PÁJAROS SILENCIOSOS

La vida de Emma no es fácil, tan solo tiene catorce años, una adolescente de belleza singular, en su rostro de alabastro se destacan sus ojos color verde esmeralda.
Es la única hija mujer de una familia muy humilde, viven en una casa simple en medio de un paisaje montañoso.
Las necesidades de la familia la obligan a dejar la escuela y trabajar con el único propósito de tener una mejor calidad de vida.
Como una luz la figura de Emma recorre la vivienda que habita, reprende a sus hermanos cuando dejan algo fuera de lugar.
La madre pese a ser muy joven está aquejada de una enfermedad extraña, el padre un hombre rudo con los dos hijos varones se conmueve al ver a la joven.
Delgada se prepara con la ropa que va heredando como ayudante de cocina en una casa a la que no le falta nada.
Parece una princesa con sus vestidos a los que titubea en emparchar.
Se levanta al alba, es necesario que el menor concurra a la escuela, quiere otro destino para su hermano.
Si crees que te contaré la historia de una Cenicienta moderna temo decirte que estás en un error.
La vida de Emma parece sacrificada así ella tome obligaciones que no le competen a su edad lo hace con perspectivas de un futuro mejor.
Es feliz trabajando, sabe que todo suma, no le importa tener que recorrer el bosque para llegar a la vivienda de sus empleadores, encuentra belleza en el sonido de la escarcha que se quiebra a su paso, se embriaga con las fragancias de las especies arbóreas que pueblan el sitio.
Liz su mamá le ha hablado de un lugar que se parece mucho al balcón desde donde se puede observar la inmensidad del mundo.
El gorjeo de los pájaros le indica que deberá posponer la visita a ese sitio encantado.
Cumple con el trabajo que le encomiendan, no se amedrenta si tiene que suplantar a otra empleada, sabe que trabajando alcanzará la meta soñada.
Iris la cocinera le regala las revistas y libros que nadie lee, para Emma significan una fortuna en el camino del aprendizaje.
De regreso se hará cargo de las tareas propias de una casa, alimentará a su mamá, peinará los sedosos cabellos, acomodará las almohadas.
Escuchará una y otra vez la historia de ese lugar desconocido al que su madre refiere con lujo de detalles.
En el siguiente franco cumplirá sus anhelos, accederá al lugar en que sus padres se amaron por primera vez y para siempre.
Deberá subir una pronunciada pendiente para llegar a ese espacio majestuoso.
Pese al frío reinante hay profusión de flores, en silencio puede oír el trino de los pájaros.
Pasará bastante tiempo sentada en una roca, su mamá tiene razón está observando la naturaleza en todo su esplendor desde el balcón del mundo.
Paisajes majestuosos, hilos de agua transparente brincan sin cesar entre las rocas, música para acompañar sus sueños.
Un ruiseñor se balancea en las ramas vestidas de verde, no entiende por qué la melodía es tan débil.
Con las alas desplegadas cientos de pájaros silenciosos cruzan el cielo, ni el más excelso pintor podría haber plasmado semejante perfección.
Emma siente la angustia del regreso, ha conocido el espacio donde sus padres se entregaron al amor.
Corre desesperada, el lazo de terciopelo que sujetaba sus cabellos rojos se pierde, cabellos que se asemejan a una llama encendida.
Corre sorteando todos los obstáculos.
En esta ocasión no utilizará la puerta grande para balancearse.
Agitada sube las escaleras que llevan al cuarto de su madre.
Bella, reposa en la cama, la mano débil se extiende, aprieta entre las suyas las manos laxas de su madre, ha llegado a tiempo para despedirla, por ella será una mujer fuerte.

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