Esta tarde cuando el majestuoso crepúsculo pinte el universo con sus característicos colores púrpuras y morados, tendré el honor de dirigir un concierto en el bosque de una ciudad lejana.
Los habitantes de ese sitio tan singular han previsto todo, ningún detalle ha quedado librado al azar.
Quienes moran allí conocen que soy megalómana, ello no implica que esté al frente de una orquesta tan especial.
Un hada guiará mis manos, la música debe imperar en cada rincón.
Considerando el clima se decidió realizar el evento antes que el frío se apodere de todos los espacios.
Temprano recibí el atuendo que voy a lucir esta noche, vestido que fue confeccionado con hojas doradas y ocres, se despidieron de cada especie arbórea.
Sujetaré mis cabellos con un ramillete de flores silvestres, no faltarán gotas de rocío en cada pétalo, gotas que otorgarán con su transparencia un brillo soñado.
El ropaje trae una capa confeccionada con hojas rojizas y marrones.
No crean que las quitamos de los árboles, una de las hadas se ocupó de apilarlas en un canasto de cristal.
Destellos plateados de luna se convirtieron en hebras con el propósito de unir cada una de aquellas.
En pocas horas seré por unos instantes otra de las especies que habitan en el bosque.
Avisaré a los ruiseñores que deben volver a sus nidos, las crías que nacieron con amor están esperándolos.
Desde allí, si lo desean podrán acompañar con sus afinados gorjeos las melodías que me toca dirigir.
Adornaré mis muñecas con mariposas dormidas, no es tiempo para que aleteen, cuidaré la vida efímera que tienen antes de dejarlas partir.
He llegado al bosque temprano, duendes y hadas se ocuparán del maquillaje, suave, en tonos rosados copiados al alba, destacarán la mirada.
Les prometí no derramar una sola lágrima generada por emoción o tristeza.
El destino a veces nos trae la opción de elegir, tarea ardua, plagada de dificultades cuando se trata de imponer armonía, despejar sombras que no tienen razón de existir.
En semicírculo se ubica la orquesta, un conjunto de ardillas son las encargadas de arrancarle melodías a los diversos instrumentos.
Me siento pequeña ante tamaño gesto de bondad.
Respiro profundo antes de comenzar a dirigirlos, no deseo que ningún habitante del bosque perciba la inquietud que nace ante lo desconocido.
No pude detener una lágrima cuando el concierto estaba por finalizar.
Graciosa se deslizó por mi rostro, trajo paz a mi mente, pude estrechar en un cálido abrazo a la serenidad, serenidad que me hacía falta en el momento de decidir sin dañar a terceros.
He decidido permanecer un tiempo que no puedo determinar en el interior del bosque.
Sé de tu inteligencia, adivino que no recibiré ninguna presión para regresar al mundo de los humanos, humanos que a veces pronuncian palabras equívocas sin pensar en las heridas que pueden provocar.
No erraron el camino quienes me convocaron a este concierto tan especial, quiero ser para luego permanecer.
http://www.youtube.com/watch?v=rzPPVhAs1…
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