No se trata de un sitio común, no se parece a otros de su misma especie.
En todas sus paredes los únicos objetos que la visten son espejos.
Formas variadas cautivaban a los visitantes de todas las edades, los más chicos no entendían de marcos grabados con seres mitológicos o fantásticos.
En esa etapa a los niños les gusta ver sus caritas y sonrisas de caramelo reflejadas en esa delgada lámina, es muy común que ante ellas aparezca la creatividad, sonríen están serios, muestran muecas de dolor o alegría.
Pueden pasar de la risa al llanto según la imagen que ven en aquellos.
Un cordón trenzado sostenido a pies de madera lustrosa separa a los invitados de las pequeñas obras de arte.
Existen muestras de épocas primitivas que han sido conservadas a través de los años.
Desde el comienzo en la ciudad supimos que se trataba de una muestra itinerante.
La concurrencia rebasó los cálculos de los dueños del museo, es así que prolongaron la exhibición por un tiempo más.
Concluido ese lapso se mudarían a otro pueblo.
Los operarios trabajan sin horario, cada espejo es guardado en cajas de cartón, previamente son cubiertos con material aislante para protegerlos de golpes o cualquier tipo de mácula que opacaría la belleza que tiene.
Cuidadosamente serán transportados en una camioneta.
El guía los dirige con el propósito de resguardar el tesoro que llevan.
La casa está preparándose para una próxima muestra de pintura.
Un ejército de jardineros deja el parque en condiciones, trasplantan especies arbóreas, flores nuevas comienzan su efímera vida.
Fragantes pétalos obsequian diversidad de colores.
Es increíble el cambio que otorga el paisajista al lugar, utiliza todos los espacios con distintos elementos, en uno de los laterales erigirá una cascada de agua, de grandes dimensiones, está previsto un juego de luces y aguas danzantes.
En el volquete que está en la vereda colocarán aquello que consideran un desperdicio.
Entre los objetos una caja contiene un espejo hexagonal.
Me comunico con el dueño de la muestra de los espejos contándole del hallazgo, promete llamarme al día siguiente.
Su voz monocorde anuncia que ese espejo no pertenece a nadie, tampoco aparece en el listado de las obras que fueron exhibidas.
En ese instante sugiere que me lo lleve o lo deje en el lugar que lo encontré.
El espejo hexagonal tiene un lugar privilegiado en mi casa.
Como todos los objetos precisa cuidados que lo mantengan en estado de excelencia.
Noté ciertas manchas, en primera instancia las atribuí a los deditos de los más pequeños.
La sorpresa fue inevitable, el líquido limpiavidrios no podía eliminar una de ellas, en uno de los lados del hexágono en letras muy pequeñas pude leer “Ver al dorso”.
Con palabras certeras el espejo se presentada diciendo “Soy el único que puede reflejar la verdad”.
Allí entendí porqué era olvidado en muchas muestras, a nadie le pertenecía, ninguno quería hacerse cargo de un espejo que mostraba el interior del ser humano tal cual es.
Conservo el espejo en el mismo lugar, lamentablemente son pocos los que quieren verse reflejados en esa lámina plateada, en un futuro pienso que seremos más los que miraremos nuestro interior para obrar con ecuanimidad.
http://www.youtube.com/watch?v=fulC4MuO9…
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