Thursday, December 02, 2010

VIAJE PROGRAMADO




Estaba invitada a una fiesta.
La notificación había llegado con tiempo dado que deberían desplazarse a una isla para participar del evento.
Soñaba con conocer un sitio mágico.
Sin conocerlo amaba ese mundo que había conocido a través de distintos envíos de correos electrónicos.
Los archivos adjuntos mostraban el esplendor del sitio.
La naturaleza había sido pródiga al dotarlo de tanta belleza.
De hecho estaba ansiosa era la primera vez que dejaría a sus hijos al cuidado de los abuelos en ese lugar que pocos conocían, precisamente porque los turistas llegaban a admirar la belleza a bordo de cruceros cuatros meses durante un largo año.
Paisajes agrestes que pocos querían descubrir, no sabían de la hermosura de ver la falda de los cerros, temerosas se confundían con el océano de aguas profundas, de color celeste como el cielo infinito, se sabe donde comienza, jamás donde termina.
Ella tenía su propia bahía encantada, allí pernoctaban las aves cuando el horizonte se teñía de púrpuras y rosados.
Acostumbrada al frío en cualquier época del año, soñaba con visitar la isla.
Lugar de encuentro de amistades que la distancia no pudo quebrar.
Calles angostas con perfume a flores en cada balcón.
Focos de iluminación que imitaban a las luciérnagas en las noches de estío.
Playas insinuantes que invitaban a revivir el amor que habían construido a través de los años.
Mañana sería el gran día.
Un pájaro de alas plateadas esperaba en la pista para llevarla a recorrer los sueños.
Se despojaría de la ropa invernal, a Febo regalaría la silueta.
Un bikini colorido ocultaría la fragilidad de su cuerpo, gotas saladas se adherirían a sus torneadas piernas.
Un pequeño pareo ocultaría el resto.
El mar que tanto amaba la mantendría conectada con los seres que esperarían en la casa de siempre.
Dispuesto el equipaje se dirigieron al aeropuerto.
Estaba segura que el vestido elegido para el evento atraería aún más a su pareja, el color esmeralda, hacía juego con sus ojos.
Finos bordados acentuaban la esbeltez de su cuerpo.
Tomó fuertemente la mano del ser que más amaba, en el bolso de mano llevaba una hebilla que sujetaría el manto que conformaba la cabellera.
Estaba feliz, compartían cada instante.
Nada es perfecto, el accionar de los hombres que no entienden los sentimientos, demoró el vuelo.
La espera era lo más parecido a una tortura.
Algunos pasajeros viajaban por trabajos, otros como ella solo para disfrutar el placer que regala la vida.
La angustia se convirtió en lágrimas impotentes.
Habían calculado llegar a la isla con la antelación suficiente para estar en la fiesta.
Nada de eso ocurriría.
Los intereses de otros extraviaron las maletas.
Al arribar los amigos ya habían contraído enlace.
No sabían como pedirles disculpas.
Tiempo, tiempo, no dejes que los hombres te manipulen.

http://www.youtube.com/watch?v=x0pupkkQgYU&feature=related

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