Mi nombre es Otoño, tengo algunos años no deseo decirte cuántos, prefiero tener la cantidad de cada uno de los que buscan refugio en la poesía o en los cuentos, por lo tanto puedo tener muchos o esos muchos pueden ser pocos.
La naturaleza ha elegido para mi, tonalidades que comienzan en el amarillo pasando por el ocre, dorado o el marrón de las ramas de los árboles.
La desnudez que provoca el viento logra que puedas verlas cercanas, en lo alto de cualquier sendero si miras, han crecido tanto que forman un abrazo.
Existen especies que me acompañan, siempre conservan su vestido verde, me han dicho que su follaje es perenne.
Debo confesar que en algún instante anhelé ser como ellas, a diferencia mía que permanezco sin atuendo varios meses del año, mis amigos pueden contener en sus copas frondosas los pájaros y sus crías.
Desorientados los ruiseñores les regalan sus gorjeos.
No creas que estoy solo en el bosque que habito, mi tronco ahuecado es la casa de ardillas y duendes.
Para esta época suelen trabajar arduamente, preparan sus hábitat para la estación que prosigue en el calendario.
A veces me visitan vientos y tormentas, a estas últimas, trato de convencerlas, no quiero que se enemisten con las ráfagas de vientos, juntas pueden provocar daños irreparables.
La sabia fuerte que protege a las especies logra que permanezcan de pié, como si fueran vigías silenciosas del bosque, en ocasiones cuando el viento sopla sin piedad me arranca de la tierra, sin querer en mi vertiginosa caída lastimo a otros.
Le pido a los truenos que callen sus gritos arrolladores, todos conocen las saetas violetas que surcan el cielo antes de escucharlo.
Recibiré al invierno con alegría, tengo reservas para no tener frío, dejo que los copos de nieve descansen en mis ramas, antes de precipitarse al suelo.
Cuando eso ocurra estaré descansando, esperaré que llegue la primavera.
Tendré varios meses para recibir un nuevo vestido, el colorido atraerá a los pájaros, será un deleite escuchar sus gorjeos.
Más adelante cuando aparezca el verano sentiré alegría infinita, muchos serán quienes se refugien bajo mi sombra para descansar de los rayos de Febo.
Cuando el crepúsculo llegue seré testigo de los amores que se consuman a mis pies.
Mi destino me permite ser importante unos pocos meses cada año, no siento pena, orgulloso esperaré a todos hasta que sea el momento en que lleguen las primeras hojas crujientes que morirán en el suelo.
Disfruta mi compañía, puedo regalarte algunos días cálidos.
De tu mano y solo si tu lo quieres volveremos a encontrarnos.
http://www.youtube.com/watch?v=BJddiptVH…
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