Tuesday, August 14, 2012

RACIMOS DE UVA




Nací en una de las provincias más bonitas de mi país, lugar donde se encuentra el cerro más alto de la región.
En este sitio el clima en cualquier época del año es admirable, tenemos de todo y para todos los gustos.
Cumbres altísimas que con sus picos nevados acarician el cielo, los intrépidos y quienes hacen deportes de riesgo suelen escalarlo en verano.
Ríos cristalinos de aguas frías que proceden de hielos inalcanzables.
No temas no te voy a dar una clase de geografía solo quiero que me conozcas.
Soy un racimo de uvas, tengo una familia numerosa, los tratamientos a que nos someten logran uno de los mejores vinos del mundo en cualquiera de sus versiones.
Nos preparan durante mucho tiempo con el propósito de mejorar nuestra especie.
En invierno nos cuidan de las heladas para que el producto sea perfecto.
Febo radiante ayuda a que maduremos, nos viste de verde, bordó o un color tan oscuro que de lejos parecería negro.
En mi caso soy un racimo de uva verdes, el mismo color que tiene la esperanza de aquellos que nunca han perdido la capacidad de soñar.
Nos cuidan para que no padezcamos sufrimientos innecesarios, el premio al esfuerzo de los viticultores será la cosecha.
No creas que todo es tan plácido y perfecto, muchas veces vi llorar a aquellos cuando nos perdían por causas exógenas.
Caían en la desazón que produce quedarse sin nada esperando mejores tiempos.
Nunca bajaron los brazos ante las adversidades, a corto o largo plazo sabríamos sorprenderlos, haciéndoles saber que valía la pena el tiempo invertido más allá de las consecuencias.
De todas las provincias hermanas vienen a cortarnos, nos ubican en prolijas canastas hasta llegar a las bodegas.
Nuestra propias lágrimas dan nacimiento al vino que bebes para acompañar una comida o bien para brindar por algún acontecimiento.
Nos cuesta separarnos de los viñedos, mitiga la ausencia de estar en libertad absoluta, acariciadas por la brisa tibia que nos hace crecer, el solo hecho de estar a tu lado cuando desees celebrar.
Nos gusta ser reconocidas, temblamos ante la presencia de un enólogo, sabemos que nuestra fragancia nos ubicará en diferentes espacios.
Tememos el encierro que produce estar contenidas en botellas, somos infinitamente felices cuando estamos dentro del cristal transparente de una copa.
Hemos sido testigos de diferentes circunstancias.
Cautelosas, expectantes cuando una pareja brindaba por el encuentro, en ese instante nos transformamos en el vehículo que sabe encender las almas de quienes se aman con amor del bueno.
Circunspectas en el momento que se cerraba un negocio que traería bienestar a muchos.
Solemnes cuando el sacerdote bebía el vino de la misa.
Nuestra diversidad nos permite estar presentes en multiplicidad de eventos, en el brindis con champaña que cierra los festejos o en el que tu nos convoques.
Ya te conté bastante de mi vida, soy dulce cuando la situación lo amerita, tengo sabor a hiel cuando no puedes controlar los sentimientos que te acobardan y no te permiten disfrutar de la vida.
Tengo la suerte de acercarme a tus labios y transformarme en beso, beso codiciado o esperado.
No soy amiga de dar consejos, solo te pido que disfrutes de mi esencia en forma moderada.
No me tomes para paliar el dolor que te produce una pena, las consecuencias podrían ser letales.
Somos adultos, quiero lo mejor en tu paso por la vida terrena, te acompañaré siempre y cuando tu lo desees.

http://www.youtube.com/watch?v=QYk3RmCSE…

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