Saturday, November 25, 2006

UNA MUJER SOMBRIA

Cuando finalmente mi coartada falló, era lo que repetía una y mil veces esa mujer de gesto adusto, tomaba su cabeza con sus manos y temía enfrentarse a la verdad.
Era la mujer más bella, vivía en algún lugar de la tierra, sitio que no pudo admirar debido a sus flaquezas.
Sus ojos que alguna vez habían sido bellos, su mirada tierna, hoy mostraban un odio que no sabía a ciencia cierta de donde provenía.
Su andar de gacela era admirado por todas las mujeres del pueblo, todos querían copiar su don de gente, por donde caminaba dejaba la estela de su exquisito perfume, como mujer que sabe caminar por el mundo, vestía las mejores ropas, aquellas que realzaban su figura de muñeca.
Cuando el sol estaba abrazando a la tierra sus rayos se confundían con sus cabellos de oro, siempre llevaba en sus manos un rosario y flores silvestres para llevar a la iglesia del pueblo. Ante Dios, desnudó su alma, a El le contó de sus luchas internas, tal vez la amargura que deja una partida temprana.
Solo Dios sabía que ésta mujer tenía un secreto, a El podía confesarle sus infortunios.
Sus ojos vacíos eran incapaces de admirar la naturaleza, no veía el aletear de los pájaros que surcaban el cielo, tan azul como sus ojos, no escuchaba sus trinos, esos que a otros mortales le regalaban la más dulce de las melodías.
No veía la luna regalando sus hebras de plata, tampoco el titilar de una estrella.
Hoy esa dama pasea con sus fantasmas del pasado, solo sabe que será absolutamente libre cuando la verdad florezca.

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