Thursday, February 24, 2011
PRIMAVERA EN PORTUGAL
Decidieron alejarse del clima frío con el propósito de conocer Portugal.
Un viaje relámpago a España les había impedido llegar a Lisboa.
En la agencia de viajes esperaban los pasajes que los depositarían en ese lugar lleno de magia.
El vendedor les aseguró sorpresas inolvidables, el tiempo le daría la razón.
Sortearon sin mayores incomodidades los trámites en el aeropuerto.
Los pasillos estaban repletos de pasajeros que anhelaban cumplir los sueños cargados en las maletas.
Las pizarras indicaban que el vuelo saldría en tiempo y forma.
Despidieron al resto de la familia con abrazos y besos interminables.
Llevaban la promesa de cumplir con todos los pedidos de souvenir del nuevo sitio que conocerían.
Una voz cálida llamaba a embarcar a los viajeros.
En el centro de la pista un pájaro de alas de acero los transportaría a un sitio soñado.
Desde la ventanilla observaban la masa de nubes blancas que danzaban acariciando el cielo límpido.
Los pilotos de la aeronave le daban la bienvenida.
Las azafatas acercaban copas con champagne burbujeante, para los más pequeños bebidas sin alcohol, todo acompañado de pequeños bocados de sabor exquisito.
El amanecer los encontraría llegando a destino.
El firmamento se vistió de colores naranjas y rosados, ceremonia que auspiciaba la salida del sol que emergía majestuoso desde el agua.
El chofer del auto los esperaba, menos de quince minutos separaban el bullicioso y colorido aeropuerto del hotel que albergaría a la pareja.
La habitación tenía ventanales con vista al mar, en ese instante apacible era idéntico a un espejo.
Listos para disfrutar del primer día de playa desayunaron en la galería del hotel.
Lentamente las flores de los canteros dejaban correr por sus pétalos las gotas de rocío nocturno.
Fragancias exquisitas inundaban el sitio.
Bugamvilias rojas abrazaban las columnas de la edificación, casi ocultando la obra de grandes escultores.
Cristales blancos como el azúcar se derretían bajo los pies de los enamorados.
Azul profundo del océano apenas quebrado por la cresta blanca de las olas que decidían morir en la playa.
Despojados de pudor dejaron que el agua acariciara los cuerpos.
Un día espectacular sería el preludio de una noche amorosa.
Al día siguiente durante el almuerzo el dueño del hotel les recordó que al atardecer se inauguraría la fiesta de papel en las calles principales de la ciudad.
Otra vez el cielo había adquirido los colores de la paleta de un pintor, para la ocasión había elegido tonos púrpuras y morados, travieso el sol se despedía para dale paso al encendido de la primera estrella, más tarde orgullosa aparecería la luna.
Tomados de la mano recorrieron las calles.
Coloridas guirnaldas ocultaban el cielo oscuro.
Los negocios tenían en sus puertas adornos confeccionados con papel e imaginación.
En las esquinas grandes macetas contenían diversas flores, no faltaban pájaros y otras figuras para asombrar a los turistas.
Los flashes de las máquinas fotográficas parecían luciérnagas, todos querían capturar las bellas imágenes.
Hoy partirán de regreso a la tierra que tanto aman, para siempre quedarán en sus almas los momentos vividos.
Le contarán a los suyos que con un simple papel de diferentes colores, se pueden convocar distintas sensaciones.
Lejos ha quedado Lisboa, en el alma de cada viajero quedarán para siempre las figuras que arrancaron asombro, lágrimas y sonrisas.
http://www.youtube.com/watch?v=ewy5V1Uhsg0
http://www.youtube.com/watch?v=Q8e9A1uXnns&feature=related
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