GEMELAS

No se acostumbra a los barrotes de la cárcel.
Puertas de hierro que se cierran alejando la libertad.
No le molesta levantarse al alba, sabe que la luna aún no se ha dormido.
Higienizar la celda le produce satisfacción, arregla las mantas que por la noche abrigan sus noches en las que no sabe cuando volverán a anidar los sueños.
Aprendió a vivir compartiendo, ahora el panorama es distinto, debe hacerlo con las otras reclusas que no tienen nada que ver con ella.
Solo Dios sabe que es inocente.
¿Cómo demostrarlo cuando la han alejado del mundo sin darle derecho a defenderse?
¿Cómo decir que ella es la hermana gemela cuando todos presumen que está sola en la vida?
Solo Él que reina en los cielos conoce la historia de Griselda, nadie intentó investigar el pasado de ella.
Noelia que trabajaba sin medir las horas con el único propósito de otorgarle bienestar a su familia.
¿Cómo encontrar la forma de defenderse sin que su madre se quiebre hasta perder la vida?
Ha contado cada una de las baldosas blancas y negras que llevan al salón donde las presidiarias reciben a sus familiares.
La mesa que le asignan está siempre sola, los suyos viven lejos, no hay dinero que alcance para costear los pasajes de avión que deberían utilizar para ir a verla.
Las comunicaciones se cortan, no alcanzan las tarjetas para que grite todos los te amo que tiene guardados en el alma.
Gritos que morirán en su garganta.
Araceli trata de protegerla, nota que es una mujer distinta, en las miradas se nota que es inocente, nada tiene que ver con el delito que le imputan.
Desprotegida a ella le confiesa que nada tuvo que ver con el asalto al banco, sí, se en el que murieron seres inocentes.
Nadie creerá la historia de las gemelas.
Mientras ella trataba de edificar el futuro, su gemela optó por el camino más fácil.
Trató de aconsejarla, había otros modos de conseguir bienestar para el niño, fruto de un amor correspondido.
Las esposas lastimaban sus muñecas cuando la llevaron a la primera audiencia.
La coartada pese a que era una verdad revelada no convenció al tribunal.
De pie escuchó la sentencia, esperando que su hermana tuviera la valentía de decir la verdad.
Qué distinto hubiera sido todo con solo pronunciar una palabra.
Silencio.
La secretaria procede a leer la sentencia.
No puede sostenerse, el dolor hace que pierda los sentidos.
Esposada sube al celular que la llevará a la cárcel.
Araceli intenta consolarla.
Es tarde.
La cocina de la unidad carcelaria está desierta.
En uno de los cajones guardan una daga.
No duda un instante. Manos temblorosas la acercarán a su pecho, jamás delatará a su hermana.
Reza antes de entregar su cuerpo latente que jamás conoció las traiciones.

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