Thursday, December 06, 2007

DÉSIRÉE

Madre:

Quiero que sepas que hoy ha llegado un carruaje a las puertas de mi casa en Marsella, de él bajó un señor con una vistosa librea, traía en sus manos una hermosa canasta de tulipanes recién cortados, si los vieras te asombrarían los colores.
El obsequio contenía cintas blancas y rosadas, escondían una tarjeta y un anillo de brillantes, era el regalo con el que Napoleón, me ofrecía su amor, en el anillo hay grabada una fecha, veintiuno de abril, falta muy poco, la primavera nos regalará todas sus fragancias perpetuadas en los pétalos delicados de las flores.
Mamá, sé que recién he pasado el umbral de la adolescencia, también recuerdo que me dijiste que tuviera cuidado ya que él está comprometido con Josefina.
Ese compromiso fue celebrado por conveniencia, ha tenido sus frutos, también conozco la historia del hijo extra matrimonial de la pareja.
Dispone para mi de un palacio cercano a su residencia, emplazado en una colina, rodeado de flores, puertas talladas de madera, me imagino los almendros recién florecidos, lo amo pero no quiero convertirme en la otra.
Nuestras familias se conocen de antaño, yo era una niña cuando el hablaba de las virtudes de ser el hombre más importante en la historia de Francia.
Madre a mi no me atraen las riquezas, solo quiero compartir mi vida con un hombre, no me importaría que fuera en una casa pequeñita de la campiña francesa, allí cuidaría mis flores, lo esperaría con el amor sincero que me embarga.
Napoleón me ofrece una vida fastuosa, pero en ella tendrán cabida las sombras.
No quiero ser la tercera en discordia, siempre soñé llegar a casarme con un hombre probo, pero por sobre todas las cosas tener un amor que trascendiera por los sentimientos.
Quisiera entrar a la iglesia del brazo de mi padre, ser quien adornara con flores los bancos y altares de aquella capilla que conocimos hace tiempo, usar mi traje, confeccionado con las ricas sedas que comercia mi padre, intercambiar promesar de amor y que Dios otorgara bendiciones a nuestros sentimientos prolongando la vida en los hijos.
Estoy confundida, solo sé que lo amo con todas mis fuerzas, pero entiendo que no puedo compartir el amor de tan gallardo caballero.
Iré al convento, hablaré con el sacerdote, para luego enviarle a Napoleón mi decisión.
Josefina es una mujer de fuerte carácter, no quiero dañarlos, prefiero renunciar al amor para siempre,soy débil, quizás no pueda perdonarlo nunca, tal vez las lágrimas me acompañen eternamente, he perdido mis esperanzas, se diluyen en el tiempo.
Te quiere tu hija

Désirée

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