Monday, December 20, 2010

NAVIDAD BLANCA




El servicio meteorológico anuncia buen tiempo para la Nochebuena.
Las noches largas del sur otorgan una magia diferente.
Al sol tibio le cuesta despedirse del paisaje.
Perezoso se esconde detrás de la cúspide de los cerros pasadas las veintitrés horas.
Tiempo de juegos para los más pequeños.
Tiempo de esperanzas para los más grandes.
Como todos los años armaron el árbol que presidirá la cena.
Jugaron con las esferas de colores, buscaron armonía al colgar los diferentes objetos.
El hermano varón sería quien colocara la estrella en la punta del árbol.
El jede de familia el encargado de abrazar cada rama con luces intermitentes.
Apagaron las luces, la decoración era perfecta.
Los regalos estaban identificados con papeles y cintas de diferente color, cada uno llevaba una pequeña etiqueta con el nombre del receptor.
En la cocina otro era el movimiento, el aroma típico del pan dulce inundaba el sitio.
Los chicos contaban los comensales, entre ellos comentaban que había demasiados panes dulces.
No preguntarían nada, conocían la respuesta: es una sorpresa.
Envueltos en celofán esperarían el momento de partir acomodados en fila en un armario destinado a tal fin.
Por la mañana llegaron los últimos invitados del otro lado de la cordillera.
Gozosos esperan no tanto la hora de la cena sino el momento de abrir los obsequios.
El mantel bordado cubría la extensa mesa, al lado de cada copa unas hojas de muérdago y pequeñas campanitas doradas con una tarjetita indicaban el sitio a ocupar.
Culminado el brindis y los buenos deseos, irían a escuchar al padre Fran, quien ofrecería la Misa de Gallo en la Capilla Abierta ubicada en el bosque muy cercana a los cerros.
Noche de estrellas y media luna colgada del cielo.
Parecía que el Cristo de madera sonreía pese al dolor que provocaba la corona de espinas.
Por primera vez la mesa colocada al amparo de los alerces y arrayanes no estaría vacía.
La brisa movía levemente los manteles de papel, asemejaban pájaros dispuestos a volar al infinito de los sueños.
Los abuelos del geriátrico celebrarían una navidad en familia, junto a los seres que muchas tardes oficiaban de compañía.
Esa noche de Navidad Blanca, nadie estaría solo.
Augusto enfundado en su traje rojo repartía regalos y sonrisas.
En mucho, mucho tiempo esos abuelos no sentirían el dolor que provoca la soledad y el abandono.
La brisa se transforma en viento que empuja las nubes, tardía aparece una nevada que desconoce los designios del almanaque.
Instante para recordar el pasado, lágrimas que recuerdan a quienes los han dejado al libre arbitrio de la soledad.
Enfundan las manos que tantas caricias supieron dar con guantes y mitones.
Ocultan las arrugas de los cuellos con bufandas que otorgan calor y vida.
Es el momento de secar las lágrimas y compartir con la nueva familia.


http://www.youtube.com/watch?v=6vP34XZEeSU&feature=related

No comments: