Thursday, April 25, 2013

EL EXILIO DE LAS MUSAS



En cada instante del día trato de evocarlas.
No importa si estoy caminado por majestuosos paisajes sureños, no importa si el otoño solo se nota en la languidez de los tonos amarillos, no importa la desnudez de las ramas de los árboles, la temperatura ambiente los contradice.
Desnudos muestran el alma, alma llena de nudos, nudos rugosos que son estigma que quizás en primavera impidan el paso constante de la savia, savia que los alimenta con el único objetivo de continuar la vida útil que tienen signada.
Árboles desnudos semejantes a fantasmas, fantasmas que moran mundos tenebrosos, mundos opacos, mundos sin luz, mundos ausentes de sonidos, sonidos melodiosos mutaron a un silencio profundo, silencio que no está solo, silencio que agazapado en el anonimato castiga sin piedad, sin piedad ni disimulo.
Silencio que a veces logra sus anhelos de colocar mordazas, silencio que logra las musas se disparen con destino incierto.
He pensado en el por qué del exilio de mis musas, las comprendo aún no han aprendido a vivir en el orbe de los violentos, violencia que se manifiesta en forma elíptica, violencia que no es directa.
Violencia velada que al castigar al inocente hiere a quien no se lo merece.
Las musas conocen miles de historias, fantásticas o de las otras.
Prefiero a las primeras, musas capaces de contarte la belleza de un paisaje, musas que no se detienen intentando llegar a tu alma.
Musas que viajan en el tiempo para ubicarte en cualquier época.
Musas que se visten con gasas etéreas y volátiles para llevarte a conocer sitios donde todo resplandece.
Musas que conservan su belleza vestidas de harapos o disfrazadas de reinas.
Musas incontenibles cual catarata cristalina que vierte el agua ruidosa en el fondo de un río, con sus acordes lentamente desgasta las rocas.
Las he convocado infinidad de veces, el único interés era compartir instantes amenos.
Hoy han partido a un exilio no buscado, ignoro el tiempo que permanecerán ausentes.
No puedo exigirles absolutamente nada, han sido generosas, con ellas desplegué alas imaginarias para recorrer espacios donde imperaban la magia y fantasía de las letras.
No tengo dudas que voy a extrañar su ausencia, son sabias, retornarán cuando el alba pinte todos los rincones con sus colores rosados.
Regresarán cuando el sol emerja de las profundidades del agua.
Tal vez cuando el crepúsculo llame a la oscuridad.
Quizás aparezcan cuando el nocturno encendiendo las estrellas, manto negruzco convocando los destellos de la luna.
Dejo que partan hacia su destino, espero que regresen para que a través de ella pueda seguir ejercitando el verbo compartir.
No deseo que ellas se conviertan en árboles desnudos, vigías de momentos inexplicables cuando de utilizar el raciocinio se trata.
No me atrevo a despedirlas, las despedidas casi siempre traen lágrimas, lágrimas visibles o de las otras, lágrimas que inundan el corazón hasta dejarlo laxo.
Quiero que sean como el faro que ilumina al navegante, ese faro que nunca apaga sus luces, si eso no ocurre entenderé por fin que ha llegado el ocaso.

https://www.youtube.com/watch?v=MPvS0g2p…

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