Thursday, August 23, 2012

ETERNAMENTE JUNTOS



Las luces del convento encendidas diluyeron las sombras, creí que esa fuente de iluminación llegaría a tranquilizarme.
Sabía que el monasterio no era habitado desde hacía décadas.
Traté de relajarme, no podría lograrlo si no calmaba mi ansiedad, intenté controlar la respiración, mi corazón parecía a punto de estallar.
No podía emitir una sola palabra, tenía muchas preguntas que sabía con antelación no tendrían respuesta.
Devoré las golosinas que había comprado en la estación de servicio, dicen que los dulces calman, en mi produjeron el efecto contrario.
Al dolor físico por estar en una posición incomoda agregaba los dolores del alma.
La presencia de mi amor de toda la vida no era suficiente, intenté dormir, tenía terror a bajar del auto, allí me sentía contenida.
Con la manta que descansaba en la butaca del acompañante cubrí mi cuerpo, antes había reclinado el asiento.
Consulté el reloj, faltaba poco para que el alba tiñera de rosados el cielo.
Pensé que el monasterio tendría un cuidador que lo mantenía en condiciones óptimas.
En estado de vigilia escuché el canto de una calandria, hubiera querido ser como ella, libre para volar sin destino cierto.
Como en una película pasaban momentos compartidos con el hombre que más había amado en la vida.
Fui una tonta al reclamarle me dejara en total orfandad.
En ese pequeño espacio estaba casi inmovilizada.
El celular seguía sin señal.
No sé cuanto tiempo pasó, el visor del móvil se había encendido, no supe cómo había entrado el mensaje.
El número del emisor era el de mi esposo.
¿Una burla del destino?
Decía “Sal del auto, ingresa al convento”
Aterrorizada bajé del auto, la puerta del monasterio no tenía cerrojos.
Caminé sin rumbo cierto, tuve tiempo de admirar los jardines antes que la claridad dijera: estoy presente.
Las gotas de rocío languidecían en los pétalos de las rosas, eran iguales a las lágrimas que brotaban de mis ojos a los que creí cuencos secos después de la partida de mi amado esposo.
La puerta de madera se abrió sin dificultad, los goznes no chirriaban pese a la falta de uso.
Recorrí pasillos solitarios.
Sentí fragancias nuevas, en un momento que no podría cuantificar desaparecieron mis miedos.
Los pisos de lustrosa madera reflejaban mi figura.
No estaba cansada, deseaba saber el final de esta noche vertiginosa.
En cuestión de minutos me transformé en la calandria nocturna.
Mi voz era canto.
Desplegué mis alas de plumaje suave, lo abracé con la locura de siempre.
No estaba sola, sentí el abrazo tibio de mi amor, en ese instante entendí que juntos ascenderíamos el camino al cielo.
Allá en lo alto no necesitaré mecánicos que arreglen los desperfectos de mi automovil.
Para la vida terrena estaba muerta, comenzaba a transitar el camino hacia la eternidad acompañada del mi hombre, único e irrepetible.
Nos amaremos más allá de los indicadores del tiempo.

http://www.youtube.com/watch?v=xStuakbGx…

2 comments:

Acerola said...

De los cuentos mas fantaciosos (por el miedo que sentí) y los romanticos y que te he leido.
Le va muy bien la cancion. Letra y música

Acerola said...

De los cuentos mas fantaciosos (por el miedo que sentí) y los romanticos y que te he leido.
Le va muy bien la cancion. Letra y música