Wednesday, December 05, 2007

ACARICIANDO SUEÑOS

Navega por todos los mares, el Capitán arenga a la tripulación, los fiordos se recortan abrazando el agua, la vegetación y la neblina le dan un aspecto fantasmagórico.
Las bodegas tienen víveres para quince días, tiempo que durará el viaje hasta una isla que parece un punto perdido en el mar.
Nadie conoce el destino final de la travesía, solo le han informado que luego de permanecer en la isla, el experimentado Capitán viajará solo en su goleta.
Las velas se izan, el mar tranquilo tiñe todo de azul hasta confundirse con el
cielo.
El aullido de una sirena indica el momento de la partida, varios pañuelos blancos se agitan como si fueran a convertirse en pájaros, la brisa hace que el perfume inunde la embarcación, acompañará las historias de vida de cada marinero.
Las gaviotas aletean sobre la estela espumosa que deja la nave, les señala el camino, a pocas millas regresaran a posarse en la playa.
Los días transcurren tranquilos, a veces el silbido del viento es el preludio de una tormenta, como saetas los relámpagos surcan el firmamento, la voz ronca de los truenos corta el silencio.
Los grumetes sujetan las velas, allá en lo alto sus siluetas se asemejan a las aves nocturnas, esa noche la luna juega a las escondidas, se rehúsa a mostrar su cara plateada, no quiere regalar sus mágicos destellos.
El Capitán permanece en silencio, enciende un habano, las volutas de humo forman dibujos diversos, mañana llegarán al primer destino.
Amanece, el sol emerge de las aguas, su fuerza tiñe de naranjas y rosados el cielo límpido.
A pocas millas encuentran la isla, allí la tripulación se entera que permanecerá en ese lugar de indescriptible belleza unos pocos días.
El tiempo cálido los recibe, mariposas de mil colores aletean sobre las flores.
El Capitán se despide, debe continuar el viaje en la más absoluta soledad.
El timón de madera lustrosa será su única compañía.
La goleta suavemente se desliza por el agua, en su derrotero encontrará noches tranquilas, otras serán turbulentas.
Nada asusta al hombre, disfruta cada instante del viaje, no siente el cansancio, sabe que cuando el ancla deje su huella en la arena, Él estará acariciando sus sueños.

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