Wednesday, April 03, 2013

ALMA GUERRERA





Hoy quiero trasladarte a la época en que transcurrió mi vida.
Fui la hija mayor de un matrimonio que se amó con la locura propia del sentimiento que embriaga a los seres humanos, tengo tres hermanos más pequeños.
Desde chica descarté los juegos tradicionales en una niña, nada de muñecas o cunas para ellas, preferí estar al lado de mi padre quien me enseñó la destreza de empuñar una espada, arcos y flechas para subsistir.
A temprana edad recibí la primera espada, de madera, sin filos que me pudieran lastimar.
Los vikingos acechaban nuestro castillo.
No creas que por ser tal era una mansión, cada piedra rosada fue apilada por mis padres para protegernos del ataque de los enemigos.
Los vikingos además de fortaleza corporal tenían medios y armas para sobrevivir.
Recuerdo a mi madre enferma, antes de despedirse de la vida me regaló la única joya que tenía además de su alianza matrimonial.
Lloré su ausencia, pronto debí aprender las tareas para salir adelante, educar a mis hermanos, ser un poco la mamá que no llegaron casi a conocer.
Dicen que soy una mujer hermosa, no lo sé, aún no encontré el amor, tengo veinte años, me conoce con el nombre que adopté como guerra, para mi gente soy el Águila.
Águila que prefirió vestir ropas informales para poder combatir a los intrusos que querían adueñarse de nuestra propiedad.
Nunca dudé en acompañar a mi padre a los bosques, cualquier animal sería una presa que nos permitiría subsistir.
Mi caballo me lleva a todas partes, juntos somos una multitud en estado de alerta para defender nuestro territorio.
Visto un simple pantalón, una camiseta holgada para ocultar mis formas y una chaqueta de cuero con piel.
Inevitablemente el yelmo que utilizo para protegerme oculta el manto de mi cabellera y mi rostro.
En la bota derecha escondo mi espada.
He visto morir a mi padre, una flecha le atravesó el corazón.
Ante su cuerpo inerte juré ser un soldado más.
Sé que el tiempo no será suficiente para calmar las profundas heridas que llevo en el alma.
Mis brazos están cubiertos de cicatrices, cicatrices que son condecoraciones de batallas ganadas a los vikingos.
Mi carácter fue templado por el dolor.
Fuimos al bosque a cazar, allí tomamos prisioneros a representantes del invasor.
No voy a negarlo, me enamoré de un prisionero, un vikingo apuesto, portador de la mirada más bella que recuerdo.
Pude sumergirme en sus ojos del color del océano con pasión.
Me entregué con amor, disfrutamos cada instante que pasamos juntos.
Salvó a uno de mis hermanos de la sed de sus pares, sed de venganza, sed de matar,
Reprimí mis emociones al despedirlo, entendí que tenía que volver con su gente.
Mi lucha seguirá, estoy dispuesta a deponer los sentimientos que apresan a cualquier mujer luchando por los míos.
Ellos confían en su Águila, nunca los defraudaré aún cuando por dentro vaya muriendo mi corazón.
Tal vez mañana cuando la paz impere en nuestro territorio, puede ser como una rosa que abre sus pétalos fragantes en la tibieza de tus manos hoy lejanas.
No es tiempo de capitular, solo tengo la certeza que jamás pederé la capacidad de soñar.

http://www.youtube.com/watch?v=BYlV10qTFu8

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