ÚLTIMO SHOW

El estadio está repleto.
La capacidad ha sido rebasada por los concurrentes.
Se esperaba un encuentro magnífico.
Pantallas gigantes han sido colocadas en lugares estratégicos.
Músicos de otras latitudes oficiarán de teloneros.
No existían en ese instante mágico los celulares para reproducir imágenes.
Las cámara fotográficas serán protagonistas.
La primera fila será ocupada por los famosos.
Saben que pocos minutos aparecerá una voz tan bella como triste.
Alguien de quien es preferible preservar su nombre espera en una silla de ruedas.
Pálido sin fuerzas.
Los pómulos chatos han desfigurado el rostro del amante.
Conserva la mirada tranquila de los que saben amar más allá de las diferencias.
Las luces del escenario se apagan.
El sonido de una guitarra preanuncia el espectáculo jamás vivido.
Mary ajena o no a todo espera al gran amor de su vida.
El hombre de la silla de ruedas solo será protagonista en la piel del cantante.
Quizás ella contempló la posibilidad de compartir a su hombre.
Lentamente las luminarias hacen foco en el escenario.
El bullicio crece cuando aparece él.
Vestido con pantalón blanco, musculosa de idéntico color.
Una faja roja contiene la pequeña figura del gigante que hará vibrar multitudes.
Hasta ese momento la verdad no había sido revelada.
Guitarras acústicas arrancan las primeras lágrimas.
El joven de la silla de ruedas también llora el último llanto.
Sabe Dios que nunca quiso interferir en el amor de Mary, una mujer bella que en nombre de un amor profundo aceptó todo.
La vida es un misterio insondable, esa mujer es el amor de su vida, sin embargo necesito conocer otros mundos sin pensar que lo llevarían al fin de sus días.
Amor de mi vida es la primera canción que no se sabe a quien le dedica, si a esa mujer que supo compartir cada instante de gloria o al hombre que espera sentado en la silla de ruedas.
Miles de encendedores se mueven acompañando la música.
El artista está más delgado, pálido.
La primera rosa que cae a sus pies será para ella, el contenido de la canción para el hombre solo que espera.
Una delgada línea separa la vida de la muerte.
Los aplausos coronan la velada.
En ese instante el cantante necesita decirle a sus admiradores que quizás sea el último concierto que ofrezca.
No lo dirá con palabras.
No hay cura para ese mal que no conoce las barreras del amor.
Como un grito desgarrador los hará partícipes de su historia.
El destino eligió para ese ser que acaparó el reconocimiento de multitudes, la soledad que trae la muerte.
Trascenderá la vida con sus canciones de amor.
Otras sillas de ruedas estarán vacías.
La enfermedad silenciosa a derrotar es grande.
Desde el cielo contemplará a sus seguidores, tranquilo en la paz que otorga el universo.

http://www.youtube.com/watch?v=4ADh8Fs3YdU