Thursday, March 03, 2011
VIAJE A SIBERIA
Emplearían el descanso en un viaje soñado, diferente a todos los sitios que alguna vez había alojado a la pareja.
Sentían en el cuerpo el haber postergado las vacaciones invernales con el propósito de unirlas a las del estío en el hemisferio sur.
Buscaban un destino exótico.
El operador turístico mostraba diferentes cartillas para recorrer cualquier parte del mundo.
No importaban las horas de vuelo cuando de disfrutar se trataba.
En poco tiempo partirían en búsqueda de concretar sueños
Visitar Moscú en invierno ofrecía la posibilidad de encontrar los más bellos paisajes.
Antes de aterrizar el comandante de la nave los invitó a mirar por las ventanillas, indescriptible ver las nevadas que lenta y armoniosamente bajaban desde las nubes.
Finalizados los trámites en el aeropuerto, cargaron el equipaje en el auto que los llevaría al hotel.
La Plaza Roja se había vestido con copos blancos, los más chicos disfrutaban con los muñecos de nieve que confeccionaban.
La habitación asignada era cálida y confortable, descorrer los cortinados develaba la majestuosidad de la Plaza de las Catedrales, imposible no visitarlas.
Vigorosas columnas sostenían construcciones de todos los estilos, cúpulas de metal dorado culminaban con cruces de hierro que intentaban acariciar el cielo.
Visitarían algunas, cámaras fotográficas capturaban la belleza del interior, flores frescas en los altares, techos abovedados en la que artistas famosos habían dejado fabulosas obras.
Los imponentes salones del hotel fueron el punto de reunión con el guía quien preparaba la excursión del día siguiente.
Varios turistas desistieron del paseo, el resto aceptó encantado conocer paisajes siberianos.
Ordenaron la cena temprano, mientras esperaban descargaban las fotos que habían tomado.
El primer tramo del viaje sería en tren, la primera sorpresa la recibieron en la estación central, una voz femenina despedía a los pasajeros en distintos idiomas.
El operador turístico les explicó que en otros vagones viajaban trabajadores que día a día enfrentaban un clima hostil, escuchar a una mujer era la promesa de regresar con bienestar, costumbre de antaño que se respetaba desde siempre.
En la mitad del trayecto se trasladarían hasta la ciudad de Oymyakon en camionetas.
Población pequeña conocida por ser la más fría del mundo.
Fueron recibidos con chocolate caliente, supieron que los habitantes vivían lejos de la civilización dedicándose a la caza y pesca, para ello perforaban el hielo en círculos que les permitían sacar los frutos del agua.
Pocos se animaban a visitar esa zona blanca, nieves eternas cubrían todo, el intendente les entregaría un diploma donde constaría la visita con una imagen de un termómetro que revelaría que la temperatura estaba por debajo de los cincuenta grados.
Después del almuerzo habría tiempo de viajar en trineos, los mismos eran tirados por caballos salvajes.
Sabia, la naturaleza los había dotado de pelaje largo, las patas cortas propiciaban un mejor deslizamiento por la nieve.
Risas y alegría colmaban la excursión.
Prometieron regresar en verano, época en que el paisaje se transforma, temporada en que se pueden encontrar flores, pinos verdes al borde de los caminos.
Luna plateada que ilumina las noches de un lugar perdido en Siberia.
Ese viaje sirvió para conocer y aprender que se puede vivir en un clima adverso con alegría, solo basta proponérselo.
http://www.youtube.com/watch?v=FlCqqJugsB0
http://www.youtube.com/watch?v=8Fmu-Ud1k1o&feature=related
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