Tuesday, December 14, 2010

AMOR ETERNO





Le quedaban tres días de estadía en Italia.
Juntos habían conocido la belleza de la Isla de Capri.
En las pieles se notaba el bronceado que habían adquirido sumergiéndose en las aguas azules del océano para luego descansar sobre las blancas arenas que formar un collar imaginario en el Mar Tirreno.
Ninguno de los dos pensaba en la despedida.
Querían disfrutar cada minuto que el destino les había deparado en esas vacaciones.
Lejos del almanaque que Cronos respetaba sin pausa, cenaban a la luz de la luna.
La mesa estaba ubicada unos escalones arriba de la playa.
La luz de las velas otorgaba romanticismo al momento, miraban los anillos que lucían en los anulares de la mano izquierda.
Acordes de violines acompañaban la escena, ninguno quería que terminara la magia de esa noche espectacular.
Las gotas de rocío se balanceaban sobre los pétalos fragantes de las flores.
Sosteniéndose las manos recordaron un cuento que ella había escrito cuando se produjo el hallazgo de dos cuerpos enterrados hacía tanto tiempo.
Los arqueólogos los encontraron yaciendo abrazados, imagen del amor eterno que trascendería el tiempo.
Miradas cómplices eran el idioma de los enamorados.
Apuraron el café.
A primera hora de la mañana partirían rumbo a Lombardía.
Necesitaban rendirle homenaje a esa pareja que hacía siglos había llegado al fin de la vida abrazándose como la primera vez.
Silenciosa la muerte respetó el amor, logró que partieran juntos.
Cinco mil años después revivirían ese sentimiento que eriza la piel de los que se prodigan amor del bueno.
El viaje era una vista panorámica, cerros que mojaban sus faldas en el agua encerrando otra playa majestuosa.
Mantua esperaba a los enamorados de hoy sin dejar de custodiar a aquellos que pasarían a formar parte de la historia.
Un anciano observaba la danza de las olas, gozoso veía la espuma blanca que dejaba vestigios en la arena.
Recibió a los visitantes como si los conociera de toda la vida.
Pisadas en la arena serían testigo de su paso por esa región agreste, magnífica por su belleza.
Por la tarde recorrerían el museo.
El frío del mármol les producía escalofríos.
En uno de los lugares principales, contenidos en un cofre con tapa de cristal, lloraron al ver la imagen del amor eterno.
Daba la impresión que habían querido compartir el último suspiro.
Abrazados como ellos, la pareja pasaría el resto de sus días amándose.


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http://www.youtube.com/watch?v=bg_CCYVgoy8&feature=related

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