Wednesday, December 20, 2006

EL ARBOL QUE ESPERA

Está emplazado en la cúspide de una montaña, los gnomos y duendes se dedicaron a prepararlo durante todo un año.
De cada una de las estrellas que pueblan el firmamento pidieron prestado una luz diferente para adornarlo.
La luz de la luna otorga a cada una de ellas un color distinto.
Trabajaron mucho para festejar un día que pensaban estaría plagado de sorpresas.
Con su magia cuidadosamente eligieron cada uno de los regalos, el papel que los cubriría sería confeccionado con pensamientos, de cada flor robaron el color para armar las cintas que sujetaban los obsequios.
Para los duendes y gnomos no existe el espacio ni el tiempo.
Curiosamente los regalos que pusieron al pié del árbol eran todos parecidos pero diferentes, mientras realizaban la dúctil tarea de envolverlos encendieron sahumerios, el perfume del bosque los incitaba a trabajar sin descanso.
La tarea no era fácil, debían conformar a todos los poetas.
Para Celia eligieron un cofre de fantasías para que siguiera regalando sus cuentos.
A Iris le regalarían un libro con tapas de nácar para que en él ella deslizara sus pensamientos.
Enriqueta tendría que buscar sus regalo en la playa, un caracol no solo le traería el ruído del mar sino también su inspiración.
Para Variable una enciclopedia que aumentaría sus conocimientos, tarea imposible.
A Juan Pablo un pequeño frasco que aumentaría su originalidad.Para Randos el libro de la vida que él debería completar.
Lilian y Marilum recibirían joyas de esas que se cuelgan en las almas para obsequiar belleza a la belleza.
Jose Luis tendría una pluma para seguir escribiendo cada cuento.
A Hugo en un paquete misterioroso le traerían comprensión.
Fénix tendría a su cargo que los regalos se distribuyeran en orden.Tendrían que apurarse para que todo ocurriera en tiempo y forma.La casa estaba reluciente esperando a todos los habitantes que quisieran festejar.
A los demás invitados el regalo también llegaría uno diferente según su forma de ser, una tarjeta escrita con los rayos del sol les diría que no hay mejor presente que el compartir antes y ahora.
Malena en su bolso traería conformidad.
Belén como una estrella su frescura.
Se acercaba la hora del encuentro, los duendes y gnomos recorrían la casa para que nada faltara.
El más anciano quiso colocar la estrella que coronara el árbol, no entendía porque una y otra vez la misma se vencía, hasta que esa imagen cobró vida y le dijo “Querido Brutus la culpa no es de las estrellas sino nuestra.
Solo sabrás de las ausencias cuando llegue esta medianoche especial, Martina traerá lo que Ustedes creen haber perdido, el sabor del encuentro.

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