Friday, December 01, 2006

FUNCION ESPECIAL

"He visto cosas que vosotros no creeríais: naves en llamas más allá de Orión.
He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. "
Esa frase resonaba una y otra vez en los oídos de Estela.
Esa tarde la vida la sorprendería, Gerardo la había invitado a ir al cine, le resultaba raro ya que el no era afecto a estar en lugares cerrados.
Habían hablado por teléfono la noche anterior, su voz sonaba lejana, Estela lo atribuyó al intenso trabajo en la oficina y a los preparativos de su boda que se celebraría en pocos días.
Se levantó temprano, sumergida en la bañera mientras la espuma jugaba con la esbeltez de su cuerpo, repasaba las actividades del día.
Mientras elegía su ropa, el teléfono volvió a sonar, nadie contestaba al atenderlo, eligió un vestido verde que realzaba sus formas, como la jornada se presentaba cálida una cinta recogió la cascada dorada de sus cabellos, unas gotas de su perfume favorito dejarían una suave fragancia por donde ella pasara.
Estaba ansiosa, por fin su jornada de trabajo había finalizado, de vuelta en su casa, miró las flores de su cuidado jardín, el perfume la embriagaba, pensaba que así sería su noche, las mariposas se deslizaban entre las flores, regalando todos los colores, los pájaros obsequiaban los últimos trinos del atardecer.
Consultó su reloj, tendría tiempo de una ducha y cambiar su ropa, para la ocasión optó por un sencillo vestido negro y un collar con cuentas de plata parecidas al reflejo de la luna, adornaría la esbeltez de su cuello.
Otra vez el teléfono, era Gerardo le decía que la esperaba en la penumbra del cine.
Mientras en la pantalla se mostraban imágenes del espacio, ella sintió que flotaba, un fuerza extraña la transportaba, tenía temor a lo desconocido.
El viaje fue rápido y se encontró caminando entre las estrellas, la luz de ellas le indicaba el camino, llegaron a un planeta de nombre desconocido, tendía sus manos, como quien camina en la oscuridad, delante de ella un resplandor plateado recortaba la figura de su amado.Más allá, el universo devolvía siluetas de fuego.
Allí tomó conciencia, Gerardo no era humano, era un robot que tenía como misión despejar la tierra, por ello decidió llevarla a ella,para liberarla de cualquier contienda.
Estela lloraba amargamente, sus lágrimas se habían convertido en lluvia que alimentaría aquellos lugares donde fuera necesaria, su corazón también preso del llanto, se negaba a aceptar que había entregado su alma y su cuerpo todo a un replicante con aspecto humano.
Quizo volar a su destino en la tierra, no pudo, esa fuerza superior le había cortado las alas, de allí en más sería otra estrella, la más brillante que titilara en el espacio.
Nunca más la rodearía el cariño de sus seres queridos, su vestido de novia tomaría el color amarillo del paso de los días, el tul de su velo, ascendería hasta transformarse en una nube.
Se había transformado en la estrella más bonita y luminosa que puebla el Universo,lugar silencioso que no reconoce el paso del tiempo.

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