Buenos días
hijo querido.
Te saludo en
una mañana templada y húmeda.
Ayer por la
tarde tu prima me regaló amapolas en un
frasco.
Un arreglo
floral conteniendo esas flores.
No son
reales sino que están confeccionadas con una, tela especial.
Es la imagen
que da inicio a esta conexión establecida cada mañana con vos.
Las coloqué
en la mesa del comedor donde tengo unas fotos tuyas, rodeándolas.
Un arreglo
floral diferente, dado, parecen reales.
Tienen
distintos colores.
Hoy quise
compartirlas con vos.
Están adheridas
a la tierra.
Fueron
confeccionadas por la esposa del dueño del vivero.
Una mujer
que siempre confecciona, ese tipo de adornos.
En todas las
ocasiones que fui al vivero, no las hallé.
Son hermosas
y parecen reales.
Cada amapola
está sostenida por una varilla de fina madera pintada de tono verde, como si
fuera el tallo de la flor.
Están
incrustadas en un puñado de tierra.
No las había
visto con antelación.
Una mujer
muy creativa cautivando a sus clientes.
Por suerte
son muchos quienes adquieren sus creaciones.
Tu prima
tiene gustos similares a los míos.
Coincidencias
que nos hermanan en muchos sentidos.
Ambas amamos
la naturaleza de las flores, más allá de
su origen.
Todas las
especies florales son hermosas.
No importa
si son naturales o artificiales.
Todas tienen
un encanto especial.
Las amapolas,
, son una de mis flores favoritas por ser sencillas y coloridas.
A vos te
gustaban todas las flores siempre que no fueran cortadas de sus plantas.
Decías las
mutilaban, cuando ello se podía evitar, en este caso al ser artificiales no
convocarán tu enojo.
De esa
manera estamos conformes los dos.
En los campos
sembrados con otras semillas pueden encontrarse como si se tratara de
ejemplares silvestres.
El
crecimiento no es dificultoso.
Solo
requieren cuidados mínimos para obsequiar la belleza de sus flores.
En un
tiempo, estaban prohibidas, porque sus semillas tienen efectos alucinógenos .
Hoy se
venden como cualquiera de las otras flores.
El jardín de
mi refugio está repleto de flores.
Solo podría
sembrarlas en un macetero.
Quien posee
la última palabra es el jardinero que
mantiene el parque.
Deberé
conversarlo con él.
Para la
fecha seleccioné frases y citas de autores reconocidos quienes en sus letras
refieren a las amapolas.
Las dejo en
nuestro lugar de encuentro de cada mañana con la ilusión puedas acceder a su
contenido.
““Ella era
como una amapola arrugada; con ganas de beber polvo seco.”
— Virginia Woolf
“Cuando se
muere la carne el alma busca su sitio adentro de una amapola o dentro de un
pajarito.” — Violeta Parra
“¿Quién se
ha creado tales cavernas y escaleras de penitencia? ¿No han sido los que
querían ocultarse y que se avergonzaban del cielo puro? Cuando el cielo límpido
vuelva a mirar a través de bóvedas rotas la hierba y las encendidas amapolas
que crecen en los resquebrajados muros, sólo entonces volverá mi corazón a
inclinarse ante las moradas de este Dios.”
— Friedrich Nietzsche
“Cuando ya
no quedaban amapolas, no podía recogerlas de los campos. No podía recogerlas y
formar con ellas un ramillete. Cuando ya no había más amapolas en los campos de
Villa Ramiro, no podía reunir unas cuantas en un ramillete. Un ramillete de
amapolas al que unía un poco de verde para que hiciera más bonito. Pero en
invierno ya no había amapolas en los campos de Villa Ramiro. Ya no había
amapolas rojas sobre los campos amarillos de trigo o sobre las praderas verdes
de hierba.”
— Fernando Arrabal
“No dudes de
disfrutar del vino y de las mujeres, pues tarde que temprano tendrás que dormir
bajo la tierra, y no le cuentes esto a nadie. La amapola marchita no vuelve a
florecer.”
— Omar Jayam
“Sin
embargo, aquel recuerdo había hecho crecer una extraña flor en el fondo del
agujero de obús que me servía de corazón. Poco más que una rosa, apenas una amapola.
Pero era hermoso mirarla entre los escombros. Me daba fuerzas.”
— Mathias Malzieu
“«Venían del
muelle Morland, sin corbatas, sin sombreros, sofocados, mojados por la lluvia,
con los ojos brillantes. Gavroche les abordó con calma. - ¿Adónde vamos? -
preguntó. - Ven - contestó Courfeyrac. Detrás de Feuilly marchaba, o más bien
saltada Bahorel, como un pez en el agua del motín. Llevaba un chaleco carmesí y
profería palabras de esas que lo rompen todo. Su chaleco impresionó a un
transeúnte, que gritó asustado: - ¡Aquí están los rojos! - ¡El rojo, los rojos!
- replicó Bahorel -. ¡Vaya un temor gracioso, burgués! Por lo que a mí
respecta, no tiemblo ante una amapola, la caperucita roja no me inspira pavor
alguno. Créame, burgués, dejemos el miedo al rojo para los animales con
cuernos.»”
— Víctor Hugo
Tesoro de mi
existencia, te amo y extraño con intensidad.
Lo sé por
haber aprendido a escuchar los latidos de mi corazón, acariciados por tu alma
noble.
Recuerda
hijo de mi existencia solitaria, deberás pasar nuevamente por mis sueños.
Hace
bastante que no venís.
Es la única
manera,
que poseo
para entregarte todos los besos que guardo para vos.
¡Impide
marchiten!
Preciso tu
ayuda para poder estrecharte en un abrazo muy cálido, con inicio y sin final.
Por favor te
ruego calmes a mis manos, exigen con razón
Reanudar, las
caricias suspendidas por la voracidad del destino.
Siempre lo
interrogaré:
¿Por qué si
estábamos juntos, no nos llevó a los dos?
¿Por qué
ignoró mi presencia, era yo quien sostenía tu mano, aún tibia entre las mías?
Siempre se
lleva trofeos ajenos.
¿Puede ser
sea un ente tan morboso, autoritario y maligno.
Tengo la
certeza, jamás conoció el amor maternal.
Nadie le ha
otorgado los poderes que detenta.
Toma atribuciones
que no tiene.
No responderá
por falta de argumentos y capacidad intelectual.
Sabe no le
temo,
Debería
finalizar con sus propuestas siniestras, no las tengo en cuenta.
Soy libre,
no necesito consejos de nadie.
Hijo amado.
Mis planes no contemplan seguir viviendo en suelo terrenal.
Es demasiado
complejo seguir en un espacio donde no se desea permanecer-Sueño con la
construcción de mi refugio definitivo en una estrella cercana a tu hábitat.
Mi lugar
está junto a vos.
¿Cuándo
vendrás a buscarme?
Te espero
con amor y ansiedad.
No demores
tu arribo.
Espero me
reconozcas al llegar.
En mi
mochila llevaré, grandes dosis de amor.
Sentimiento
inspirado por vos desde que supe sería tu mamá.
Nueve lunas
y sus soles transitaron para producir el día más dichoso de mi existencia, fue
el de tu nacimiento.
Pude
agradecer al Universo cuando te tuve entre mis brazos.
Es un
orgullo eterno ser tu mamá.
Un bebé
curioso mirando todo a su alrededor.
Jamás pensé
tu pasaje por la vida fuera
tan breve.
Solo puedo
evocarte con amor y lágrimas.
Como es
usual en estos contactos que permiten te perciba a mi lado, envuelta, en la
fragancia de tu perfume, he de reiterar mi pedido hasta el último halito de
vida.
Por favor
nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
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