No siempre las puertas se cierran por voluntad propia, a veces es necesario ponerles cerrojos para evitar que ingresen las tempestades que tanto dañan.
Tempestades que no tienen duración eterna sin embargo el instinto de conservación implica buscar un refugio.
De ninguna manera este juego de letras tiene por objetivo contarles mi historia, todos la conocen, mis amigos y aquellos que sin expresarse hacen críticas sanas que ayudan a crecer.
Nunca me consideré poeta, estoy en un continuo aprendizaje.
La modalidad de este espacio me llevó a definirme y allí me encontré con el primer escollo, no podía arrogarme el título de poetisa, busqué otras denominaciones que se ajustaran a mi forma de ser, por ello me encuadré en jugadora de letras.
Eso es exactamente lo que hago a la hora de transmitir, jugar con las letras, mostrarme tal cual soy en la vida real, vida real en la que jamás se me ocurriría utilizar un vocabulario borgiano, ya que no solo es mi estilo sino que valoro el tiempo de los que me leen y comentan y los que me regalan silencios, silencios que aprendí a escuchar, silencios que me llevarían a cometer una torpeza si dijera que no me importan.
Hace muchos años que escribo, tranquilos, no les voy a contar mi trayectoria, no es necesario.
Generalmente las personas hacen balances cuando concluye el año, en mi caso los hago todo los días, sopeso los pro y los contra con el ánimo de corregir aquello que está mal o acentuar mi postura.
Desde siempre me han enseñado a compartir y eso es lo que hice durante muchos años hasta que un día mis musas se revelaron llevándome a tomar una decisión, decisión que puede ser aceptada o criticada, mi único interés es seguir conservando el respeto que me gané sin dobleces, sin temores que me acallaran.
Hasta donde yo sé pertenezco a la raza humana, ergo tengo la cuota de vanidad con la que llegamos al mundo todos, respeto la diversidad de opiniones, aspecto de mi personalidad que se mantiene y se mantendrá firme.
Tan firmes como son mis convicciones, cuando me he sentido incómoda me aleje en silencio.
Mi supuesta vanidad no es tan grande como para pretender que todos estén pendientes de mis escritos, sería hipócrita si eso quisiera, soy esta que escribe, soy esta que asume errores y aciertos.
El sentido de este juego es agradecer a todos los que tuvieron la paciencia de leerme desde julio del dos mil seis, pedirles disculpas si los atosigué con mis juegos.
Contarles que de todos y cada uno aprendí, también de los silencios.
Soy capaz de entender todas las circunstancias, no tengo rencor hacia nadie dado que no conozco ese sentimiento que lejos de enaltecer al ser humano lo opaca.
Gracias a todos por permitirme ser durante tanto tiempo.
Llegó la hora de desplegar las alas y continuar mi vuelo en libertad.
http://www.youtube.com/watch?v=AHHUTWhKz…
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