Tuesday, November 02, 2010

EL CAMINO DE LAS ESMERALDAS




No hay porque asombrarse, los aeropuertos siempre están atestados de gente, vuelos demorados, trámites largos con empleados con caras aún más largas, por la cantidad de personas que deben ser atendidas con apuro cuando no se justifica, el avión emprenderá vuelo en tres horas.
Una madre distraída en el free shop suelta la mano de su hijo, para probar en sus muñecas diversidad de perfumes como si se tratara de los últimos frascos que encontrará en el salón del aeropuerto.
El llanto del pequeño taladra los tímpanos, reproducido no menos de diez veces por los altavoces que buscan a la progenitora del pequeño que berrea sin que le caiga una lágrima.
Marianela sonríe, está encantada de integrar la expedición que irá a Sudáfrica para seguir el camino de las esmeraldas.
Divertida mira una y otra vez los folletos que le entregaron en la agencia de turismo.
Mentalmente repasa el contenido de la maleta, ropa de verano, varios trajes de baño, bermudas, variedad de musculosas para emprender la travesía.
Andrea corre agitada por los pasillos del aeropuerto, otra vez el sueño le ha jugado una mala pasada, es la última en finalizar los trámites de rigor.
Instaladas en la aeronave podrán conversar.
Sostienen una copa de champagne que amablemente les ha acercado la azafata, quien anuncia pasarán un documental referido al viaje.
El protagonista del mismo es el guía que las llevará a conocer el famoso camino.
En ocho horas llegarán a destino.
Marcelo recibe a los pasajeros, a quienes les espera una hora más de viaje por senderos que serpentean las montañas.
En un claro de la selva armarán el campamento, a la vera de un lago de aguas límpidas, transparentes como el cielo.
Marianela está feliz, el sitio elegido le hará olvidar penas de vieja data.
Con la ayuda del guía arman las carpas, en el interior acomodarán los bolsos.
En ese instante se produce el primer choque entre Andrea y Marcelo, ambos tienen carácter fuerte, no será fácil la convivencia que les espera.
Discuten por cualquier detalle, ella quería orientar la carpa de otro modo, él, conocedor de la zona tiene la última palabra.
Mañana comenzarán la primera caminata, solo llevarán en su mochila aquello que resulte indispensable.
Caminos sinuosos se internan en la selva, el abrazo de los árboles oculta los rayos de un sol ardiente.
Orquídeas multicolores penden de las ramas.
Cuando aparezca el crepúsculo y el primer destello de luna asome en el cielo oscuro realizarán el primer descanso.
Andrea vuelve a discutir con Marcelo, éste acostumbrado a los viajeros difíciles opta por retirarse dejando a la muchacha hablando sola.
Roja de furia ingresa a la carpa que comparte con su amiga.
Cansada de tantas quejas Marianela no tarda en conciliar el sueño.
El trino de los pájaros anuncia el amanecer, el sol comienza a emerger desde las aguas.
El guía les dice que a mediodía llegarán a la mina donde se encuentran las esmeraldas.
Afuera podrán adquirir las piezas que deseen.
Marianela está fascinada con el paseo, no siente cansancio pese a que la caminata ha sido larga.
Para limar asperezas Marcelo compra una pequeña gema facetada sostenida por un cordón negro, la entregará a su dulce enemiga.
Ofuscada la arroja con tanta suerte que el colgante queda en la rama de un árbol.
Infructuosas son las palabras de Marcelo para calmar a la viajera.
Harto de escuchar sus quejas decide callarla con un beso apasionado.
Los expedicionarios buscan a Marianela, se dividen en grupos, es imperioso encontrarla antes del atardecer.
A esta altura de los acontecimientos Marcelo y Andrea siguen la búsqueda abrazados, la congoja apresa a la mujer.
Frente a la choza, un lugareño afila unas piedras, al observar a la atribulada pareja les pide que se queden tranquilos, otros integrantes de su familia dicen que a Marianela la vieron volar hasta perderse entre las nubes.


http://www.youtube.com/watch?v=oDuY50rJK-k&feature=related

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