MIRADAS

A veces sufro porque no nos me tienes en cuenta, sin nosotros tu vida sería gris, velada, triste, plana.
Somos parte de tu rostro, la genética nos otorga diferentes colores, gris como el color de las nubes que lentamente se desplazan por el universo, más claras u oscuras todo dependerá de tu estado de ánimo.
Marrones o castaños idénticos a los granos de los cafetales que puedes encontrar en climas cálidos.
De color azabache como el que portan los caballeros templarios.
Parecidos a la miel que dejan las abejas en los panales.
Azules o celestes según hacia donde dirijas tu mirada, podemos parecernos a las profundidades del océano o en su defecto a un cielo diáfano.
Verdes como la esperanza que debería estar en el alma de todos los seres humanos que quieren ser, más que trascender.
A esta altura te habrás dado cuenta que somos tus Ojos.
Ojos que parecen rojizos cuando la ira te toma como prisionero.
Rojos cuando lloras por los episodios que no has pedido vivir, rojos cuando las lágrimas que nos nutren son consecuencia de las emociones.
Recibimos ordenes directas del cerebro, sin él no seríamos absolutamente nada.
A través de nosotros puedes atesorar en tu alma paisajes, no importa sin son fríos o cálidos, sabemos que estás dispuesto a asombrarte en cualquier circunstancia.
Nos alegramos cuando nos proteges de las inclemencias del tiempo utilizando gafas.
El viento o cualquier partícula que aquel trajera en su silbido, podría dañarnos.
Las muchachas jóvenes y las que no lo son tanto con maquillaje nos resaltan.
En nuestros párpados deslizan con sus dedos los colores del alba, las más osadas invocan al crepúsculo o a la noche.
Otras nos vestirán de colores plateados robados a los destellos de la luna.
La gama de colores es infinita, tan infinitas como las lágrimas que derramas.
Aprendimos a sonreír cuando tu lo haces, nos convertimos en mirada gélida cuando algo te desagrada.
Nos movemos mientras duermes, no lo notas, solo aparece la actividad en algunos estudios.
Con dolor e impotencia a veces venimos al mundo nublados, a esos seres especiales le enseñamos a mirar con el corazón, los sentimientos más puros van más allá de una mirada vívida.
No estamos aquí para pedirte ningún esfuerzo sobrehumano, tus pestañas nos protegen de cualquier daño.
No podemos reparar aquellos que dejan cicatrices en el alma.
Ningún científico ha podido reparar hasta la fecha esas lastimaduras que te acompañarán siempre.
Te pedimos que nos cuides, de esa forma podrás gozar de la lectura, escritura, pintura o simplemente observar la naturaleza.
Otórganos minutos de descanso.
No nos pidas más de de aquello que podemos darte.
No necesitamos cuidados especiales para acompañarte,
De ti depende vivir en la luz o transitar el camino de las tinieblas.

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