Friday, August 31, 2012

INTRUSOS




Aún cuando llueva luego de dejar a mis pequeños en sus actividades me gusta pasear a la orilla del mar.
Adquiero energías indescriptibles.
El viento ha desaparecido imagino que fue a buscar un refugio celestial para descansar, entiendo que estaba cansado de quedarse con las bufandas de los caminantes, de elevar la altura de las olas, la espuma de las crestas no tenía el color inmaculado que tienen siempre, antes de morir en la playa.
Revolucionado las enturbiaba, un gozo para quienes se dedican a coleccionar caracoles.
Caminé un buen rato, fotografié los fiordos que sumergían sus pies en las profundidades del océano, la neblina se tornaba más densa a medida que me acercaba a ver la magnificencia de un espectáculo natural pocas veces visto en otros lugares del planeta.
Suaves los colores del arco iris aparecían, el sol ayudaba a la reflección de la luz.
Antes de emprender el regreso observé una sombra bastante oscura, de lejos escuchaba el gemido extraño de una mujer a la que no podía verle el rostro.
Respiré profundo, quería saber quién era ese ser casi amorfo con ropajes negros.
Pensé en un turista perdido, escondiendo su rostro debajo de una capucha.
Atravesó mi mente la figura de un verdugo de siglos pasados, verdugos que no querían los vieran antes de ejecutar a sus víctimas, verdugos que cumplían su trabajo más allá de saber las razones que habían llevado al ejecutado al cadalso.
Una voz interior me pidió que avanzara, previamente había tomado imágenes de la escena.
En cuclillas este verdugo moderno estaba aterido, sus ropajes mojados.
Tomé una rama que la fuerza del agua había depositado en la arena, no creas que quería dañarlo, la soledad de los otros me conmueve, dibujé en la playa flores, cualquier figura.
Reaccionó cuando vio que hacía círculos, la voz era poco audible hasta que un grito desgarrador nacido en su pecho, le arrancó las primeras lágrimas.
La confianza que habíamos establecido sirvió para que me contara algo de su historia.
Sus ojos eran dos cuencos vacíos, había llorado tanto que no tenía más fuerzas.
Supe por su voz monótona que su existencia databa de muchos siglos, tantos que no podía especificar cuántos.
Desde su presencia en la tierra su misión era ser intruso, no importaba de que, si de las letras o bien de la vida de otros terrenales.
La tarde caía lentamente, los matices rosados y púrpuras del cielo le otorgaban al mar un color plateado intenso.
El intruso que no tenía, edad, nombre ni género pedía ayuda, quería incorporarse a la vida de los terráqueos dejando atrás la pesada mochila que cargaba.
No sabía que con sus actitudes provocaba daños a terceros, quería salir de esa vida miserable, encontrar aun cuando fuera por solo un instante, un poco de paz a su existencia.
Caminamos sin medir el tiempo, no le pedí promesas que no pudiera cumplir, no hubo plazos ni exigencias.
El intruso quiere cambiar, estoy dispuesta a ayudarlo, quiero que disfrute de la salida o puesta del sol, necesita saberse reconocido en esta nueva etapa, desechar el lastre en que ha convertido su pasar por la vida terrena.
La tarea es ardua, hoy comienza la apertura de otros caminos.


http://www.youtube.com/watch?v=TismjQkaZ…

3 comments:

Acerola said...

Esta me gustó mucho
acerola

Acerola said...

Me gusto esta mucho.
Queda mucho por leer.
Suerte
Acerola

Acerola said...

Esta me gustó mucho
acerola