Thursday, February 10, 2011
DESOLACIÓN
Marina trabaja en la biblioteca de la ciudad.
Camina las pocas cuadras que la separan de ese sitio a veces lóbrego y triste.
Aspira el perfume de las flores, el estío ha encendido el corto sendero con exquisitas fragancias.
Implacable el sol intenta atravesar la copa de los árboles cuyas ramas se abrazan cual enamorados brindando sombra en un día tórrido.
El silencio es cortado por el zumbido monótono de los acondicionadores de aire.
Busca en el bolso un pañuelo para atrapar las pequeñas gotas que van cubriendo su rostro.
Utilizará el celular para recordarle al jardinero la promesa de recortar el césped que circunda los jardines de la biblioteca.
El edificio muestra el paso del tiempo, las paredes descascaradas, producto de la desidia de años, asemejan láminas de piel que lentamente se despega del genio de los autores que contiene obras de excelencia de todas las épocas.
Saluda a la directora quien le comunica las escasas novedades que se han producido durante la mañana.
Se despiden con la calidez de siempre.
Nadie ocupa los bancos del salón de lectura.
Ordena los libros que han quedado sobre la mesa.
Detiene la mirada en una nueva edición de un texto de pintores famosos.
Un ventilador de techo refresca el sitio en penumbras, se ubicará cerca del ventanal orientado hacia la costa.
Los turistas disfrutan un día de playa, una nube traviesa en un instante opaca los rayos de sol.
Música ligera completa la escena.
Marina acaricia suavemente las hojas del libro, atrapa la última imagen.
La ensoñación la lleva a un lugar desconocido.
Su vestimenta se transforma en un vaporoso atuendo, gasas etéreas cubren el cuerpo, pies descalzos se deslizan por la gramilla.
Las manos sostienen una delicada sombrilla, el cabello contenido en un sombrero con finas cintas.
Está en las puertas de una mansión.
Las rejas de hierro la asemejan a una prisión.
Avanza curiosa, atraviesa la puerta.
Siente escalofríos al escuchar una discusión.
Cerca de un ventanal visualiza a los hombres que pelean.
Acude a sus recuerdos, dos famosos pintores han olvidado en el fragor de la pelea rasgos de humanidad.
Puede reconocerlos, Claude Monet intenta disuadir a Vincent Van Gogh.
El suicidio no es el remedio para una pena de amor.
Claude sabe que una vez más su amigo de siempre está preso del licor, entiende que debe dejarlo solo, tal vez la soledad pueda atenuar el dolor.
Marina está asustada, no quiere ver a su pintor favorito en el momento de la partida.
Necesita regresar a su tiempo y espacio, encontrar el abrazo de los seres que ama.
Han pasado décadas de este episodio, nadie ha podido descifrar el enigma, justificar la desaparición de la bibliotecaria.
Del antiguo edificio solo queda el esqueleto.
Antes de la demolición han rescatado muchos libros, jamás pudieron encontrar el texto que contenía las pinturas famosas.
Un operario retira lo que ha quedado del mobiliario.
Afuera ruge el viento invernal.
Asombrado observa el cielo, una nube adquiere la forma de una mujer portando una sombrilla.
En el viejo banco de madera descansa una flor.
http://www.youtube.com/watch?v=xaaiwLhehss
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