Mis musas son como mariposas inquietas que revolotean de flor en flor.
¿Te preguntarás por qué elijo mariposas para compararlas?
La respuesta es sencilla cuando era pequeño tu felicidad era atraparlas y sostenerlas entre tus deditos hasta que éstos quedaban teñidos con el color de sus alas.
Después las dejabas volar.
Otra de tus fascinaciones era observar la Luna en cualquiera de sus fases, descubrir sus cráteres y soñar que algún día podrías estar allí.
No estás en el satélite de la tierra sino en la esfera celestial.
Desde allí imagino que estás muy cerca de esa Luna que acaparaba todos tus sentidos.
Cada veintiún días cuando teníamos luna nueve preguntabas hacia donde se había ido que no se dejaba ver.
Ninguna explicación te alcanzaba, se repetían en seguidilla los por qué.
Imagino que sostengo la Luna entre mis manos.
Te busco en cada uno de sus cráteres, cuando creo encontrarte, la desilusión me trae a mi trágica realidad recordándome que no estás allí y que por ahora no podré verte.
Es la peor noticias, cualquier mamá en circunstancias similares a las mías querría tener la posibilidad de besar a su hijo.
Presumo que ese tiempo llegará sin poder precisar cuando ocurrirá.
Te extraño cada día un poco más.
Es terrible no poder escucharte riendo o cantando.
Pocas veces te mostrabas enojado.
Cuando entrabas en ese estadío eras un temible volcán.
Por suerte la seriedad de tu rostro adusto desaparecía con un abrazo seguido de una charla para evaluar si tenía sentido que la ira se apoderara de tu carácter por episodios que no tenían razón de ser.
Esas continuas evaluaciones te ayudaron no solo a crecer sino también a convertirte en un ser solidario lleno de luz.
Mi mayor orgullo era escuchar de terceras personas tus actitudes con los demás.
Nunca me arrogué el derecho de tomar tus logros naturales como propios.
Solo te dejaba señales en el camino para que eligieras tu derrotero.
Te amo hijo querido tanto que no se puede dimensionar.
Voy a devolver la Luna a su espacio natural.
Sé que mi decisión logrará que levantes el pulgar, como antes.
Tener la Luna en mis brazos fue como acunarte a vos.
Siento tu sonrisa y un guiño desde una estrella dedicado a mí.
Siempre en estas conexiones mágicas que me permiten estar aún mas cerca de ti, te recuerdo que no tengo otra alternativa más que esperar.
Mientras tanto te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=ja7v4JTsLVw
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