Los relatos surgen de cualquier motivación, hace pocos días en una respuesta me decían que respondiera mi propia pregunta, en esa ocasión me refería a la pasión que significa escribir.
No sé si cumpliré las expectativas de quien respondía para ella y para Ustedes van mis reflexiones.
Escribo desde hace muchos años, al principio solo lo hacía para mí o compartía con mis afectos, hasta que un día decidí publicar mis juegos.
El crecimiento se fue dando de a poco, desde el comienzo tuve en claro que jamás utilizaría lenguaje borgiano, quería llegar y no me fue tan mal en el intento.
Escribir es dejar pedacitos del alma en cada frase, imaginarse que en lugar de brazos tengo alas que abarcan a los que me leen y deseo retribuirles con una caricia.
Llevarlos a conocer paisajes visitados, viajar con el pensamiento a épocas lejanas, disfrutar de todas las artes, compartir mis gustos por la pintura y la música.
Hablarle de mis vivencias presentes, pasadas o por venir.
He tenido suerte, mis cuentos fueron solicitados para leer en hogares geriátricos, otras veces fueron leídos en una radio.
No se imaginan la emoción que se siente cuando una voz lejana dice tus letras, con el mismo enlace musical de fondo, las voces y las letras son capaces de acortar cualquier distancia.
Sé que también estuve presente en las pausas que a veces aparecen en las guardias hospitalarias, me hubiera gustado ocupar más ese tiempo de descanso, de esa manera ningún ser humano transitaría por enfermedades, accidentes que dejan en la línea imaginaria que separa la vida de la muerte.
La primera vez que fui convocada para recibir un premio entendí que como jugadora de letras había pasado a ser un poquito de todos, no solo de los que me leían sino de los que con gran generosidad me elegían.
Todos los reconocimientos sorprenden, ninguno es igual al otro, llegan en diversas circunstancias de la vida, todos y cada uno son caricias para el alma, en mi caso se repitieron con una frecuencia inesperada.
Para quien recién se inicia, mirar una revista y encontrar un texto propio es aliciente para continuar el camino.
Es la primera luz de un sendero desconocido.
No todo fue color de rosa, hubo momentos en los que debí sortear muchos obstáculos, jamás bajé los brazos.
De todos mis compañeros de ruta aprendí y seguiré bebiendo de la sabiduría de los que brillan con sus propios textos.
Las críticas constructivas ayudaron a pulir el lenguaje, las otras sirvieron para entender un poco más las debilidades que poseemos, las cargadas de mezquindad no me produjeron absolutamente nada.
Cada uno de nosotros tenemos una misión en el tránsito por la tierra, tengo claros mis objetivos, quiero llegar a todos, arrancarles una sonrisa, por qué no una lágrima producto de los sentimientos, si fue así quiere decir que he optado por el camino correcto.
Falta mucho para llegar a mi derrotero, mientras viva cual alquimista seguiré amalgamando letras.
http://www.youtube.com/watch?feature=pla…
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