Tuesday, June 09, 2009

LA ESTATUA DE HIELO



Toda ella está grabada en las piedras.
Así como Lot se transformó en estatua de sal por mirar los despojos de Sodoma y Gomorra.
Hace un tiempo una mujer de belleza indescriptible quiso atravesar todos los tiempos con el único propósito de conservar para siempre su hermosura.
El camino no sería nada fácil, ella estaba segura de vencer todos los obstáculos con tal de llegar a su meta.
Las imágenes se perdían a su paso, las flores desaparecían, parecía que la naturaleza se escurría a medida que ella transitaba un sendero sin fin.
Intentó regresar, el miedo paralizaba su cuerpo, una mano la detuvo, asombrada miró al anciano que gracioso sonreía.
A partir de ese instante se convertiría en su compañía, sería quien le ayudara a conseguir su propósito de conservarse siempre joven.
En ese sitio despojado de todo caminarían juntos hasta llegar a la cueva de hielo, un sitio que pese a la baja temperatura reinante conservaba vestigios de vida terrena.
Árboles que enlazaban sus copas hasta formar un techo verde, aves desconocidas de colorido plumaje.
Solo regalaban sus trinos cuando el anciano lo indicaba.
Una vez por año arribaban al lugar fastuosas embarcaciones para fotografiar el espacio apenas conocido, poco accesible al común de la gente.
Esa noche comenzaría el trabajo.
A los ojos del hombre sería una mujer de hielo, solo dejaría que la brisa acariciara los cabellos ondulantes de la bella muchacha, la dotaría de alas para otorgarle una imágen angelical.
Los viajeros del crucero llegaron en el momento que la silueta de la bella mujer era emplazada en la playa.
La luz de la luna tornaba su vestimenta gélida en destellos de plata.
Algunos bajaron a la playa, quisieron dejar un recuerdo en esa figura perfecta que se veía detrás de la capa de hielo.
Necesitaban dejar un recuerdo de su paso por esa isla tan extraña ,conmovidos tallaban su nombres y fechas sobre el hielo.
El anciano que le había prometido juventud eterna no se mostraba.
Por el rostro de la muchacha rodaban las lágrimas, sentía cada puntazo que dejaban los turistas en su cuerpo yermo.
Quería reconciliarse con su vida anterior, de nada le serviría la belleza externa si no podía compartir sus sentimientos.
Necesitaba dar amor y recibirlo.
Lentamente la masa de hielo se fue diluyendo, mientras ello ocurría la cueva de hielo tomaba la forma de una casa normal, otra vez sus ojos podían admirar las flores olvidadas.
Hoy esa isla dejó de ser visitada, dos ancianos tomados de la mano caminan por la playa.

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