AMIGO FIEL

Han pasado diez años.
Está aturdido, la terminal de ómnibus fue cambiada de lugar, igual que sus recuerdos.
Deberá caminar unas cuadras más para encontrarse con el paisaje que tanto extrañó durante la época que se vio obligado a huir.
Jamás olvidará el último día de trabajo.
Cubría el trayecto hasta el banco caminando, gozaba observando su barrio.
Casas inmaculadamente blancas, la mayoría con techos de teja rojas, con la inclinación suficiente para que en invierno la nieve se deslizara cómoda hasta formar un manto cubriendo las calles.
Pensaba que si un pintor se hubiera detenido a reflejar en la tela aquello que el disfrutaba todos los días, hubiera pintado el más bello cuadro.
El fondo de todas las viviendas lindaba con el lago, a veces quieto, otras ofreciendo su danza para mojar la falda del glaciar, un poco más atrás los cerros, cúspides que conservaban el hielo eterno.
Cada día el paisaje se mostraba diferente.
Antes de llegar a la entidad bancaria, oculto en el bosquecillo estaba el auto del tesorero.
¿Qué hacía tan temprano?
¿Por qué estaba escondido?
Sintió que el corazón le daba un vuelco, casi sin aliento le ordenó a su perro collie que regresara a la casa, lejos de obedecerlo el perro se quedó sentado en la vereda mientras su dueño apresuraba la marcha.
La empleada de limpieza le sacaba lustre a las cerraduras de bronce, allí morían los destellos del sol.
El guardia lo saludó con respeto y cariño, al franquearle la entrada le comentó que era el primero en arribar.
Otra vez la angustia apresaba su alma, estaba seguro que el auto que había visto correspondía al tesorero.
Permaneció en silencio.
Tal vez un sorbo de café podría traer calma a sus pensamientos.
Ocupó el lugar en la caja que tenía asignada, allí escuchaba las historias de los abuelos que concurrían a cobrar sus beneficios.
Amelia lo notó distinto, para tranquilizarla le comentó que no había tenido un sueño sereno.
La despidió con la mueca de una sonrisa.
Era respetado por sus compañeros y por los clientes, todos conocían al hombre de mirada honesta.
Rogaba que la jornada concluyera, no podía controlar la angustia que lo estaba poseyendo.
Terminado el arqueo de las cajas, se presentaron varios oficiales, habían denunciado el robo al tesoro.
Cuando el banco cerrara sus puertas todos debían prestar declaración.
Las autoridades determinaron que el cajero debía presentarse en la mañana.
Esa noche no pudo conciliar el sueño.
Se presentó como un buen ciudadano a prestar declaración.
Respondió un largo interrogatorio, dijo todo lo que había visto el día anterior.
Se retiró más angustiado que nunca.
Omar el oficial de guardia lo llamó a medianoche, le comentó que creían en sus palabras, no obstante jamás imputarían el robo a quien colaboraba con la fuerza.
Jamás toleraría que lo apresaran por un delito no cometido, decidió huir hasta que el episodio se aclarara.
Abrazó a su perro, en este viaje no podía llevarlo.
La lancha de Juan lo depositaría en un refugio en la montaña.
Aprendió a convivir con la naturaleza, pasó frío y hambre.
Ayer después de un juicio oral extenso condenaron al tesorero.
Era el momento de regresar a reunirse con su fiel compañero.
Lo encontró en el mismo lugar en que se habían despedido el día del desfalco, el largo pelaje no podía ocultar las costillas de su mascota.
Nunca se había sentido tan desprotegido, culpable por haber tenido la necesidad de irse hasta que se demostrara su inocencia.
El perro de esta historia realizó el último trecho en brazos de su dueño.
Aún cuando parezca increíble ambos lloraron, el momento de la despedida definitiva había llegado.

http://www.youtube.com/watch?v=wb9wUtAJ5es

LIBROS PARLANTES

Marcia se había destacado en todos los deportes de riesgo, ello le permitió conocer distintos lugares del mundo donde era convocada para exhibir su destreza en varias disciplinas.
Todos los paisajes anidaban en su alma cual pájaros dispuestos a emprender vuelo.
Las nevadas no cesaban en el paraje blanco y majestuoso.
Los esquiadores celebraban cada copo de nieve que caía.
La pista se veía favorecida con el clima inclemente.
Instalada en el refugio bebió café con el grupo de esquiadores que disputarían la carrera.
Se veía hermosa enfundada en un colorido y abrigado traje.
Lucía orgullosa en la espalda la imagen de la bandera argentina.
Antes de colocarse el casco y las antiparras miró con deseo el primer premio.
Debía lograrlo, estaba representando a su patria lejana.
Sabía que todos seguirían la competencia a través de la televisión, ello la animaba a competir con más fuerzas.
Ubicados en sus puestos esperaron que impartieran la orden de salir.
Se deslizaba por la nieve como si estuviera danzando.
Sentía que los arbustos ubicados al costado del camino blanco la saludaban, la fuerza de los esquiadores producía un viento particular que colaboraba para que las ramas de los pinos se movieran rítmicamente.
Sintió vértigo en la última bajada, en segundos el cuerpo quedaría al costado de la pista.
Rápidamente fue auxiliada.
Apenas recuperada decidió regresar al su país.
La recuperación demoraría varios meses, desde el principio supo que jamás podría volver a esquiar.
Su alma inquieta no quería permanecer en su casa.
Decidió invertir el tiempo libre colaborando en la biblioteca de la ciudad.
Al principio serían unas pocas horas.
Se entregó con el corazón a su nueva ocupación.
A los pocos meses fue llamada por las autoridades del municipio, la titular de la biblioteca había solicitado un traslado, Marcia era la elegida para reemplazarla.
Atrás habían quedado las muletas, podía caminar libremente sin ningún sostén auxiliar.
Otra vez la vida le daba una nueva oportunidad.
La dedicación le permitió conocer los movimientos del lugar.
Encantada recorría los estantes que guardaban tesoros de la literatura universal.
Tarde de otoño en el sur.
Ese viernes la concurrencia al salón era escasa.
El frío alejaba a los lectores.
La amplia ventana del escritorio le ofrecía un paisaje único.
Lentamente y con pudor los árboles se desnudaban, al descubierto quedaban las ramas grises que sostenían doradas hojas.
Sentía una conversación, necesitaba ubicar de donde provenía.
Un libro de páginas por las que había pasado el tiempo le decía a un nuevo ejemplar.
Espero que tengas la misma suerte que he tenido yo, he sido observado por los ojos más bellos que puedas imaginar.
Sentí placer cuando las manos de muchos lectores me acariciaban, intentando no hacerme daño.
La tecnología ha cambiado viejas costumbres, con mis hermanos extrañamos las manos cariñosas que daban vuelta nuestras páginas, ávidos de conocimientos o aventuras que los hacían participar.
Espero que no pierdas la fragancia a papel que tienen los libros nuevos, que sean muchos los que puedan disfrutar de tu contenido.
Estoy viejo, no viviré más aquí, seré llevado a un museo, mi casa será un cofre de cristal.
Amigo quiera el destino otorgarte los mejores momentos y que nadie pierda la oportunidad de sostenerte en sus manos.


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UNA MUJER ALADA

Le bastó conversar unas pocas veces con ella para darse cuenta que hubiera querido ser como los pájaros.
Desplegar mansamente las alas para cobijar a aquellos que no han conocido el cariño sincero.
O tal vez a esos otros que muestran una armadura escondiendo debajo del acero un corazón noble al que le cuesta latir libremente para expresar los sentimientos.
O quizás aquellos que vuelan tan bajo que son incapaces de reconocer el propio nido.
El destino le otorgó el don de pintar.
Pupila extraña acaparará ese instante.
Grácil figura vestida para la ocasión.
Sutiles gasas envolvían el delgado cuerpo de la muchacha, los pies descalzos dejan marcas en la gramilla.
Manos blancas sostenían una sombrilla.
Duende a punto de ingresar al bosque.
La observó un rato no quería perder detalle.
Recostada sobre el tronco rugoso de un alerce parecía dormida.
Ese preciso segundo volcaría en la tela.
Ubicó el caballete en un rincón del jardín,en la mesa auxiliar apoyaba óleos y pinturas.
Desechó la carbonilla.
Comenzaría los primeros trazos con pinceles.
Colores suaves para retratar lo más parecido a un sueño.
No tuvo dificultad al delinear el rostro, pocas veces la belleza se había depositado de manera tan precisa.
Ojos azules como las noches claras del estío.
Labios encendidos como un rubí.
Pintaría el cuerpo de manera tal que se viera la espalda de la joven.
Era la primera vez que pintaría una mujer alada.
No sabe cuantas horas le demandará la obra, quiere concluirla en el día.
El murmullo de las aves se debilita.
El crepúsculo adorna el cielo con colores púrpuras y rosados.
Gorriones y calandrias regresan a los nidos.
Luciérnagas iluminan los canteros, las flores vuelven a ser capullos sedientos de gotas de rocío.
El aleteo de un pájaro perdido lo distrae, una de las alas adosadas a la espalda de su musa inspiradora parece quebrada.
No desea retocar la imagen.
El pequeño error imperceptible a la mirada de los maestros le brinda al cuadro una sensualidad inesperada.
Entre las ramas del bosque aparece plateada la luna, con el primer destello la última pincelada.
Mañana se inaugura la exposición de cuadros, participarán de la muestra pintores noveles y conocidos.
En el salón lucen los cuadros.
Enmarcados en distintos estilos, las varillas de madera enriquecen las pinturas.
Aparecen varios compradores para su cuadro, a todos les responde lo mismo, no está en venta, solo quise que vieran la belleza de la mujer que me ha robado el alma.

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EL HOMBRE DE LA PLAYA

Lentamente cae la tarde reflejando los matices morados del crepúsculo en los acantilados que parecieran haber sido cortados prolijamente por la mano del hombre.
Danzando el agua va horadando las rocas.
Suaves desniveles se sumergen en las oscuras profundidades del océano.
Nocturno silencioso.
Tiempo de estrellas y destellos plateados de luna surcan el firmamento.
La brisa apenas mueve las ramas de los árboles de la costanera.
Una sombra se agiganta.
Desde un lugar cercano observa las pisadas que el hombre solitario va dejando en la arena.
Detiene la marcha.
Pareciera estar esperando a alguien que no llegará.
De tanto en tanto consulta el reloj.
El viento no permite que encienda un cigarrillo.
Hace años Esteban compró la cafetería, por su local han pasado toda clase de personas y personajes.
Percibe la tristeza del hombre que espera.
Instante preciso para ofrecerle compañía.
Coloca café en un termo, un abrigo y una bufanda morigerarán el frío de una noche gélida.
Buscarán el refugio que ofrece el boulevard costero.
Los escalones servirán para descansar el cuerpo luego de la caminata, solo la mente estará siempre en alerta.
Al principio la conversación tocará temas formales.
El hombre de la playa siente necesidad de compartir su pena.
Esteban escuchará una intensa historia de vida.
A medida que transcurre el relato Diego se quiebra varias veces.
Hacía pocos meses la mujer que más había amado en la vida decidió partir.
Le cuenta que quien le había robado al corazón era una mujer de extraña belleza.
Rostro cincelado por un escultor en un momento de gloria.
Mirada triste, azul como el agua quieta de un lago, a veces velada por las lágrimas que traía una depresión de origen desconocido.
Labios generosos en el momento de compartir el néctar de un beso, figura espléndida.
Mujer dispuesta a escuchar y resolver los problemas ajenos, descuidando los propios.
Ávida de cariño y caricias, esas que concluyen en abrazos que no conocen el tiempo.
Se amaron con locura.
Compartían cada minuto de sus vidas.
Una noche idéntica a la de este instante decidieron caminar por la playa, abrazados para darse calor mutuamente.
Juntos proyectaban el futuro, las risas rompían el silencio de la noche.
Estrellas cual brillantes colgados de un cielo oscuro y transparente serían testigos de un amor eterno.
No pudo detenerla cuando ella ingresó al agua.
Nadó furioso hasta que perdió las fuerzas.
Vanos esfuerzos para recuperar el cuerpo de la mujer que con paciencia había grabado con todos sus sentidos el alma de un hombre solo.
Desde aquel día todas las noches camina por la playa, busca una señal para reunirse definitivamente con ella.

http://www.youtube.com/watch?v=3MalkG4o4vA

GEMELAS

No se acostumbra a los barrotes de la cárcel.
Puertas de hierro que se cierran alejando la libertad.
No le molesta levantarse al alba, sabe que la luna aún no se ha dormido.
Higienizar la celda le produce satisfacción, arregla las mantas que por la noche abrigan sus noches en las que no sabe cuando volverán a anidar los sueños.
Aprendió a vivir compartiendo, ahora el panorama es distinto, debe hacerlo con las otras reclusas que no tienen nada que ver con ella.
Solo Dios sabe que es inocente.
¿Cómo demostrarlo cuando la han alejado del mundo sin darle derecho a defenderse?
¿Cómo decir que ella es la hermana gemela cuando todos presumen que está sola en la vida?
Solo Él que reina en los cielos conoce la historia de Griselda, nadie intentó investigar el pasado de ella.
Noelia que trabajaba sin medir las horas con el único propósito de otorgarle bienestar a su familia.
¿Cómo encontrar la forma de defenderse sin que su madre se quiebre hasta perder la vida?
Ha contado cada una de las baldosas blancas y negras que llevan al salón donde las presidiarias reciben a sus familiares.
La mesa que le asignan está siempre sola, los suyos viven lejos, no hay dinero que alcance para costear los pasajes de avión que deberían utilizar para ir a verla.
Las comunicaciones se cortan, no alcanzan las tarjetas para que grite todos los te amo que tiene guardados en el alma.
Gritos que morirán en su garganta.
Araceli trata de protegerla, nota que es una mujer distinta, en las miradas se nota que es inocente, nada tiene que ver con el delito que le imputan.
Desprotegida a ella le confiesa que nada tuvo que ver con el asalto al banco, sí, se en el que murieron seres inocentes.
Nadie creerá la historia de las gemelas.
Mientras ella trataba de edificar el futuro, su gemela optó por el camino más fácil.
Trató de aconsejarla, había otros modos de conseguir bienestar para el niño, fruto de un amor correspondido.
Las esposas lastimaban sus muñecas cuando la llevaron a la primera audiencia.
La coartada pese a que era una verdad revelada no convenció al tribunal.
De pie escuchó la sentencia, esperando que su hermana tuviera la valentía de decir la verdad.
Qué distinto hubiera sido todo con solo pronunciar una palabra.
Silencio.
La secretaria procede a leer la sentencia.
No puede sostenerse, el dolor hace que pierda los sentidos.
Esposada sube al celular que la llevará a la cárcel.
Araceli intenta consolarla.
Es tarde.
La cocina de la unidad carcelaria está desierta.
En uno de los cajones guardan una daga.
No duda un instante. Manos temblorosas la acercarán a su pecho, jamás delatará a su hermana.
Reza antes de entregar su cuerpo latente que jamás conoció las traiciones.

http://www.youtube.com/watch?v=dma4r9ymDC4

CONCIERTO FINAL

Zoe es una joven inglesa, pasa los veranos en la casa familiar en La Toscana.
Paraje de belleza incomparable.
En verano estallan las flores, las bugamvilias se abrazan a las columnas de la casa.
Solo debe bajar el parque de la vivienda para encontrarse con un río melodioso, majestuoso le canta a las piedras.
Luego de nadar un rato, busca una roca para descansar y secar las gotas que recorren sin pudor su cuerpo esbelto.
Desde su privilegiada posición puede observar el castillo ubicado en el otro margen.
Construcción lujosa de la época del romanticismo.
Ventanas inalcanzables con vitreaux de mil colores punto de encuentro de los rayos de sol.
Escucha a su madre, regresará a la casa, el almuerzo en familia la espera.
Deseaba encontrarse con todos, el bullicio de los sobrinos gemelos, lejos de aturdirla le arrancan más de una sonrisa.
El aroma a pan recién horneado despierta el apetito.
El café lo tomarán debajo de las sombrillas, en el jardín.
La música de Wagner la estremece, proviene del castillo.
Sabe por los vecinos que allí moran una condesa con dos hijos a los que jamás vio.
El padre le cuenta que uno de ellos es un concertista famoso.
En contadas ocasiones visita a los familiares, las giras insumen la mayoría de sus horas.
Por la tarde caminará a la vera del río, las flores silvestres pugnan por salir.
En Toscana las tardes son frescas cuando cae el sol.
Recostada en las piedras no siente la mirada curiosa de un hombre apuesto, cabellos largos que la brisa no logra desordenar.
Solo la observa a una distancia prudencial, suficiente para darse cuenta que es una joven de exquisita belleza.
Una rama se quiebra cargada de flores, no ha podido resistir el peso de tanta hermosura.
Antes que el agua lleve la preciosa y colorida carga, cortará una flor, descuidadamente con ella sostendrá los cabellos mojados.
La mirada azul del hombre la conmueve.
Envuelta en un toallón se acerca para preguntar a que s debe esa mirada que la desnuda.
Compartirán varias salidas antes que llegue la propuesta de un noviazgo formal.
Ella debe partir a Londres, se encontrarán en un concierto.
Le cuesta elegir el vestuario, reconoce que Rafael la dobla en edad, los contactos que tiene pertenecen a la sociedad de las que muchos quisieran formar parte.
Opta por un traje negro, la pollera a media pierna le otorgará elegancia, el cabello suelto, pocas alhajas.
Fuera de programa el concierto se cierra con melodías de Mussorgski.
Ocurrirá en todos los eventos a los que asista Zoe.
Rafael no puede ocultar su amor por la delicada muchacha inglesa, le ofrece una vida de reina, solo se reencontrarán como amigos cuando ella visite la casa de sus padres en Toscana.
Nunca aceptará una vida de reina si para ello debe resignar de su libertad.

http://www.youtube.com/watch?v=1U2bc96Z3QU&feature=related

LA PRIMERA NEVADA

Cronos desea hacer un regalo anticipado a los habitantes de cierto lugar del planeta.
Debe pedir ayuda a su madre Gea y a su padre Urano Dios de los cielos.
Sonríe el imaginar que sus papás al entendimiento de los terrenos están distantes.
Nada más lejos de ello.
En un punto que pocos perciben o adivinan en la línea que suponemos termina el horizonte, allí en ese preciso lugar sus progenitores se encuentran.
Gea y Urano se conocieron hace tanto tiempo que a Cronos le resulta difícil medirlo.
De ellos aprendió mucho sobre todo a amar sin límites, no sabía en ese entonces que uno de sus hijos lo traicionaría en el futuro.
Cronos ha tratado de olvidar la tragedia, algo que no ha logrado pues su destino es eterno.
Ha regalado al sitio de referencia de este cuento días primaverales.
Gozaba al ver a sus habitantes despojados de vestimentas para contrarrestar el frío.
Logró que en cada casa florecieran los pensamientos, no solo las flores sino aquellos que alegran la mente.
Sonrió ante el estallido de color de los ciclamen, hasta un tímido geranio regaló flores coloradas, le divertía que se mecieran con la brisa, adivinaba que hacían equilibrio en la ventana de una casa con techos de tejas rojas salido de un cuento
Gea lo ayudaría poblando a Urano de nubes andariegas, blancas que mutarán al gris acero para contener la primera nevada.
Previamente hablará con su hijo Poseidón le pide calma, no quiere que el festejo se convierta en una tragedia.
Los habitantes de la ciudad encantada anticipan la celebración.
Ataviados con guantes, gorros y bufandas esperarán a quienes bajen del Cerro Blanco portando las tradicionales antorchas.
Fuego y diversión para darle la bienvenida a la dama de blanco que cubre con su manto la cúspide de los cerros.
En una esquina cerca de la bahía un pequeño sin nombre o con el nombre de muchos, está solo.
Las manitos congeladas logran armar un muñeco en la nieve.
¿Cómo puede ser que un nene tan chico esté en la soledad más absoluta?
Ese niño no conoce nada de mitología, le gustaría sumarse a las celebraciones.
Tiene los labios morados por el frío, no puede pronunciar una sola palabra.
Ella sale de la abrigada cabaña, los leños crepitan en el hogar de piedra.
Se acerca al chiquito, lo abraza para atemperar el frío.
En el interior de la casa todos lo agasajan, será la primera vez que el muchachito espere la primera nevada en familia.

http://www.youtube.com/watch?v=5w0Xy_6WIY0

AMORES DIFERENTES, AMORES ETERNOS

Sonríe al mirar el interior de la camioneta, Griselda una vez más ha colocado desodorante para autos.
Esta vez eligió una fragancia sensual, vainillas suaves mezcladas con almendras y un toque de madera para que el aroma no sea tan dulzón.
Maneja tranquilo.
El atardecer ha pintado el firmamento con colores púrpuras y rosado, los últimos rayos del sol permiten que ingrese un tenue matiz naranja.
Una nube traviesa aporta el color gris que sobredimensiona la belleza del paisaje.
Sortea los conos indicadores que por allí ha pasado la cuadrilla que ha tapado los baches.
Saluda con la mano en alto a quienes están pintando las últimas líneas amarillas.
Siempre se había preguntado por qué estaban tan bien delineadas, trazos rectos como si la mano del operario la hubiera guiado un pintor.
Hoy descubrió cómo lo hacen.
Conoce el camino como si fuera la palma de su mano.
Cuarenta kilómetros lo separan de su casa.
Camino que recorre día a día, deseando llegar al hogar, allí lo aguarda el amor de su mujer.
Labios pintados para dar el beso con sabor a néctar que lo lleva a olvidar las desventuras que a veces ocurren en el ámbito laboral.
Griselda es pasión y quietud.
Ama a esa mujer como jamás quiso a nadie, es perfecta en la sencillez, adora la mirada de su esposa, un remanso que le permite sumergirse para soñar.
La cinta asfáltica es un camino acerado que conduce a la paz.
No debe contrariar a la muchacha que le robó el corazón para siempre.
En la próxima curva hay un pequeño bosque de alerces, allí detendrá la marcha para carga la pipa y fumar.
Pequeños mirlos acompañan a sus padres, están construyendo nidos fortificados para esperar la primera nevada.
Soledad sin testigos.
La brisa se convierte en viento propiciando la desnudez de las especies, se vestirán en la próxima temporada.
Busca la campera, los primeros fríos se hacen notar, controla que el celular esté encendido.
Estira las piernas.
Mientras carga la pipa escucha un gemido, proviene del interior del bosquecillo.
Con precaución se acerca al lugar.
Debajo de los árboles, tendido en la gramilla que las últimas lluvias dejaron crecer, encuentra a un hombre golpeado, no puede definir sus rasgos, la barbarie ha dejado marcas en el rostro.
Arrodillado lo contiene, lo abriga, la ambulancia no tardará en llegar.
El joven llora, no solo tiene dolor en el cuerpo, también en el alma.
Llama a Griselda, brevemente le contará los detalles del episodio que le toca vivir.
La nobleza dirá que tiene obligación de acompañar al muchacho hasta que reciba las primeras atenciones.
Seguirá la ambulancia.
Los médicos han logrado que vuelva a la vida.
En la habitación le contará su historia, no tiene familia, solo pide que llamen a Darío, es la pareja del chico internado.
Noche oscura.
Luna ausente, no hay destellos plateados.
Repiquetea en los oídos del conductor una historia de amor.
Darío abraza el cuerpo de Gabriel.
Afortunadamente esta historia concluirá de la mejor manera.
Griselda sostiene a su amor, comprende que esos jóvenes deben vivir más allá de las diferencias insensatas que establecen otros hombres que se permiten juzgar sin razón.
En esta ocasión las montañas no guardarán ningún secreto.
Ellos como vos y yo merecen disfrutar los sentimientos que brotan en la piel.

http://www.youtube.com/watch?v=TtXOMp9JfHY

TESTIGO CON IDENTIDAD RESERVADA

Festejaron el décimo aniversario de casados con un cena intima en un coqueto restó ubicado en una de las zonas más caras de Buenos Aires.
Maricel estaba tan emocionada como el día en que había conocido al amor de su vida.
Germán interrogaba sobre el regalo que intercambiarían en esa noche especial.
Se daban pistas tratando de adivinar cual sería el regalo, ninguno de los dos acertaba que objeto había comprado el otro.
A las siete de la tarde ella lo esperaba con su mejor sonrisa.
Germán la notaba distinta, lucecitas de colores encendía la mirada de su mujer.
Estaba preciosa enfundada en un traje de saco y pantalón, el eligió vestimenta sport.
En la guantera de la camioneta guardaba el regalo, lo entregaría al promediar la cena.
El maitre del lugar los ubicó en una mesa alejada, necesitaban privacidad para contarse el amor que sentían, renovarlo día a día.
La vista era majestuosa, por el Puente de la Mujer transitaban niños que se soltaban de la mano de sus papás, parejas enamoradas fundidas en abrazos interminables.
Evitaron hablar del tema que los conmovía, no era la noche indicada.
El mozo retiró la vajilla, el restó invitaba con una copa de champagne.
Germán salió un momento, ella sonrió.
Antes del brindis el sacó del interior de su saco un pequeño estuche, contenía un anillo que representaría un símbolo, un solitario de zafiros, en el centro tres brillantes.
Ella sacó de su cartera un sobre inmaculadamente blanco, en el interior estaban los análisis que confirmaban el embarazo tan buscado.
Ambos fueron incapaces de contener las lágrimas, un sueño largamente acariciado en pocos meses se haría realidad.
El viaje de regreso fue tranquilo hasta que llegaron a la intersección de una avenida.
El semáforo indicaba precaución, Germán detuvo la camioneta, no podía creer lo que veía a través del espejo retrovisor, varios coches se acercaban a gran velocidad.
Experto conductor sabía que no tenían posibilidad de frenar.
Sin pudor cruzaron los vehículos cruzaron la avenida provocando un desastre, no se detuvieron.
Germán hombre memorioso retuvo en su mente las placas de los conductores.
Bajó para prestar ayuda a la mujer que estaba tendida en el pavimento.
El ulular de las sirenas cortó el silencio de la noche.
Sabía que su obligación era ir a declarar, no quiso que Maricel lo acompañara.
Cumplida la obligación se retiró a su domicilio.
Días después lo citan en sede judicial, la notificación no aclaraba demasiados detalles.
Fue recibido por un juez de la nación quien que le sugirió que retirara la denuncia.
El auto que había atropellado a la mujer pertenecía a la custodia de un funcionario.
No aceptó.
A partir de allí la vida de Germán se convirtió en un calvario.
Las amenazas se repetían por teléfono, era perseguido hasta la empresa en la que prestaba servicios.
En un instante todo se convirtió en la antesala del infierno.
Sabía que en el sur la empresa tenía sucursales, no tardó en conseguir el traslado.
Faltaba algo imprescindible para lograr un poco de paz.
Por seguridad su esposa viajó antes, el lo haría en otro vuelo, mientras tanto arreglaría los últimos detalles para poner en venta en departamento que ocupaban en la gran ciudad.
El escribano público que procedería a la transacción del inmueble escuchaba asombrado el motivo de la mudanza.
Rápidamente lo conectó con un juez del sitio que habían elegido para recibir al hijo que tanto habían esperado.
Ni bien llegó al nuevo sitio se reunió con el funcionario, en pocos días la pareja tendría nueva identidad.
Abril llegó al mundo con toda felicidad, su papá cortó el cordón umbilical.
Habían logrado conformar una hermosa familia, solo bastaba un paso más para finalizar la historia.
No registrarían el nacimiento de la beba hasta no recuperar la identidad original.
La niña ríe en la cuna, sus padres la cuidan amorosamente.
Hoy fueron detenidos todos los implicados en el accidente ocurrido meses atrás.
Mañana recuperarán la identidad, el ángel de Abril, la niña más bella y deseada logró que todo vuelva a la normalidad.
Por fin podrán vivir sin custodios, los tres integrantes de la familia comienzan a transitar un sendero donde reina la justicia y la paz.

http://www.youtube.com/watch?v=BIhAZ9XvaDY&feature=related

LA PROFESORA DE HISTORIA

Sofía es una bella mujer, no podría definirse su edad.
Los rasgos del rostro alcanzaron la perfección parecieran que fueron cincelados por un escultor en el instante de mayor inspiración.
Mirada azabache igual que el ensortijado cabello contrastan con su piel blanca.
Figura de diosa pagana, insinuante, la que ocultaba enfundada en vestimenta formal.
Al terminar los estudios secundarios quiso independizarse, quería ser una más entre sus compañeros de estudio.
Comenzó alquilando una habitación en una pensión cercana a la universidad.
Consiguió un trabajo estable, podía coordinar los horarios de la facultad con la jornada laboral.
Necesitaba su propio espacio, con los ahorros acumulados y la ayuda de los padres accedió al primer departamento.
Obtuvo la licenciatura en historia con notas sobresalientes.
Se presentaba a todos los concursos para cubrir vacantes.
En poco tiempo sería reconocida por sus conocimientos y la forma que utilizaba para lograr que la materia que dictaba fuera atractiva para los adolescentes.
El secreto era teatralizar episodios de la historia donde todos participaban.
En varias oportunidades fue convocada por el gobierno, sabían de su destreza para mostrar la historia reciente o pasada.
Libre no aceptaría ningún contrato que la ligara al estado.
Domingo soleado en Buenos Aires.
Leyó los diarios mientras desayunaba, pese a la hora el tráfico era intenso, por la ventana observaba a jóvenes que apenas podían sostenerse, producto de noches en la que los excesos no eran ajenos.
Necesitaba alejarse del ruido, un aviso en el periódico sería la llave que abriría otros senderos.
En una ciudad alejada solicitaban una profesora de historia, no dudó en enviar los antecedentes.
En quince días estaría en un nuevo destino.
Ocupaba una cabaña cercana un lago de aguas límpidas, en la orilla los cisnes de cuello negro nadaban placidamente.
Un camino de flores silvestres la acompañaba cada mañana.
Se acercaba la celebración del Bicentenario.
El teléfono no dejaba de sonar.
Funcionarios de la cultura querían contratarla para que dirigiera un fragmento de las celebraciones, la suma que le ofrecían era más que atrayente, fiel a sus principios desestimó la oferta.
Durante varios días preparó el festejo que se llevaría a cabo en la ciudad que la había adoptado.
Sus veinte alumnos participarían de un pasaje de la Edad Media.
Con la ayuda de los padres construyeron las escenografías.
Frentes palaciegos, iluminados como si fueran reales.
El pueblo representado por los jóvenes reclamando cambios.
Choque de culturas y sentimientos.
Reyes sin corona, gallardos caballeros, mercaderes de otros pueblos ofreciendo ilusiones, guerreros dispuestos a defender sus espacios.
Todos encarnaban la metáfora de la vida espiritual como si se tratara de un viaje hacia el medioevo, donde comenzaban a confluir las transformaciones históricas.
Un aplauso cerrado coronó la actuación impecable de sus chicos.
El canal de televisión local filmó el espectáculo.
Rápidamente las imágenes llegaron a la gran ciudad.
Otra vez la convocatoria de los funcionarios, la oferta primitiva había crecido notoriamente.
Nuevamente la negativa.
Sofía dedicaba los fines de semana a descansar, a planificar su vida privada en compañía del hombre que le había robado el alma.
Trataban de limar las diferencias que siempre surgen en una pareja.
Supo por una alumna que el amor de su vida había dado la dirección de la cabaña a un representante del estado.
No demostró desconfianza, trató de comportarse como siempre pese a que su corazón comenzaba a quebrarse.
Días después recibiría la visita de un emisario, llevaba un cheque en blanco, Sofía debería poner el precio de su trabajo, el hombre le contó que debía regresar con una respuesta positiva.
No entendía la negativa de la profesora, decidió contarle que Pablo había sido el nexo para llegar a ella.
Las lágrimas brotaban sin cesar ante la impotencia.
Pablo no necesitó más que una mirada para abandonar la casa compartida.
No habrá oportunidad para Pablo cuando entienda que la dignidad de una mujer como Sofía no se comercia.

http://www.youtube.com/watch?v=Lr0xJBsVbZY&feature=related

UNA HISTORIA COTIDIANA

Estamos acostumbrados a verlo todos los días, para él no existen los feriados o días de fiesta, todos son iguales.
Camina encorvado, esquivando los autos impiadosos que no disminuyen la velocidad cuando lo ven.
El pavimento no se ve el otoño ha querido ocultarlo debajo de centenares de hojas doradas, ocres, rojizas que se quiebran a sus pies.
Para todos los vecinos tiene una sonrisa.
Todos han aprendido a separar los cartones, las hojas en desuso, los diarios de los que es mejor olvidar el contenido.
Arrastra un changuito de construcción casera.
Es tan noble que jamás llevaría los que corresponden a un supermercado.
Ruedas gastadas que han rodado por mil caminos.
Muchos lo miran con desconfianza.
A ella le regala una sonrisa, sabe que en el canasto encontrará los papeles que le servirán para llevarle a los suyos un plato de comida.
Imposible calcular la edad de un hombre que ha quedado fuera del sistema.
Ser manso que no reclama, está acostumbrado a seguir los designios de su destino.
Hoy lo ha podido ver de cerca, tiene la mirada tan transparente como el agua del océano.
Rostro anguloso marcado por prematuras arrugas.
Pulcros cabellos, vanos intentos por llevarlos a su lugar cuando la brisa se convierte en viento.
El sobretodo raído no alcanza para atemperar el frío.
Jamás pide nada, a todos devuelve los pequeños favores con una sonrisa.
Ella lo despide hasta el día siguiente, para todos siempre hay un mañana.
Al ingresar a la casa no puede detener el llanto, no puede asimilar las injusticias de la vida, la desidia de los que pudiendo hacer no hace nada.
Busca en el placard, sabe que allí sobran los abrigos, las bufandas que se utilizan para paliar el frío sureño.
Elige varias que pese a estar en desuso están en buenas condiciones, agrega algunos gorros y guantes para que esas manos curtidas por el frío puedan llegar a regalar una caricia.
Mañana le entregará un bolso con ropa para él y su familia.
Un termo con café hará más corta la recorrida diaria buscando sustento.
Está emocionada, no se animó a preguntar el nombre de ese ser tan tranquilo, acostumbrado a las adversidades no buscadas.
No busca agradecimiento, ella sabe que solo ha dado el primer paso para que ese ser de nombre desconocido pueda comenzar a transitar el camino que deja en el portal de los sueños.

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BORDADORA DE ILUSIONES

El tiempo implacable trajo de su mano la soledad no deseada.
Como todas las mañanas la asistente le trae el desayuno, descorre los cortinados, abre apenas una hoja de la ventana para que el aire puro sea acompañante de la anciana.
Un ruiseñor le canta a las flores, los trinos melodiosos logran que se caigan las gotas de rocío que la noche ha depositado en los pétalos, los primeros rayos de sol aumentarán la exquisita fragancia que inunda la habitación.
La enfermera tiene dispuesto el baño, disfruta las caricias del agua, sabe que vendrán los masajes que le permiten caminar apoyada en un bastón de fina madera negra, en la empuñadura tiene grabados las iniciales de los nombres de sus hijos, la del único hombre que amó en la vida y que el destino quiso que partiera antes que ella, tranquila sostuvo las manos de su amado hasta que comenzó a subir los peldaños de cristal de la escalera que lleva a los cielos.
Le pidió que la esperara juntos recorrerían otros caminos de vidas que solo se encuentra en lo alto, allí donde la eternidad le ganó para siempre una carrera al tiempo.
Busca los hilos para continuar la confección de la mantilla que utilizará su nieta el día del casamiento.
En otro cajón encuentra el álbum de fotos.
Las manos temblorosas no pueden llevar toda la carga, le acercarán las fotografías cuando esté sentada debajo del árbol de almendros en el parque posterior de la casa.
El manto está casi listo, solo faltan las terminaciones, lo extiende al trasluz para ver una vez más la delicadeza del bordado, cisnes de cuello esbelto configuran la mantilla, los ha ubicado de manera tal que se luzcan las flores de azahar que ha tejido delicadamente como si fueran ilusiones, las mismas que desea para su nieta más pequeña.
En un rato más terminará de tejer las últimas ondas de la singular mantilla.
Finalizada la tarea dobla con cuidado el manto, estará contenido en una caja hasta el momento de utilizarlo, blanco prístino que se asemeja a la nieve que corona los cerros.
Falta para el almuerzo.
Toma el álbum.
Sonríe al ver la primera foto color sepia.
Recuerda como si fuera hoy el primer día de clases.
El guardapolvo inmaculadamente blanco, tablitas almidonadas, en el pecho bordado su nombre.
Moños cual mariposas sostenían los rulos que alguna vez habían sido dorados como las mieces de trigo.
Ojitos brillosos despedían a la madre con la promesa de no llorar.
Francisco se acerca para ayudarla con el portafolio, en el que cargaba un cuaderno y lápices de colores.
Sabio el destino los ubicó en el tercer banco.
A partir de ese instante jamás se separarían.
La amistad se convirtió en un amor profundo.
En la escuela secundaria concretaron el noviazgo.
Formalizaron el compromiso en la fiesta de quince años.
Ella era una mujer hermosa, él un joven estudioso que se destacaba por la inteligencia.
Las primeras fotografías en color los mostraban en la montaña, recién casados, habían elegido un paisaje soñado, donde el mar y las montañas convivían en armonía.
Allí construirían un futuro compartido.
Empresario exitoso convenció a su mujer para que no trabajara, no hacía falta.
El tiempo trajo hijos, más tarde llegarían los nietos que alegrarían con sus juegos la casa.
Las manos acariciaban las fotos.
La brisa otoñal comenzaba a desvestir el añoso almendro, suavemente las hojas doradas se depositaban crujientes en su falda.
Sintió frío, abrazó con las fuerzas que le quedaban el álbum de fotos.
Una leve sonrisa se dibujó en el rostro de la anciana, sabía que había llegado el momento de reunirse con el hombre que más había amado en la vida.

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UN PROFESOR DE MÚSICA

Impactado por la belleza de la muchacha, hizo lo posible e imposible para integrarla a las clases de música que dictaba en la amplia bohardilla de su casa.
Separaba a los alumnos en grupo de esa florma podía personalizar las clases.
Noelia preparaba el ingreso a la Universidad, alumna dedicada creía que no tenía tiempo para incorporar otra materia.
Agustín le habló de la conveniencia y necesidad de encontrar momentos de dispersión, sería beneficioso para que los estudios a emprender por la joven no se tornaran pesados.
Ella entendió que podía dedicarle algunas horas por semana a su otra pasión, la música.
Juntos buscaron un horario apropiado para que ella pudiera asistir a las clases preparatorias de la facultad.
Cada atardecer lo dedicaría a esa joven que se había adueñado de sus sueños.
Noelia no quería ser concertista sino adquirir conocimientos básicos para ejecutar un saxo.
Acordaron que las clases teóricas serían aquellas absolutamente imprescindibles.
A los pocos días de comenzar las clases de música Noelia cumplía años, los padres al verla tan entusiasmada decidieron que el mejor regalo era el instrumento musical que tanto quería.
El festejo fue simple, algunos amigos la acompañaron en la velada, la cena sería servida en los jardines de la casa, el tiempo acompañaba para disfrutar una noche espectacular.
Los asistentes comenzaron a aplaudir para que apareciera la cumpleañera.
Se veía hermosa enfundada en un sencillo vestido azul, hacía juego con el color de la mirada, idéntica al color del océano.
Un hombro desnudo dejabaal descubierto la piel más tersa que nadie jamás, hubiera imaginado.
Emocionada recibió el regalo de manos d sus padres, no imaginaba qué podía haber en el interior de una caja tan grande.
Con la complicidad de Agustín habían escondido debajo de varios envoltorios un estuche azul que contenía el saxo.
La música invitaba a bailar.
La sostenía en sus brazos, abrazados giraban al son de melodiosos acordes.
Tembló al recibir la más bella declaración de amor, la había esperado durante mucho tiempo, el deseo se cristalizaba.
Decidieron emprender un viaje en el instante que ella culminara con los exámenes.
Un viaje por las islas del mar Caribe recibiría a la pareja.
En los equipajes había lugar para llevar el saxo.
Todo era perfecto, el clima, la playa, el sol, nocturnos iluminados por una luna plateada.
La noche cálida, la música suave eran el marco ideal para quese produjera la entrega de los cuerpos y almas.
La observaba caminar sobre la arena cual diosa pagana, ataviada con su diminuta bikini apenas cubierta por un colorido pareo, sujetaba su largo y rizado cabello con flores silvestres.
Admiraba a esa mujer bronceada, que apenas se acercaba a ese mar color turquesa era salpicada por gotas que brillaban sobre la piel dorada.
Por la tarde caminaron hacia el pueblo, entre risas y besos, al arrullo del canto de los pájaros y el sol escondiéndose detrás de las palmeras.
Mientras ella compraba recuerdos, él adquiría corbatas.
A medida que se sucedían dias y noches, aumentaba su amor enfermizo por ella.
En escena habían aparecido los celos que poco a poco horadaban ese amor tan bello.
Visitaron varias islas y sus pueblos, el seguía comprando exóticas corbatas.
No podía detener ese sentimiento que cada día lo asaltaba.
No quería compartirla con nadie.
Esa noche decidió llevar a cabo el plan que tenía.
Se amaron bajo la luz de la luna, cuando él comenzó a jugar con una colorida corbata, ella le regaló la más tierna de las miradas.
En ese instante desetimó su deseo inconfesable de matarla.
Luego de ese beso que sabía a almíbar, arrojó la corbata, tomó el saxo dedicándole una bella canción de amor a la musa que había hecho realidad su más anhelado sueño.

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