DICIEMBRE EN TINIEBLAS

Mi cielo no podía dejar de dedicarte unas letras desordenadas en este día tan especial.
Desde que Dios te apartó de mi lado todos los despertares son iguales. La vida carece de sentido sin vos.
Te extraño de una manera que no hay palabras que puedan describir mi estado de ánimo.
No tengo más tus abrazos de oso. Me hace falta tu mirada de chocolate, ojos cautivantes que no necesitaban palabras para conocer el contenido de tus pensamientos.
Siempre brillaste con luz propia, la luz que se le otorga a los elegidos.
Como en una película en cámara lenta recuerdo cada día de tu internación.
Nunca me conformo la palabra de los especialistas, mi intuición de mamá presentía que se acercaba el final.
No me permití llorar durante esos días aún cuando hubiera querido gritar mi dolor.
Desde siempre supe que mis lágrimas lastimaban tu corazón.
Cuando te quejabas que no tenías fuerzas para hablar inventaba viajes imaginarios.
Te llevaba a paisajes soñados donde los colores tenían belleza, sabía que podías escuchar el trino de los pájaros, oir el rumor del río cantantándole a las piedras.
Letal la misteriosa muerte decidió terminar con tus sueños y los míos.
Nada le importó a esa lóbrega mujer nuestro dolor. No encontré las herramientas para atenuar tu dolor, mis caricias te tranquilizaban.
No alcanzó, tu dedo pulgar exhausto acariciaba el mío.
Estabas hermoso, tenías el color de un bebé recién nacido. Intenté capturar la belleza que precede a la muerte. Decidí no hacerlo, esa imagen quedaría para siempre tatuada en mi alma, en todo mi ser.
El desastre no terminarÍa con tu partida, al día siguiente tuve que reconocerte.
Nunca imaginé que tu cuerpo estaría contenido en una bolsa negra.
Apenas corrieron el cierre para que te reconociera, exigí que lo descorrieran para darte el último beso.
Aún conservo en mis labios la gelidez de tu carita entregada al descanso eterno.
Sensaciones encontradas y horrendas ante la visión del hijo muerto.
Imagen que no se borrará de mis sentidos mientras viva.
Estas a mi lado cuando duermo o cuando estoy despierta.
No he ido a verte al lugar donde descansan las almas.
Me horroriza saber que no podré ver la urna que contiene tus cenizas.
Se que tu luz me llevará al encuentro que tanto ansío.
Si tuviera el don de hacer desaparecer los meses del almanaque los ubicaría cuatro meses atrás.
No me acostumbro a estar sin vos.
Solo le pido a Dios que mientras tu vida fue tan efímera hayas podido captar el gran amor que sentí y siento por vos.
Siempre te quise por tus valores, la ausencia agiganta el amor de tu mamá que espera encontrarte muy pronto sentada al borde de esa estrella que ahora te aloja, como siempre te ama más que nunca tu mamá.

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