al más bello de los sentimientos.
Susurros de amor  se mezclarán con los sonidos de la noche.
Éxtasis y plenitud bajo un manto de estrellas.
Nocturno será el único testigo de la entrega amorosa, apasionada.
Realizo el camino inverso para llegar a mi casa.
Asciendo los escalones naturales formados en las rocas.
Débil se escucha mi música favorita, notaré la fuera de las notas en la medida que me acerque.
No tengo apuro.
La mirada rodea el paisaje majestuoso.
En el último tramo de la escalinata la luz de mercurio muestra su cara anaranjada.
Cerca de la columna alguien ha depositado una pequeña caja.
La curiosidad logra que acelere la marcha.
Se trata de una caja simple confeccionada en madera noble.
La forma imita a los baules antiguos.
Quiero saber qué contiene.
La levanto con cuidado, la tapa está entreabierta.
Perfumada luce una rosa sin espinas, está apoyada sobre algo que no alcanzo a definir.
Sentada en el escalón de piedra puedo observar mejor, debajo de los pétalos de la fragante flor se encuentra un puñado de letras.
No tengo dudas, están dormidas, son mis letras las que descansan.
Procuraré acunarlas en el camino.
Más tarde les contaré que las he extrañado.
En muchas ocasiones se han ido sin avisarme.
Esta vez parecía que el tiempo se había detenido.
Pese a que las convocaba, vanos fueron mis intentos.
Cuando despierten les rogaré que no se alejen por tanto tiempo.
Sabrán que sin ellas me veo impedida de dibujar paisajes que ilustrarán las historias de mis eternos juegos de letras.
Nos hemos reencontrado, la felicidad es completa.


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