Friday, September 26, 2008

BALCARCE ESQUINA ILUSIÓN







Inició el trabajo siendo casi un niño, debía ayudar a sus padres , inmigrantes que habían huido de la guerra.
La familia eligió para establecerse un sitio alejado de las grandes ciudades, construyeron una casa pequeña el resto del terreno sería utilizado para cultivar la tierra, en el fondo de la vivienda un corral contenía aves y las jaulas de los conejos.
La venta de los animales les ayudaría a sobrevivir los primeros tiempos.
El destino que es sabio llevó al pequeño Juan a trabajar en un taller mecánico, ahí fue modelando su pasión por los fierros.
Después del almuerzo la siesta en el campo era obligatoria.
El pequeño obedecía a sus padres, sabía que el descanso era necesario.
Se aseguraba que el padre durmiera para salir de la humilde casa, al lado vivía el cuidador de una estancia, los árboles alineados apenas dejaban verla, la vista se perdía entre las plantaciones, parecían no terminar nunca, los girasoles giraban sus pétalos dorados buscando la caricia del sol.
Anselmo tenía debilidad por ese niño rubio de mirada celestial, el mejor regalo que podía hacerle era llevarlo a pasear en tractor.
Una tarde calurosa en la que los pájaros se habían ido a dormir, Juancito puso en marcha el vehículo, la primera experiencia hacia brincar el corazón del pequeño, la emoción brillaba en sus ojitos color de cielo, había logrado mover la máquina.
El dueño del taller confiaba en el muchachito, cuando los autos estaban arreglados, dejaba que Juan los probara por los caminos de tierra, por el espejo retrovisor observaba la nube de polvo que buscaba confundirse con el cielo.
Fueron años muy duros, Juan era un adolescente trabajaba todo el día para ahorrar, su sueño era comprarse un auto viejo, no le importaba que no funcionara, con sus manos lo arreglaría.
Años después Juan Manuel Fangio, sería conocido como el corredor número uno del mundo.
Caballero como pocos corría guiado por los sentimientos.
Todas las fábricas de renombre querían que manejara sus prototipos.
Recorrió el planeta, fue agasajado por todas las clases sociales incluyendo monarcas y princesas
Todos querían sacarse fotos al lado del pentacampeón mundial.
Pocos conocían la tristeza de esos ojos cristalinos, las carreras le habían impedido formar un hogar.
La vida que llevaba no era compatible con el amor, muchas mujeres compartieron sus noches.
Agradecía los lauros obtenidos, las burbujas del champagne descorchado en el podio, muchas veces se confundían con las lágrimas del corredor, añoraba Balcarce y la primera ilusión.

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