TODOS LOS TIEMPOS, EL TIEMPO

Gustavo es un periodista reconocido,ha trabajado en los principales diarios de su país.
Labores exitosas lo llevaron a conocer distintos lugares del mundo.
Hoy recuerda con tristeza a los niños que encontraba en cualquier sitio del planeta, ojos de miradas asombradas ante la llegada del extranjero.
Cuerpitos en los que fácilmente se podían contar las costillas, panzas hinchadas que mostraban la desnutrición que devoraba la carne.
Mujeres niñas de ojos tristes en los que no tenían cabida las lágrimas sostenían a sus hijos atados alcuerpo, evitando que chocaran con sus vientres que albergaban otras vidas.
La lente de su cámara capturaba las primeras imágenes del horror que viven los olvidados.
Otro destino lo esperaba.
Pasaporte en mano esperaba en los salones de los aeropuertos atestados de gente.
Mientras se comunicaba con su familia para decirles que estaba todo bien.
Tenía que cubrir una guerra, los hombres cuando hay intereses de por medio no piensan en las vidas inocentes que se perderán en las contiendas.
Alojado en un hotel asiático miraba el mar, compañero de toda su vida.
Olas desordenadas morían en la playa, nadie se detenía a admirar la belleza que contenían.
Trataba de descansar durante el día.
Las noches eran un infierno.
Cielos encendidos aún cuando no aparecieran las estrellas.
El humo de las bombas formaba nubes opacando el firmamento.
Gritos desgarradores de los heridos.
Ulular de sirenas cortaban el silencio nocturno.
Todo llega a su fin, menos las guerras cimentadas en los intereses de los hombres que se creen dioses y dueños del mundo.
Por fin se alejaría del horror.
Mientras el pájaro de alas plateadas devoraba distancias, el periodista lloraba de impotencia.
Anhelaba estar con los suyos, abrazarlos, amarlos, compartir.
Lo esperaron con devoción, durante la cena les comunicó que presentaría la renuncia, quería vivir.
En la redacción querían agasajar al hombre.
El mejor regalo sería obsequiarle un pasaje en la máquina del tiempo.
Sería la última misión.
No requería llevar equipaje cuando llegara a destino le brindarían todo lo necesario para reproducir sus vivencias.

AÑO 3089

Gustavo llegó a destino.
En algún lugar del planeta se celebraban las elecciones para elegir autoridades.
El traje gris metálico era cómodo, no llevaba cámaras, habían sido reemplazadas por un diminuto chip,era suficiente.
Al atardecer lo llevarían a una plaza pública, diferente a las que conocía.
En un balcón sostenido en el espacio, podía tocar las estrellas con las manos.
Flores extrañas cubrían el sitio.
Hombres y mujeres se disputaban los principales cargos, más de mil años habían pasado.
Nada había cambiado, la lucha por el poder era encarnizada, prometían todo aquello que se pueda imaginar.
Sintió que el corazón se estrujaba en su tórax.
Mil años, distinto e igual al tiempo real.
Historias que se repiten hasta el hartazgo.
Pide volver a su lugar de origen.
Al llegar será homenajeado por haber sido el primer hombre que viajó en la máquina del tiempo.
Abraza a la familia.
No quiere que más allá de los tiempos los episodios se repitan.
Libre de ataduras y horarios contempla el porvenir.

http://www.youtube.com/watch?v=5zbQnKvwaBg&feature=related