UN DISFRAZ SINGULAR

Hace pocos días te conté que me vestiría de mar, me gustan todas las tonalidades que adquieren las aguas abismales.
Había quedado precioso, varias veces lo probé ante el espejo.
De ninguna manera esperaba recibir un premio, con una mención me conformaba.
Comparaba los disfraces con los premios y menciones que a lo largo de casi diez años había recibido por mis letras, me habían premiado seres reales, a los que pude estrecharles la mano o quedarme asombrada con la calidez de los abrazos que se multiplicaban, eran inesperados.
Todos y cada uno de los que cultivamos la pasión por escribir sabemos el bienestar que produce un halago, una crítica que permita mejorar e iluminar un sendero, sendero que en ocasiones es preso de las sombras.
Entregada a los pensamientos no escuché la campañilla del teléfono,.
Podía escuchar el silbido del viento haciendo vibrar los cristales de las ventanas.
Escuché el timbre de la puerta de entrada.
Mi amiga de toda la vida quería que la ayudara en la confección de su atuendo.
No podía negarme a esa solicitud, el problema es que no estaba inspirada, fui al vestidor y descolgué el vestido.
Le pareció precioso, lo apretaba a su cuerpo, parecía que lo había confeccionado para ella, no dudé en regalárselo.
La pregunta fue inmediata.¿Cuál será tu disfraz?
Respondí que sería una sorpresa, no quería mortificarla, menos que sintiera que me había visto obligada a regalar un vestido, estaba segura lo luciría mejor que yo.
Después del café nos despedimos con un abrazo.
Recordé que en la PC tenía un programa que permitía realizar dibujos, dibujos perfectos hasta para un principiante.
El pincel tecnológico recorría el monitor, hacia arriba, abajo o los costados.
En un rato esbocé mi disfraz, una alegoría del silencio.
El color negro de las etéreas gasas era el perfecto contraste para una piel blanca.
El sol de las vacaciones se había ido rápidamente.
Necesitaría una peluca negra para ocultar mis rizos que el verano había aclarado hasta llegar a matices idénticos a las mieses del trigo.
Mi intención era evocar al silencio, lejos de la música de la fiesta, aparecería cuando todos estuvieran cansados con el único objetivo que llegaran a comprender el significado de mi vestido.
Los artistas ejecutaban los últimos acordes, ellos también necesitaban una pausa.
Pude acercarme a todas las mesas que ocupaban los invitados, mi presencia los atrajo.
Los silencios podían escucharse, tanto que lastimaban.
Otros concurrentes llamaron a los recuerdos, algunos se acordaron de los tiempos compartidos, hoy ausentes.
La aparición del alba pintando con luces recién nacidas el horizonte perfumado de rosas indicó el momento de la partida.
Solo los que fueron capaces de leer con los ojos del alma supieron que no era bueno convocarme.
Supieron que era necesario nombrar reina a la algarabía que trae las risas.
Solo ellos sabían que el silencio debe ser dosificado para que no haga daño.
Solo ellos saben que en el mundo que nos toca vivir hay una sola dueña y esa se llama Palabra.

http://www.youtube.com/watch?feature=pla…