Monday, December 11, 2006

DESDE IRAK UNA CARTA

Querido Santa Claus: ¿Te puedo tutear?
Gracias.
Te cuento mi nombre es Selene, si como la luna, y mi hermanito se llama Yamil.
Hace mucho que aquí no se celebra la natividad del Señor, sucede que por intereses que no conozco ya que soy una niña, tú no pasas por aquí.
Vivimos en una casa, más bien es una cueva en las entrañas de una montaña para estar protegidos de los aviones que nos regalan bombas que a su paso destruyen todo.
En este momento grandes copos de nieve nos impiden caminar hasta una feria muy lejana de mi casa para conseguir nuestro sustento diario.
Igual mi mamá se las ingenia para que nunca en nuestra mesa falte nuestra comida diaria. Como soy la más grande cuido de las ovejas, ellas nos dan su lana y mi mami prepara ricos platos con ella.
Mi papá está en el campo de batalla.
No se si sabrás que unos señores extranjeros invadieron nuestro territorio para adueñarse de todo, de esto hace casi tres años.
Nosotros con Yamil somos niños iguales a esos en el que tú en tu trineo los agasajas cuando ellos dejan sus cartas frente a un lindo arbolito que yo nunca vi.
No te voy a pedir mucho, sé que otros chicos te piden cosas que nosotros no conocemos, pero te voy a pedir algo para mi y para Yamil.
No quiero usar más el shador por más que sea una tradición milenaria, cuando llevo a las ovejas y corderos al corral, es tan, pero tan largo que me tropiezo con él y ruedo por la ladera nevada de la montaña.
Mis vecinos dicen que tapan la mayor parte de mi rostro y no saben a ciencia cierta donde termina mi cara.
Otra cosa, aquí sale el sol, pero la mayoría de las veces está tapado por las nubes negras que provocan el estallido de las bombas, me gustaría ver sus rayos.
Lo mismo pasa con la luna, nunca pude ver sus rayos de plata siempre la transforman en nubes negras, todo aquello que manejan los hombres, de las estrellas que parecen más chiquitas ni te cuento.
Para mi hermano Yamil quiero pedirte, si podés, un trencito igual a los que juegan los niños de occidente, no es justo que juegue con las carcazas de los mísiles.
Espero que puedas cumplir con nuestro pedido, nosotros también somos niños.
Te quiero, Selene.
PD: Me olvidé me gustaría tener el abrazo de mi papá, aquí en mi casa, chau.

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