Monday, December 28, 2009

DE NORTE A SUR




Esperamos en el aeropuerto de Iquique, pequeño, acogedor, allí quedarán por unos días nuestros recuerdos.
Consultamos las pizarras, por suerte viajaremos sin demoras.
Los niños se resisten a dejar el equipaje, en uno de ellos van sueños de juguetes para compartir.
Ajustamos los cinturones, la voz armoniosa de la azafata anuncia que en breves minutos estaremos surcando el cielo, casi despejado, algunas nubes invitan a formar objetos, cada mirada les otorga una forma distinta, algunas se diluyen cercanas a la cordillera.
En la altura parece un caminito de piedras que lleva allá donde están los seres que amamos.
Más de cinco mil kilómetros nos separan del abrazo que espera, de la lágrima que quiere salir de su cauce, emocionada por tantos días y minutos que se transformaron en un año.
El niño se entrega al sueño, el sol parece una bolita dorada regalando sus destellos.
Las dos hermanitas imaginan sorpresas, juegos nuevos.
Los adultos cuentan los minutos para abrazarse a los suyos.
La aeronave se desplaza sobre un colchón de bruma a través de ella se puede observar desdibujado el paisaje.
Otra vez la azafata de voz armoniosa comunicará que en pocos minutos aterrizaremos en uno de los aeropuertos más australes del mundo.
Terminan los trámites en el hall central espera la familia, un año sin mimos y besos,
Se miran como si no se conocieran, las caricias aletean en las manos hasta unirse en el más cálido abrazo.
A pocos minutos erguida en soledad austral se levanta la propiedad, lista para recibir a los visitantes, su estructura de madera y piedras son semejantes a un cuento.
Por el techo inclinado la nieve caerá displicente.
Junto al árbol esperan los regalos, la chimenea deja crepitar los leños, encenderá las burbujas de champagne, brindaremos por habernos encontrado.
Se repetirán los abrazos que nacen del alma.
Un pañuelito blanco con puntillas bordadas será compartido al momento de secar las lágrimas que se escapan sin rumbo cierto.
Mañana por primera vez los niños cabalgarán.
Azabache espera manso.
Un par de ovejitas espera desvestirse entre risas, sabe que los pequeños con una maquinita la dejarán desnuda.
Afuera el cielo vestido de grises y morados anuncia una nevada tardía.
Erguida la cordillera mostrará sus picos nevados.
En la casa de los cuentos una familia sonríe expectante, la próxima aventura los encontrará juntos, tejiendo miles de historias, justo en el lugar donde las montañas eligen cambiar su pollera.

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