Monday, April 14, 2014

NUEVE DÍAS Y SUS NOCHES



Mi nombre  es Hefesto, fui parido por Hera, desde la concepción mi madre me odió ignorando que no era el culpable de sus devaneos sentimentales.
Con el `propósito de lavar su honra no dudó en arrojarme al precipicio desde el que nadie renace sin máculas.
Tarde nueve días y sus noches en llegar al que sería mi hogar en el fondo del Olimpo.
Pensé en las entrañas de Hera que era un hijo esperado.
Me equivoqué de mi madre solo recibí desprecio y ninguna caricia, caricias que reciben los bebés recién nacidos.
Soy producto de una noche prohibida, noche donde reinaban las pasiones.
Pasiones en las que no faltaba la promiscuidad de una mujer que anhelaba tenerlo todo sin importarle las consecuencias.
De estadíos de felicidad no recuerdo más que los momentos en que estaba en el vientre de Hera, no puedo decir mi madre ya que para Hera solo fui una molestia de la que había que deshacerse rápidamente.
Con subterfugios variados ocultó a mi padre que en sus entrañas crecía un ser que no había pedido venir al mundo.
Aferrado a la vida creí que mi nacimiento despertaría en ella el instinto maternal que tienen las mujeres.
Nada más alejado de ello.
La época en la que me concibieron la ayudaba a vestir atuendos holgados que disimularan mi futra llegada.
Terciopelos y sedas bordadas con finas piedras ocultaban mi próxima llegada.
Poco antes de mi arribo, optó por realizar un viaje que la depositaría en un castillo erigido a orillas del Mar Egeo.
Una mansión lindísima donde pensé que mi llanto sería acunado por el rumor de las olas.
Pálida, con los dolores que dejan marcas en el rostro de una parturienta, no dudó en ordenar que fuera arrojado desde un precipicio que  se encontraba ubicado detrás del palacio que la había alojado hasta el momento de dar a luz.
Hera no se conmovió con los vagidos y el llanto del bebé que había parido.
Debía regresar al reino que compartía con  mi padre para ocupar un lugar que no le correspondía.
Pensó por un instante que ese recién nacido jamás sobreviviría a su cobardía.
Nueve días con sus noches, noches cargadas de brumas y tinieblas no alcanzaron para que muriera.
Toqué fondos siniestros, sin guía me acerqué al dios de los vientos ignorando que juntos podíamos ser letales.
Al principio todo era un juego, con la ayuda de Eolo encendíamos pequeñas fogatas,en adelante serían destructivas.
Sin quererlo supe que tomaría venganza contra el accionar de mi desamorada madre.
Con la ayuda de Eolo arrasábamos con todo y contra todos.
Tuve tiempo para llorar ante la destrucción que propiciaba.
Mis lágrimas no alcanzaron para amortiguar mi furia posesa.
Encendí pasiones en los terrenales, te aseguro que no puedo dominar mi voluntad y en ocasiones atravieso etapas que quisiera borrar Demi memoria para siempre.
Estoy cansado, no quiero consumir valles ni quebradas.
Amo como todos los seres terrenos, la fragancia de las flores,amo la vida que mi propio fuego va consumiendo.
Con un rugido rojo te pido que no alimentes mi sed de venganza, no construyas tu hogar en lugares prohibidos.
No estimules mi pensamiento.
Pido perdón por los desastres que ocasiono.
Benefactoras las gotas de lluvia  podrán apagarme casi para siempre.
Reza conmigo, conviértete en mis muletas.
Quiero descansar, no quiero dañar tu futuro mantente alejado de la destrucción que produzco por falta de amor.
Respétame.


http://www.youtube.com/watch?v=7nig0FfBcyQ

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