Friday, July 08, 2016

UNA SILLA VACÍA



Hijo de mi vida nadie ocupa la silla que el destino quiso que quedara en la soledad más absoluta, está tal cual la dejaste es una parte del mobiliario de esta casa que nadie volverá a ocupar.
Recuerdo con nostalgia no exenta de lágrimas que cuando el tiempo lo permitía nos sentábamos a conversar de cualquier tema.
Eras tan adulto que podíamos abordar cualquiera.
Tu memoria curiosa me hacía repetir infinidad de veces la historia de la guerra fría donde los soldados rusos torturaban a sus enemigos antes de darles muerte no con un simple disparo sino desollándolos vivos para luego arrojarlos en una fosa común aún cuando conservaban un hálito de vida.
Crueldad innecesaria.
En muchas ocasiones me siento como esas víctimas sin piel derramando las últimas lágrimas al presentir la cercanía del final,
El dolor que produce tu ausencia logró pusiera compararme con aquellos.
Mi piel comenzó a desaparecer cuando partiste.
Hay momentos en que es tan profunda la tristeza que el cuerpo de quien amó más que a nadie al ser que le dio la vida convierte mi cuerpo entero en una llaga viva a la que le resulta muy difícil cicatrizar por más esfuerzos que haga.
No estás, ni lo asumo ni puedo aceptarlo.
Comprendo que no soy la única mamá que ha perdido a su hijo sin embargo cuando esos episodios no deseados nos toman como prisioneras del dolor, es imposible explicarlo con palabras las que se esfuman ante la fatalidad antinatural de perder al ser al que se dio vida.
El amor de una madre a su hijo escapa a las medidas convencionales que se conocen en el mundo terreno.
Fue de altísimo impacto que leyeras y marcaras el libro que habías comprado para mi entre otros títulos que la dificultad visual me impidió leer y comprender en su exacta dimensión.
Tan profético como ese otro que descansa en la biblioteca y lleva por título una pregunta “Quien cuidará de mi”.
Sin haber tenido acceso al contenido tengo la certeza que sos el ángel que cuida cada paso que doy.
No te tengo y a eso no me acostumbraré mientras viva.
Extraño a ese gigante que iluminó mi vida.
Pequeño sabio que conocía al detalle mis gustos literarios,
Chico hermoso que me decía voy a la juguetería pues sabías que a tu mamá entrar a una librería significaba la misma alegría que sienee un niño cuando se dirige a un local donde sabe encontrará su juguete soñado.
Compartimos la vida en distintas etapas, jamás hubo entre nosotros temas tabúes, abordábamos todos con complicidad absoluta.
La comunión de ideas, el intercambio era una constante en nuestras vidas.
No estás físicamente, tu espíritu aventurero me acompaña a diario.
Cuando el dolor profundo que produjo tu partida me aferro a la oración de San Agustín que dejé para recordar el día que se cumplían diez meses de tu ausencia inconcebible
El Santo con pinceladas dulces cuenta como es tu nuevo hábitat.
Un mundo celestial donde existe la paz y la concordia.
Un espacio al que solo se permite ingresar si en las puertas de acceso se deja la mochila que carga las miserias humanas.
Un lugar donde se escucha la melodía de las cítaras que utilizan los ángeles, espacio celeste donde han consagrado como reina a la armonía.
Allí no faltan flores ni el trino acompasado de innumerables de pájaros que logran que el cielo y la eternidad sea el lugar elegido por Dios para que allí habiten los iluminados como vos.
Puedo prometerte que en el momento que comience a escalar los peldaños de la escalera que lleva a la inmensidad de los cielos no iré sola me acompañará esa silla que hoy aparenta estar vacía.
Ignoro si falta mucho o poco, eso lo sabe quien maneja las agujas del tiempo.
Mientras esperamos que este evento tan anhelado se produzca quiero que sepas que hice cuanto pude humanamente para que comprendieras la inmensidad de este amor filial que a la vista de otros terrenales puede parecer desmesurado.
Ansío que hayas comprendo cuanto te quise y te sigo amando por ello te pido que más allá del lugar donde estés, jamás olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=9L2NQ6z5FEM

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