Thursday, April 28, 2011

LIBROS PARLANTES







Marcia se había destacado en todos los deportes de riesgo, ello le permitió conocer distintos lugares del mundo donde era convocada para exhibir su destreza en varias disciplinas.
Todos los paisajes anidaban en su alma cual pájaros dispuestos a emprender vuelo.
Las nevadas no cesaban en el paraje blanco y majestuoso.
Los esquiadores celebraban cada copo de nieve que caía.
La pista se veía favorecida con el clima inclemente.
Instalada en el refugio bebió café con el grupo de esquiadores que disputarían la carrera.
Se veía hermosa enfundada en un colorido y abrigado traje.
Lucía orgullosa en la espalda la imagen de la bandera argentina.
Antes de colocarse el casco y las antiparras miró con deseo el primer premio.
Debía lograrlo, estaba representando a su patria lejana.
Sabía que todos seguirían la competencia a través de la televisión, ello la animaba a competir con más fuerzas.
Ubicados en sus puestos esperaron que impartieran la orden de salir.
Se deslizaba por la nieve como si estuviera danzando.
Sentía que los arbustos ubicados al costado del camino blanco la saludaban, la fuerza de los esquiadores producía un viento particular que colaboraba para que las ramas de los pinos se movieran rítmicamente.
Sintió vértigo en la última bajada, en segundos el cuerpo quedaría al costado de la pista.
Rápidamente fue auxiliada.
Apenas recuperada decidió regresar al su país.
La recuperación demoraría varios meses, desde el principio supo que jamás podría volver a esquiar.
Su alma inquieta no quería permanecer en su casa.
Decidió invertir el tiempo libre colaborando en la biblioteca de la ciudad.
Al principio serían unas pocas horas.
Se entregó con el corazón a su nueva ocupación.
A los pocos meses fue llamada por las autoridades del municipio, la titular de la biblioteca había solicitado un traslado, Marcia era la elegida para reemplazarla.
Atrás habían quedado las muletas, podía caminar libremente sin ningún sostén auxiliar.
Otra vez la vida le daba una nueva oportunidad.
La dedicación le permitió conocer los movimientos del lugar.
Encantada recorría los estantes que guardaban tesoros de la literatura universal.
Tarde de otoño en el sur.
Ese viernes la concurrencia al salón era escasa.
El frío alejaba a los lectores.
La amplia ventana del escritorio le ofrecía un paisaje único.
Lentamente y con pudor los árboles se desnudaban, al descubierto quedaban las ramas grises que sostenían doradas hojas.
Sentía una conversación, necesitaba ubicar de donde provenía.
Un libro de páginas por las que había pasado el tiempo le decía a un nuevo ejemplar.
Espero que tengas la misma suerte que he tenido yo, he sido observado por los ojos más bellos que puedas imaginar.
Sentí placer cuando las manos de muchos lectores me acariciaban, intentando no hacerme daño.
La tecnología ha cambiado viejas costumbres, con mis hermanos extrañamos las manos cariñosas que daban vuelta nuestras páginas, ávidos de conocimientos o aventuras que los hacían participar.
Espero que no pierdas la fragancia a papel que tienen los libros nuevos, que sean muchos los que puedan disfrutar de tu contenido.
Estoy viejo, no viviré más aquí, seré llevado a un museo, mi casa será un cofre de cristal.
Amigo quiera el destino otorgarte los mejores momentos y que nadie pierda la oportunidad de sostenerte en sus manos.


http://www.youtube.com/watch?v=ZqWS7LP4hgs&feature=related

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