FLORES EN LAS REJAS

Construido en el barrio de Monserrat supo ser el edificio más alto de Buenos Aires y también de América del Sur, el arquitecto que llevó a cabo la obra era un profundo admirador de Dante Alighieri, no se asusten no voy a dar un esbozo de arquitectura, sino a relatarles las percepciones de un amigo que debe trabajar sobre esa edificación tan particular.
Gabriel, es un estudiante avanzado de filosofía, debe investigar si por las noches los espíritus habitan el Palacio Barolo uno de los símbolos de Buenos Aires.
Durante el día observa la magnífica, casi mística edificación.
Consta de veintidós pisos, se repite y no por casualidad la cantidad de estrofas de la Divina Comedia.
La estructura termina en un faro semejante al Empíreo que tan bien describiera Dante en su magnifica obra, el faro refleja con estilo los nueve versos angelicales evocando los nueve cielos.
Nunca antes el estudiante había percibido tanta belleza.
Columnas torneadas parecen contener los pensamientos.
Entra al sitio, obviará los ascensores quiere ver, sentir sus pasos por la escalera.
Frío mármol capaz de atesorar recuerdos.
Las paredes son claras, al elevar la vista mira extasiado la cúpula cóncava, imágenes que conmueven, desde las alturas se sostiene una lujosa araña.
La cruz del sur reflejada en los vitreaux será su guía terrena.
Las leyendas dicen que los espíritus aparecen cuando el sol se esconde para dar lugar a que una a una las estrellas enciendan el cielo.
Abajo los empleados de las oficinas se despiden.
El sereno revisa el lugar, todo está en orden, mientras tanto nuestro protagonista va buscando distintos escondites.
Ahoga la respiración para no ser descubierto, cuando el cuidador se retire subirá los pisos que faltan.
Fascinado observa cada imagen, alerta espera encontrarse con los espectros que alberga el palacio
Las zapatillas que calza permiten no se escuchen sus pasos al ascender la escalera en forma de caracol.
Recuerda cada pasaje de la Divina Comedia, un amor tortuoso que lleva por los caminos del infierno, cielo y purgatorio.
Una rosa blanca se abraza a la reja negra.
Cree escuchar otras voces, sabe que está solo.
El aroma de la flor se intensifica.
Por fin los ve.
Dos siluetas se encuentran en la escalera, un hombre aturdido por un amor imposible y una niña muy parecida a un ángel.
Pellizca sus brazos, no esta transitando un sueño.
Las figuras del gran Dante y Beatrice se están despidiendo para siempre.
Una flor en la reja es testigo elocuente de aquello que ha visto.


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