Friday, July 26, 2013

ATARDECER EN EL BOSQUE





Mi vida es efímera, suelo habitar lugares húmedos donde los árboles sin temor se abrazan formando un techo de hojas perennes en el sendero que los atraviesa.
Necesitaba que cayera la tarde para que me pudieran observar.
Mis amigos los habitantes de este sitio mágico estaban ensayando un concierto para recibirme.
No me dejé ver.
Como toda mujer soy curiosa, la sorpresa  se anticipaba.
Cualquiera que no me conociera no se daría cuenta quien soy.
Mi apariencia  no encandila a nadie a la vista  diurna, semejante a otras especies que moran en los lugares boscosos, lugares donde no es necesario que haga calor aún cuando mi esencia los prefiera ya que alargan mi corta vida..
¡Qué distraída soy!
Olvidé contarte que soy una Luciérnaga, algunos suelen llamarme bichito de luz.
Exhausta por el viaje decidí posarme en una hoja, suave la brisa lograba ejecutara una danza indescriptible.
Mientras esperaba sujeta al mullido verdor de quien me sostenía, observaba que la ardilla mayor en sus manos blandía la batuta.
La orquesta debía sonar con acordes melodiosos, tan melodiosos que fueron capaces que los pimpollos se convirtieran en pocos segundos en flores impresionantes.
Creí que algunas lloraban, me di cuenta que las esferas circulares del rocío agregaban más belleza a la innata.
Estuve presente en el momento que guardaron los instrumentos.
El ensayo anticipaba un festejo memorable.
No estaba conforme con mi aspecto, demacrada, vestida de gris, debía estar acorde al festejo con el que me recibirían.
Opté por vestirme de luz.
Luz que me indicó el camino correcto.
Pedí ayuda a las otras luciérnagas, estaban gozando de un descanso reparador.
No les importó interrumpirlo, todas concurrieron en mi ayuda para que en el final de mi corta vida fuera inolvidable.
Me veía bien, el tiempo no sobraba, tenía que buscar que mi vestido de luces fuera capaz de abrir el corazón de los incrédulos.
La mesa estaba tendida, las velas encendidas no opacarían mi luz.
Todos trabajaron para que nada faltara.
Entre la muchedumbre de duendes y hadas advertí t presencia, debo reconocer que al principio no pude contener el temor que hacía que mis alas tuvieran un movimiento difícil de controlar.
Tu sombra lejos de arredrarme me brindó energía desconocida.
Sería una torpeza de mi parte decir que no se me escapó una lágrima de compasión, compasión al notar que te olvidaste de compartir todos tus momentos como antes.
No te juzgaré, para ello existe un ser superior.
Tengo muy claro que las luces del alba decretarán mi fin, no o hasta el final.
Esperaré con la sapiencia que dicta el deber cumplido que puedas abrir tu corazón con el único objetivo que sepas valorar cada detalle que la vida te regala.
Mi tiempo expira, lamento que no hayas podido observar la pequeña luz que de mil formas quise llegara a tu.
No dejes que tu corazón  se convierta en un músculo lleno de callos, esas cicatrices son imposibles de eliminar.
Debo partir, no quiero que nadie vea las lágrimas que derramé.
Seguramente esta Luciérnaga no regresará como ayer, serán mis descendientes quienes intenten limar las asperezas de tu corazón.
Apagada o encendida mi lucha la seguirá los de mi especie, la idea siempre será compartir más allá de una palabra tergiversada.
La fiesta en mi honor termina, debo partir.

http://www.youtube.com/watch?v=GVgS-WPdmdo

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