Tuesday, February 01, 2011
CUENTO MUSICAL
Intentaría convertirse en una nota musical.
Entre claves de sol y corcheas fue dibujando en el pentagrama una melodía.
Los acordes serían capaces de hacerle olvidar la tristeza que a veces quedaba enrejada en su alma.
Quería alejarse de las noticias que se repetían día a día, muertes que opacaban la vida quitándole su valor esencial.
Políticos que desde un estrado prometían metas inconclusas e inalcanzables para el común de la gente.
La tarde caía vistiendo el lugar con el misterio de la oscuridad, afuera sobre la Bahía del Encanto tímidos copos de nieve se estrellaban en el suelo, un manto blanco le recordó un vals de Strauss, en su mente sonaban las “Rosas del Sur”.
La veía a ella envuelta en su traje azul,los pies descalzos dibujaban figuras, él la tomaba de la cintura y la hacía volar aún cuando no tuviera alas.
Era hermosa.
Le pediría a Wagner el Anillo de los Nibelungos, sabía que lo conseguiría para entregarselo a su amada.
En su sueño nítidamente escuchaba a Beethoven, su “Oda a la Alegría” sería la música perfecta para declararle amor a esa mujer que le había robado el corazón.
Desconocía el nombre quizás se llamara Ángela o tal vez Aída como la ópera de Verdi.
Necesitaba concentrarse no podía creer que el amor se manifestara de una forma tan intensa.
La noche caía, lejos de la bahía observaba una estrella, una nube intentaba ocultarla.
Sentado en el taburete frente al piano, las teclas le regalaban una sonrisa en blanco y negro, un leve sopor lo indujo en un sueño.
La música los acunaba.
Unas "Voces de primavera" le traían el aroma de las flores, se asemejaba al ramo que alguna vez con amor infinito había pedido al florista que armara.
Recordaba los pétalos rojos vestidos de nácar, y allí estaba ella esperando.
Sostenía en su mano una copa de vino el líquido rojo bailaba un conocido vals, “Vino, mujeres y canto”.
En su mentedanzaban todas las féminas, se destacaba ella, hermosa como la figura del camafeo que su madre orgullosa lucía en el pecho.
Pese a estar dormido sintió frío.
La manta cubrió el cuerpo del hombre enamorado.
El calor de la frazada se parecía a los abrazos de ella, cálidos acompañaban sus respiración.
No sabe cuanto tiempo pasó, afuera el cielo se teñía con los colores del amanecer, una sinfonía de rosas y violáceos acompañaba su despertar.
De pronto una batería rompía la armonía, su vecino del cuarto piso a toda voz cantaba “Mariposas de colores”.
En ese instante decidió ser parte del pentagrama, solo, en silencio buscaría a la musa que lo inspiraba.
http://www.youtube.com/watch?v=ZqWS7LP4h…
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